Por Silvina Friera
 Cuando las Madres ingresaron en la sala del teatro Opera, encabezadas por Hebe de Bonafini, un silencio respetuoso quebró el murmullo del público, que esperaba impacientemente el comienzo de Los Miserables. A pesar de la lluvia, que se cernía como una amenaza para quienes decidieron ir al teatro, la función de la comedia musical a beneficio de las Madres de Plaza de Mayo, auspiciada por Página/12, llenó la sala de un público ansioso y participativo. Hebe, con una jovialidad que envidiaría más de una adolescente, se acomodó en la butaca mientras hablaba con sus compañeras. �Estoy muy emocionada porque los actores me pidieron que subiese al escenario para hablar�, contó entonces. �Las Madres recibimos permanentemente el afecto y la colaboración desinteresada de mucha gente de distintos ámbitos de la cultura, pero eso no significa que estemos curtidas en esto.� Cota, la mayor del grupo (acredita 88 años y una vitalidad sorprendente), daba el ejemplo, a pesar de una gripe.
Cuando el telón se levantó y comenzó Los Miserables, basada en la novela homónima del escritor, poeta y dramaturgo francés Víctor Hugo (1802-1885), las primeras imágenes mostraron la crudeza de una sociedad marcada por la injusticia social y la opresión. El punto de partida de la obra es la liberación de Jean Valjean (interpretado por Carlos Vittori), el prisionero número 24.602, condenado por haber robado un pedazo de pan. La liberación, después de 19 años en una prisión de trabajo forzado, es simbólica porque su pasado lo condena a sufrir las peores humillaciones, el número siempre marcado en la piel y persecuciones de parte de la policía, representada por el implacable inspector Javert (a cargo de Juan Rodó). La puesta del británico Cameron Mackintosh, con música de Claude Michel Schönberg, recorrió 188 ciudades y fue traducida a 18 idiomas. En la Argentina el elenco investigó la relación entre la trama de la novela de Víctor Hugo y la historia argentina de la década del 70.
Hacia el efervescente París de 1832, aparece el joven revolucionario, Enjolras (Rubén Roberts), buscando el apoyo popular para construir una barricada. Como los revolucionarios se niegan a cumplir con las peticiones de la Armada, porque los ideales no se negocian, los rebeldes mueren por la causa. La similitud del tema de la novela, escrita en 1862, con la historia de los �30.000 hijos desaparecidos, que son de todas�, como afirmó Hebe, resultó casi inevitable. Las Madres aplaudieron las escenas más jugadas. �Podrán matar a muchos revolucionarios, pero nunca a la revolución�, exclamó Hebe. El actor Roberts sabía que las mujeres de los pañuelos blancos seguían con minuciosidad su performance. Porque Enjolras es un espejo de los hijos: un joven estudiante que está en contra del sistema de esa época y muere por su compromiso con esos ideales.
Después de un intervalo de 15 minutos, la escena en que acribillan los jóvenes rebeldes generó un clima de duelo en la sala. Al final, mientras los actores saludaban al público, la intensidad de los aplausos menguaron cuando Hebe subió al escenario y saludó a cada uno de los actores, especialmente a uno de los más chicos, Leonel de Simone (Gavroche, el niño de la barricada al que matan despiadadamente). Simone tiene 10 años y trabajó también a beneficio de las Madres en La bella y la bestia. La presidente de la Asociación agradeció a todos los que �acompañaron siempre a las Madres y a quienes ahora nos dan una mano con esta patriada de la Universidad Popular que inauguramos con tanto esfuerzo y esperanza, seguras de que la lucha no tiene fronteras�. Hebe agradeció los aplausos de la concurrencia y agregó: �Estamos conmovidas de ver cómo la canción, el baile y el teatro se unen para rebelarse contra un sistema. Esa revolución que soñaron nuestros hijos volvió a nacer sobre este escenario. Y ellos están aquí presentes, esta noche�.
| Ya son 800 los alumnos
�No se cómo pude hablar, me temblaba todo el cuerpo, por lo que significa este espectáculo�, repetía Hebe de Bonafini, rodeada de sus compañeras, al finalizar la función. La Universidad Popular, inaugurada el 6 de abril, está necesitando computadoras y otros materiales para sus 800 alumnos, entre cursos, carreras y seminarios. �Sólo tenemos los bancos, los profesores y todas las ganas de enseñar y transmitir vida. En este cuatrimestre se anotaron más de 90 alumnos y en total suman ya más de 800. La gente necesita nuevos espacios donde exista libertad, donde pueda participar y opinar abiertamente, con profesores de valor intelectual, ético y humano�, agregó. |
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