Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

LLEGAN A NUEVE LOS MUERTOS EN ESPAÑA TRAS EL FIN DE LA TREGUA
Las sangrientas vacaciones del 2000

En plenas vacaciones de verano, la ETA dio ayer su tercer golpe en 24 horas, asesinando a un militar en Navarra.

Retiran el cadáver del subteniente Francisco Casanova.


t.gif (862 bytes) La ETA está dispuesta a echar toda la carne en el asador. Pero no la propia. Un día después de haber hecho detonar dos coches-bomba en el País Vasco y en Madrid, con un saldo de un muerto y 11 heridos, la organización separatista vasca asesinó ayer a un subteniente del ejército español en Pamplona, Navarra, en el norte de España. Según testimonios de sus vecinos, dos agresores dispararon contra Francisco Casanova, de 47 años, matándolo de tres balazos en la nuca cuando regresaba en coche a su casa. Los agresores, que habrían ingresado al garage, abierto la puerta del coche y disparado contra la víctima, pudieron huir en un vehículo. El asesinato se produjo poco antes de las tres y media de la tarde.
Casanova, quien según sus vecinos rara vez vestía de uniforme, estaba casado y tenía dos hijos de 7 y 11 años de edad, el mayor de los cuales fue el primero en descubrir el cadáver de su padre. El ataque mortal contra el suboficial tuvo lugar apenas 24 horas después de que la ETA asesinara con un coche-bomba al presidente de los empresarios de la provincia vasca de Guipúzcoa, el nacionalista vasco José María Korta, en Zumaia (País Vasco), e hiciera estallar otro auto-bomba en Madrid, causando 11 heridos, al mismo tiempo que el presidente del Gobierno, José María Aznar, condenaba desde Valencia la primera acción. Casanova se convirtió así en la novena víctima mortal y el segundo militar asesinado por la ETA desde que la organización rompiera en diciembre último una tregua que había mantenido durante 14 meses.
La escalada militar se vio acompañada por pequeñas operaciones de guerrilla urbana. En San Sebastián y en Vitoria, seguidores de ETA prendieron fuego dos ómnibus, mientras que en Bilbao unos jóvenes encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra una comisaría y una escuela privada de un político del Partido Popular (PP) de Aznar. En San Sebastián, asimismo, simpatizantes de ETA perturbaron una manifestación anti-terrorismo, provocando enfrentamientos verbales entre los asistentes.
La ofensiva separatista movilizó rápidamente al gobierno. El ministro de Defensa, Federico Trillo, suspendió sus vacaciones y se trasladó de inmediato a Pamplona. Aznar, quien calificó la escalada como �bestial�, se reunió ayer en la localidad de Oropesa, junto al Mediterráneo, donde se encuentra de vacaciones, con el ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, para analizar la situación. Oreja interrumpió sus vacaciones y convocó antenoche a los jefes de la Policía y de la Guardia Civil a una sesión de emergencia, en la que se debatió una intensificación de la lucha contra el terrorismo; también está prevista para hoy una reunión entre representantes del gobierno y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), principal formación opositora. Mientras tanto, miles de españoles se reunieron ayer frente a los principales ayuntamientos del país para protestar contra la ola de terror.
Un aviso de la ofensiva en ciernes puede distinguirse retrospectivamente en la noche del lunes, cuando cuatro miembros de la organización separatistas murieron en Bilbao al estallar el coche en que viajaban, que estaba cargado de explosivos y armas y que la policía supone destinados a la consumación de otro atentado. Ayer la fiscalía de Bilbao presentó una querella contra Arnaldo Otegi, portavoz del partido Euskal Herritarrok (EH), cercano a ETA, por �apología del terrorismo�. Otegi había calificado ayer a los cuatro presuntos �etarras� que murieron el lunes al explotar el vehículo en que viajaban de �compañeros� y �patriotas�.

 


 

POR la bomba en el centro de Moscu
Caza libre de chechenos

La policía moscovita detuvo ayer en la mañana a dos caucásicos presuntamente relacionados con la explosión que el martes sacudió el centro de Moscú, pero por la tarde las autoridades dijeron que no había detenidos oficialmente acusados del atentado. El bombazo, que ocurrió en el paso subterráneo de la plaza Pushkin, mató a 7 personas y dejó 13 heridos, según los últimos datos dados por la Fiscalía General. La mayoría de los dirigentes rusos considera que la explosión fue organizada por extremistas chechenos, pero el presidente Vladimir Putin puso algunos reparos.
�No es muy correcto estigmatizar a todo un pueblo�, señaló Putin después de que la policía detuviera a un checheno y un daguestano como los primeros sospechosos de haber puesto la bomba en un paso subterráneo de la calle Tverskaya. �Los criminales y terroristas no tienen nacionalidad ni credo, pero debemos saber de dónde procede la amenaza�, dijo. Con estas declaraciones, Putin advirtía contra los ánimos anticaucásicos y antichechenos, pero al mismo tiempo daba a entender que, al igual que sus cercanos colaboradores, piensa que el peligro proviene precisamente de los extremistas chechenos. Subrayándolo, agregó que �nosotros permitimos crear un enclave terrorista en nuestro territorio�.
A pesar de la advertencia de Putin y de otros políticos sobre que no se debe ver en cada checheno o caucásico a un enemigo, los policías en la calle van a la caza de los morenos. Basta que alguien tenga el pelo negro para que lo detengan y comprueben su documentación. La mayoría de los moscovitas teme que en los próximos días ocurran otras explosiones, como sucedió el año pasado cuando hubo una serie de atentados en los que perecieron cerca de 300 personas.

 

PRINCIPAL