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Siete personas murieron y más de 40 tuvieron que ser hospitalizadas como consecuencia de una fuerte explosión que sacudió ayer en la tarde el centro de Moscú. La policía capitalina ha sido puesta en estado de alerta y el ministro del Interior Vladimir Rushailo ordenó revisar urgentemente todos los pasos subterráneos, ya que la explosión ocurrió en uno de ellos, concretamente en el de la plaza Pushkin. La detonación fue causada por una bomba, noticia que ha provocado un gran nerviosismo entre la población de Moscú, que todavía tiene fresca en su memoria la ola de atentados del año pasado, comenzada a fines de agosto en un centro comercial subterráneo frente al Kremlin. Yuri Luzhkov, el alcalde de Moscú, no tuvo dudas: �Se trata de un acto terrorista�, declaró después de llegar al lugar de la tragedia. Luzhkov se inclinó por creer que �este nuevo atentado� fue organizado por extremistas chechenos, que desean vengar la derrota sufrida en el Cáucaso del Norte. Cabe recordar que el Kremlin también culpó a los chechenos de las explosiones del año pasado, que costaron la de vida a cerca de 300 personas. Poco después, fuentes policiales aseguraron a la agencia Interfax que habían encontrado una bomba sin detonar en otra de las bocas del paso subterráneo de la plaza Pushkin, aunque la noticia fue posteriormente desmentida por el Ministerio del Interior. Testigos de la tragedia dibujaron un cuadro horrible inmediatamente después de la explosión: heridos ensangrentados que subían tambaleándose por las escaleras del paso subterráneo, seguidos por personas con la ropa chamuscada y quemaduras en las mano y la cara. Las ambulancias comenzaron a llegar a los pocos minutos, y media hora después ya había 35 vehículos de socorro trabajando en la plaza. Algo más tarde arribaron los coches de bomberos, ya que la explosión provocó un incendio en el paso subterráneo. La plaza Pushkin, que hace unos días fue centro del Festival Internacional de Cine, fue bloqueada por agentes del Servicio Federal de Seguridad. La policía y los servicios secretos han lanzado una operación especial para revisar no sólo los pasos subterráneos, sino también las tiendas, restaurantes, mercados, discotecas y todo lugar de reunión pública. El presidente Vladimir Putin se reunió urgentemente con los jefes de los llamados �ministerios de fuerza�: Igor Sergueyev, titular de Defensa; Vladimir Rushailo, del Interior; Serguei Shoigu, ministro de Situaciones de Emergencia, y Vladimir Pronichev, vicedirector del Servicio Federal de Seguridad. Esta reunión, de la que salió un �estado mayor� que coordinará las investigaciones, demuestra que los dirigentes rusos también temen, como gran parte de los moscovitas, que la explosión en la plaza Pushkin pueda ser el comienzo de una nueva ola de atentados. El carácter de las heridas de los hospitalizados hace pensar a algunos médicos que el artefacto que explotó era una bomba de fabricación casera rellena con clavos, tuercas y otros pequeños objetos metálicos. En un primer momento los especialistas no excluían un accidente, pero a última hora de ayer los servicios secretos descartaron esta posibilidad y la fiscalía abrió un caso criminal por �terrorismo�.
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