Por Cledis Candelaresi
En las instalaciones del Centro Argentino de Ingenieros, colmadas de empresarios y algunos banqueros, los ministros de Infraestructura, Nicolás Gallo, y de Economía, José Luis Machinea, formalizaron ayer la presentación pública del Plan de Infraestructura Federal, que se pondría en funcionamiento a partir del 2001. Con la construcción planchada y el déficit fiscal en aumento, ese programa de obras a costear con fondos públicos y privados es la apuesta oficial más firme para movilizar la economía. Los hombres de empresa lo respaldan. Lo que no pudieron conseguir, al menos hasta ahora, fue el compromiso del Gobierno de reservar los potenciales negocios exclusivamente a consultoras y compañías argentinas.
�Sería deseable esa preferencia. Tal como tiene Estados Unidos, que opta por sus empresas aun cuando cobren hasta un 6 por ciento más�, opinaba ante Página/12 el titular de la Unión Industrial Argentina, Osvaldo Rial, apenas terminaron las exposiciones ministeriales. Minutos después, el secretario de Obras Públicas, Máximo Fioravanti, limitaba esas expectativas al responder una de las varias preguntas que formularon por escrito y en forma anónima los asistentes. �La idea es alentar con incentivos a las empresas locales. Tal vez, en algunos pliegos se exija una participación mínima de empresas nacionales o regionales�, precisó el funcionario, al referirse a la posibilidad de habilitar un �compre� local.
La presión que ejercieron sobre el Gobierno las más fuertes constructoras locales para eludir la competencia externa no fue absolutamente eficaz, aunque tampoco resultó totalmente en vano. Los empresarios que accedieron a la última versión del proyecto de pliego para licitar las obras saben que éste abre el juego a todas las empresas que estén inscriptas en un registro específico. Esto incluye a firmas argentinas y a unas pocas extranjeras, pero acotaría la posibilidad de que entren nuevos competidores al mercado.
Desde el Gobierno, aseguran, además, que como entre las obras definidas como prioritarias no hay ningún �megaproyecto�, las constructoras pymes también tendrían un lugar asegurado.
Lo que parece factible es la posibilidad de que las constructoras que resulten adjudicatarias del plan de obras puedan conseguir en el mercado préstamos en dólares a una tasa cercana al 11 por ciento anual, bastante menor al interés que deben afrontar hoy. Aldo Roggio, de la empresa homónima, y Eduardo Baglietto, vicepresidente de Techint y titular de la Cámara Argentina de la Construcción, trabajaron en ese cálculo con los directivos de los bancos Galicia y Río, cuyos presidentes, sentados en primera fila, aplaudieron a Gallo y a Machinea.
Amadeo Vázquez, consejero del Banco Francés, también asesoró a la CAC en ese cálculo. �En el mediano plazo, las empresas podrán conseguir créditos en condiciones semejantes a las que consigue hoy el Estado argentino, entre el 11 y 12 por ciento anual, siempre y cuando el plan siga siendo creíble y no incluya obras disparatadas como un aeropuerto en La Rioja�, comentaba ayer a este diario.
Si realmente hay una baja en la tasa para los proyectos de infraestructura, el Gobierno se habría anotado varios tantos. Justamente, la clave para abaratar los créditos y, en definitiva, que las obras resulten más baratas para el Estado, es el sistema que Gallo pretende importar desde Inglaterra, y en cuyo diseño también estuvo trabajando el subsecretario de Financiamiento de Economía, Julio Dreizen: el Fondo de Garantía, que permitiría avalar el 35 por ciento del total de obras a ejecutar, es decir más de 7 mil millones de pesos.
Este Fondo, que será administrado por el Banco Nación, acumulará una serie de activos públicos que podrían ejecutarse en caso de que los Tesoros nacional o provinciales no puedan pagar. Es más, como el fondo dispondrá de recursos líquidos, en algunos casos podría utilizarlos pararealizar directamente el pago en caso de que el ente estatal se retrase más de 30 días.
El primer stock de inmuebles a transferir incluyó muchos y valiosos terrenos ferroviarios esparcidos en todo el país, al tiempo que afectó unos 520 millones de pesos de la recaudación del impuesto a los Combustibles. �Para el 2005 se habrá producido el milagro de la multiplicación de los panes�, se jactó Nicolás Gallo. Según las aspiraciones oficiales, para entonces se habrán construido la mayor parte de las obras públicas consensuadas con las provincias y se habría dado empleo a miles de personas, básicamente de la construcción. Del millonario plan de más de 20 mil millones de pesos, el 35 por ciento corresponde a los planes de empresas privatizadas, los que están en constante revisión. El resto son obras genuinamente públicas que el Estado comenzará a pagar en cuotas durante 10 o 20 años.
�Gallo se ha convertido en el verdadero ministro de Desarrollo Económico�, celebró Rodolfo Terragno, a quien le correspondió el cierre de la presentación. �Hay ansiedad por aumentar la demanda�, reconoció Machinea, quien ayer avaló públicamente la iniciativa de su colega del gabinete.
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