La ETA está dispuesta a echar toda la carne en el asador. Pero no la propia. Un día después de haber hecho detonar dos coches-bomba en el País Vasco y en Madrid, con un saldo de un muerto y 11 heridos, la organización separatista vasca asesinó ayer a un subteniente del ejército español en Pamplona, Navarra, en el norte de España. Según testimonios de sus vecinos, dos agresores dispararon contra Francisco Casanova, de 47 años, matándolo de tres balazos en la nuca cuando regresaba en coche a su casa. Los agresores, que habrían ingresado al garage, abierto la puerta del coche y disparado contra la víctima, pudieron huir en un vehículo. El asesinato se produjo poco antes de las tres y media de la tarde. Casanova, quien según sus vecinos rara vez vestía de uniforme, estaba casado y tenía dos hijos de 7 y 11 años de edad, el mayor de los cuales fue el primero en descubrir el cadáver de su padre. El ataque mortal contra el suboficial tuvo lugar apenas 24 horas después de que la ETA asesinara con un coche-bomba al presidente de los empresarios de la provincia vasca de Guipúzcoa, el nacionalista vasco José María Korta, en Zumaia (País Vasco), e hiciera estallar otro auto-bomba en Madrid, causando 11 heridos, al mismo tiempo que el presidente del Gobierno, José María Aznar, condenaba desde Valencia la primera acción. Casanova se convirtió así en la novena víctima mortal y el segundo militar asesinado por la ETA desde que la organización rompiera en diciembre último una tregua que había mantenido durante 14 meses. La escalada militar se vio acompañada por pequeñas operaciones de guerrilla urbana. En San Sebastián y en Vitoria, seguidores de ETA prendieron fuego dos ómnibus, mientras que en Bilbao unos jóvenes encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra una comisaría y una escuela privada de un político del Partido Popular (PP) de Aznar. En San Sebastián, asimismo, simpatizantes de ETA perturbaron una manifestación anti-terrorismo, provocando enfrentamientos verbales entre los asistentes. La ofensiva separatista movilizó rápidamente al gobierno. El ministro de Defensa, Federico Trillo, suspendió sus vacaciones y se trasladó de inmediato a Pamplona. Aznar, quien calificó la escalada como �bestial�, se reunió ayer en la localidad de Oropesa, junto al Mediterráneo, donde se encuentra de vacaciones, con el ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, para analizar la situación. Oreja interrumpió sus vacaciones y convocó antenoche a los jefes de la Policía y de la Guardia Civil a una sesión de emergencia, en la que se debatió una intensificación de la lucha contra el terrorismo; también está prevista para hoy una reunión entre representantes del gobierno y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), principal formación opositora. Mientras tanto, miles de españoles se reunieron ayer frente a los principales ayuntamientos del país para protestar contra la ola de terror. Un aviso de la ofensiva en ciernes puede distinguirse retrospectivamente en la noche del lunes, cuando cuatro miembros de la organización separatistas murieron en Bilbao al estallar el coche en que viajaban, que estaba cargado de explosivos y armas y que la policía supone destinados a la consumación de otro atentado. Ayer la fiscalía de Bilbao presentó una querella contra Arnaldo Otegi, portavoz del partido Euskal Herritarrok (EH), cercano a ETA, por �apología del terrorismo�. Otegi había calificado ayer a los cuatro presuntos �etarras� que murieron el lunes al explotar el vehículo en que viajaban de �compañeros� y �patriotas�.
POR la bomba en el centro de Moscu La policía moscovita detuvo ayer en la mañana a dos caucásicos presuntamente relacionados con la explosión que el martes sacudió el centro de Moscú, pero por la tarde las autoridades dijeron que no había detenidos oficialmente acusados del atentado. El bombazo, que ocurrió en el paso subterráneo de la plaza Pushkin, mató a 7 personas y dejó 13 heridos, según los últimos datos dados por la Fiscalía General. La mayoría de los dirigentes rusos considera que la explosión fue organizada por extremistas chechenos, pero el presidente Vladimir Putin puso algunos reparos.
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