María Julia Alsogaray no las tiene todas consigo: no sólo su declaración como sospechosa de enriquecimiento ilícito no convenció a Juan José Galeano, sino que encima el juez pidió a la Cámara de Diputados las declaraciones juradas de su padre Alvaro. Hasta el momento, la ex secretaria de Recursos Naturales justificó buena parte del crecimiento de su riqueza a partir de donaciones que recibió de su padre, sobre cuya situación patrimonial se propone ahora profundizar Galeano. El titular de Diputados, Rafael Pascual, anticipó que la Alianza intentará que la solicitud del magistrado sea aprobada �la semana que viene� en el recinto. �Aceptamos investigar a la familia Alsogaray�, replicó el secretario general del bloque del PJ, José María Díaz Bancalari, aunque reprochó a radicales y frepasistas la utilización del tema de la ex funcionaria menemista. Galeano debe resolver la situación procesal de María Julia en poco más de una semana. La ex funcionaria está acusada de haberse enriquecido en forma ilícita durante su paso por la administración pública y las explicaciones que dio al cabo de los dos días que duró su declaración indagatoria no convencieron a los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, puntales de la investigación desde que comenzó en 1998. La apertura de los sobres con las declaraciones juradas que Alvaro Alsogaray realizó mientras era diputado podría complicar a la ex secretaria de Recursos Naturales, pero también a su propio padre. Los investigadores judiciales tienen algún grado de sospecha acerca de la posible complicidad de Alvaro con su hija. La duda sobre el papel de Alsogaray radica, sobre todo, en que la donación que realizó en favor de su hija (1.400.000 pesos entre dinero y títulos) recién fue escriturada dos años después de haberse concretado. Todo indica que el paso siguiente a la recepción y estudio de las declaraciones juradas de Alsogaray por parte del juez sería su citación como testigo en la causa que involucra a su hija. Si Galeano comprueba alguna irregularidad en el comportamiento del ex diputado, su condición podría variar a la de imputado como cómplice de María Julia. La entrega de los sobres con las declaraciones juradas de Alsogaray debe contar con el visto bueno de los dos tercios de la Cámara baja, en caso de que no sea permitida por el propio interesado. Los antecedentes en esta materia tuvieron por protagonistas a los ex diputados Antonio Domingo Bussi, quien accedió voluntariamente, y Eduardo Varela Cid, cuya declaración de bienes fue abierta por decisión de sus pares. Al dar a conocer la petición de Galeano, el titular de Diputados adelantó la intención de la Alianza de tratar el tema en la sesión �del próximo miércoles o jueves�. Pascual pidió colaboración a la oposición porque �para que esto tenga resultado favorable hace falta que el justicialismo conceda los dos tercios� y dijo esperar que �el Partido Justicialista adhiera porque esto tiene que ver con un juicio por enriquecimiento ilícito de una funcionaria del menemismo�. El bloque peronista no se negó a abordar el asunto, aunque fijó sus condiciones. �El justicialismo aceptará tratar en el recinto el proyecto anunciado por el diputado Pascual de reabrir los sobres que contienen las declaraciones juradas del ex diputado Alsogaray y también la situación judicial de su hija, en la medida que la Alianza acepte sesionar sentándose en sus bancas y dejar sin efecto el ajuste del 12 por ciento a los trabajadores legislativos�, declaró Díaz Bancalari, quien agregó: �La Alianza se saca la careta en su estilo marketinero de destruir al adversario, sin solucionar los tremendos errores políticos y económicos que está cometiendo�. Al margen de las declaraciones públicas y las cosas que puedan conseguir a cambio de acceder al pedido de Galeano, en la bancada del PJ fueron claros: �María Julia tiene cuentas pendientes con la Justicia y, si debe ir a la cárcel, que vaya. Los Alsogaray no son peronistas ni nunca fueron amigos del bloque peronista�.
EL CONCEJAL QUE SE QUEDABA CON MEDIO SUELDO DE SUS EMPLEADOS Por Laura Vales En 1996, Ruben Spina era un oscuro mecánico de barrio en Avellaneda. En 1997 se convirtió en concejal. Lo será hasta hoy, cuando sus pares de la Alianza y el PJ aprueben �por unanimidad� su suspensión en la banca que durante cuatro años usó para hacer cuanto negocio le cayera en las manos. Una investigación periodística mostró cómo el concejal se quedaba todos los meses con la mitad del sueldo de uno de sus empleados, pedía una coima, explicaba cómo había cobrado otras, se jactaba de haber vendido su voto al ex intendente de Avellaneda y advertía que maneja un pequeño ejército de incondicionales armados. Y dando la receta de su prosperidad económica: manejar el poder con dinero y matones a sueldo.
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