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ENTREVISTA A LAURA ALBARRACIN
Folklore en libertad

La cantante, que fue hace doce años Revelación de Cosquín, pero recién ahora edita su segundo compact, �Diario del alma�, dice que �poner un saxo en una zamba no es un índice de renovación�. 

Laura Albarracín no hace ni folklore moderno ni tradicional.
�A veces creo que acá es más fácil cantar música de Holanda que folklore.�


Por Fernando D�Addario

t.gif (862 bytes) �O lo domo al folklore o el folklore me doma a mí�, dice como al pasar la intérprete Laura Albarracín quien, de todos modos, continúa su camino musical como si prescindiera de esa puja anónima. Su flamante segundo CD, Diario del alma, se mantiene ajeno a cualquiera de las dicotomías que se tejen alrededor del folklore (tradicional vs. renovador, provinciano vs. porteño), y se recuesta en la sencillez de canciones ni viejas ni jóvenes, ni de aquí ni de allá, tan libres estilísticamente como bellas en su esencia. Desde la �Zamba de Argamonte� (Manuel J. Castilla-Cuchi Leguizamón) hasta �Un animal que canta y sueña� (Jaime Dávalos-Julio Lacarra) pasando por la �Chacarera del �55� (Hermanos Núñez), muestran a Albarracín como lo que es, una cantante que rehúye a los artificios, tanto arriba como abajo del escenario. El próximo sábado a las 18, gratis, en Radio Nacional y los próximos tres viernes de agosto en Actor�s City, presentará el disco, que contó con la participación de invitados ilustres, como Manolo Juárez, Santaires y Juan Falú.
Es de City Bell, fue revelación en Cosquín hace 12 años, y se gana la vida como profesora de Educación Física especializada en trabajos con adultos mayores. Desde aquella �revelación� hasta hoy, hubo silencios, falta de apoyo y una explosión del llamado �folklore joven�, que pareció sepultar comercialmente todo aquello que no fuera explosivo. �A veces pienso que acá es más fácil cantar música de Holanda que folklore argentino�, se queja en la entrevista con Página/12, y en este caso el reproche se aliviana con el reconocimiento de una realidad subsidiaria de este estado de las cosas: �El no formar parte del folklore oficial por un lado te deja en soledad, pero te da la libertad de hacer lo que quieras�. Albarracín considera también que, �si tengo que rendirle cuentas a la partida de nacimiento, estoy perdida. Canto lo que me emociona, no pretendo ser ni la más santiagueña, ni la más correntina, porque además no me saldría. No quiero estar presa de los límites geográficos, aunque reconozco que haber nacido en una provincia da un sentido de vivencia que no se reemplaza con nada�. 
�Otras cantantes folklóricas incluyeron en sus últimos materiales canciones que incorporó antes a su repertorio. ¿Siente que ejerce algún tipo de influencia sobre otras mujeres que hacen folklore?
�Eso de que puedo influir en alguien creo que me queda grande, aunque es lindo pensar que determinada canción que estaba olvidada por ahí luego es rescatada a partir de que alguien la cantó arriba de un escenario. Yo no soy de mostrarme, y tal vez mi timidez me haya perjudicado, pero no tengo nada que reprocharme, porque lo que no puedo decir por inhibición abajo del escenario lo hago cuando subo. Ahí no me guardo nada.
�En los últimos años, se dieron a conocer muchas folkloristas: María de los Angeles Ledesma, Lorena Astudillo, Natalia Barrionuevo, Roxana Carabajal. ¿Tiene algo en particular esta camada?
�Agregaría a Melania Pérez, que es una señora grande, pero que muchos conocieron ahora. Y es muy interesante, porque es bien folklórica, toca guitarra y bombo, pero le aplica a su voz cosas que vienen de otro lado, del jazz, qué sé yo, y no deja de ser criollísima por eso. Si hay algo que une, me parece, a las cantantes de folklore de hoy, es la libertad.
�Pasó el boom del folklore. ¿Hay renovación?
�Hay mucha vorágine, mucho video, pero... poner un saxo en una samba no es renovación. Lo mío tampoco: mezclo repertorio nuevo con viejo, y renovarse también es aprender. Hago la �Chaya de los pobres�, que me describe la vida de un lugar, lo que pasa allí. Definitivamente, yo aprendo haciendo canciones. 

 

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