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EN EE.UU. CREEN QUE LA PROXIMA INVASION LATINA SERA ROCKERA
El fin de la rickymartinmanía

El influyente �New York Times� acaba de plantear lo que cualquiera al sur del río Bravo sabe: que la verdadera creatividad musical de los latinos no llega envasada en telenovelas.

Dato: En el �rock en español� hay una explosión de creatividad, con incontables géneros que están mutando y procreando�, afirma el �New York Times�.

En estos días, Fito Páez está grabando en Miami su nuevo disco.


Por Diego Manrique

t.gif (862 bytes) Hace un año, siguiendo la pista de los medios estadounidenses, el mundo entero se puso a hablar del boom de la música latina. Todos los medios se extasiaban ante los caderazos de Ricky Martin, el trasero de Jennifer López, la verruga de Enrique Iglesias, la elasticidad de Marc Anthony. El planeta aprendió a canturrear en español. Esos artistas se conjugaron para lanzar en inglés canciones bailables y tarareables. Coincidieron con el renacimiento comercial de Santana y voilà, la explosión latina para todo público. Hay que reconocer que se trató de una brillantísima operación de marketing. En realidad, nada era novedoso: Julio Iglesias y Gloria Estefan, amigos y residentes en Miami, ya habían desarrollado fructíferas carreras bilingües, alternando discos en español y en inglés. Además, se daba gato por liebre: Ricky es puertorriqueño, pero muchos de sus éxitos suenan a música brasileña; Jennifer López está más influida por el rap de su novio Puff Daddy que por Pérez Prado; Enrique presume de guitarra flamenca, pero su tocaor es un inglés llamado Adam Phillips.
El domingo pasado, el New York Times exponía así la falacia: �Se promovió la idea de un florecimiento de la cultura latina. Los medios se enteraban de algo que era obvio para los publicistas, los inversores audaces y los departamentos de mercadotecnia: la población hispanohablante de Estados Unidos crece y se reafirma culturalmente a través de sus hábitos de compra. Los optimistas vieron un rosado futuro en el que la mayoría anglosajona cedía algo de espacio cultural a la minoría hispana, dándole palmaditas e invitándola a cenar�. La muy remota posibilidad de hacerse un hueco en el banquete del país del Norte alteró a casi todos los solistas latinos en edad de merecer, que hacen cola en Miami, en las oficinas de Emilio Estefan, al que se atribuyen mágicos poderes de producción. La colombiana Shakira pactó con el mismo equipo de management que trabajó con Madonna y pasó parte del verano en un estudio de Bahamas, preparando versiones en inglés. Otros reafirmaron su veteranía burlándose de la ansiedad por complacer a los gringos.
El artículo del New York Times lamenta que las discográficas implicadas en el lanzamiento de música latina �depositen sus esperanzas en un grupo reducido de vocalistas pop y cantantes blandos de salsa�. Asegura, vaya descubrimiento, que la creatividad hay que buscarla fuera de los canales convencionales, prescindiendo de artistas que usan como lanzamiento las telenovelas, �donde ni siquiera se utiliza a genuinos cantantes de salsa, especialmente si tienen piel oscura�. Ese conservadurismo estético explica el hundimiento del mercado de la salsa o la caída de La Mega, emisora hispana de Nueva York que en un año bajó del número 1 al 6 en audiencia.
Para el Times es urgente dirigir la mirada hacia �el inteligente experimentalismo que tiene lugar bajo la rúbrica de rock en español. Hay una explosión de creatividad, con incontables géneros que están mutando y procreando�. En Estados Unidos, advierten, el rock en español no pasa de ser un fenómeno metropolitano, exclusivo de educadas minorías latinas, pero el sismógrafo del diario detecta interés por parte de significativos líderes de opinión: esos grupos aparecen en bandas sonoras de films dirigidos o producidos por John Cusack y Quentin Tarantino, son comentados en Spin, suenan en radios universitarias y sus servicios son requeridos por potentes agencias de contratación como CMA (Creative Artists Agency). Para dar un ejemplo, el argentino Fito Páez se encuentra radicado por un mes en Miami, grabando su nuevo disco con Phil Ramone como productor.
Lo de rock en español es una variación sobre el lema de �rock en tu idioma� con el que, a fines de los 80, la industria mexicana comenzó a promocionar grupos locales y luminarias españolas de la movida. Desdichadamente, los españoles lo tenían muy fácil en su país y, con la excepción de Héroes del Silencio, renunciaron a actuar intensivamente, sinínfulas estelares, en Hispanoamérica. Las principales canteras del rock en español (o Latin Alternative, para los que no usan la ñ) son México y Argentina, con filones menores en California, Chile, Colombia o Venezuela. Lo que asombra a los observadores angloparlantes es que se trata de propuestas multiculturales, que reconcilian el rock anglosajón con el folklore autóctono: suenan diferentes en tiempos de globalización. 
En Argentina no deja de jugar la riquísima tradición del llamado rock nacional. Así, representantes del sur como Gustavo Santaolalla (que desde su morada en California lleva adelante el sello Surco, en el que produce y difunde grupos nuevos todo el tiempo), Los Fabulosos Cadillacs o Páez llevan una parte importante en un arco que incluye a personajes como el francoespañol Manu Chao, los colombianos Aterciopelados, los mexicanos Café Tacuba y Molotov. La revolución quizá puede estar en marcha.

 

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