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�Pinochet no irá preso, y no habrá un cuartelazo �

El socialista José Miguel Insulza fue canciller del gobierno de Eduardo Frei y ahora es ministro del Interior de Ricardo Lagos. Aquí sus impresiones del proceso que llevó al desafuero de Pinochet.

�No tenemos nada que agradecerle a Baltasar Garzón.�
�Sostuve que la Justicia podía funcionar en Chile y lo hizo.�


El País de Madrid
Por Manuel Délano
Desde Santiago de Chile

t.gif (862 bytes) En la primera entrevista que concede desde que el ex dictador Augusto Pinochet fue desaforado el martes, el ministro del Interior chileno, el socialista José Miguel Insulza, valoró ayer positivamente el funcionamiento de las instituciones en este país y que todos los sectores hayan acatado el fallo de la Corte Suprema. Insulza, que, como ministro de Exteriores en el gobierno anterior de Eduardo Frei tuvo que enfrentarse a la extradición del general, dice que no se imagina a Pinochet detenido y cree que la reacción de las Fuerzas Armadas se limitará a rescatar la figura histórica del octogenario militar.
�¿No cree que ya es hora de reivindicar a Garzón en el sentido de que estos avances en la Justicia chilena le deben algo?
�No. No estoy de acuerdo con eso, y lo digo sinceramente. Mire, para poner un símil: a usted le puede ocurrir alguna vez una cosa molesta y desagradable, que lo perjudique, pero reacciona frente a ello. Y a veces puede estar orgulloso de su reacción, pero no por eso justificar lo que ocurrió. A mí no gusta lo que hizo el juez Garzón, ni me gustará nunca, porque creo que los países tienen que ser capaces de resolver sus problemas de manera madura y por su cuenta. Me gusta cómo reaccionó mi país ante lo que hizo Garzón. Yo estoy muy satisfecho de eso, creo que hemos madurado como nación, que esto ha tenido un buen efecto; las cosas han ido en materia política dándose bien, pero eso, porque se ha hecho un gran esfuerzo, no porque tengamos nada que agradecerle a Garzón. 
�Pero él provocó la reacción inicial... 
�A una persona que nunca ha tenido mucha actividad usted puede imponerle un gran desafío de manera impropia y a lo mejor reacciona bien, lo cual no significa que usted haya actuado bien en un comienzo. A mi juicio, Garzón se entrometió indebidamente en los asuntos de Chile. Soy un hombre de derecho y me enseñaron desde que entré a la Escuela de Derecho que cada tribunal asume su propia jurisdicción. El señor Garzón decidió que él tenía competencia para juzgar cosas que habían ocurrido en Chile entre chilenos. No estoy de acuerdo con él ni con los que dicen que Garzón le hizo un gran bien a Chile. Si algo bueno ha ocurrido en Chile es la reacción del país puesto en una situación difícil, crítica. Si una persona me ataca, yo puedo reaccionar de buena manera, lo cual no quiere decir que tenga que ir a darle las gracias, sino que más bien estaré orgulloso de cómo reaccioné. 
�En todo caso, más allá del juez Garzón, ¿valora usted como un avance de la democracia el fallo de la Corte Suprema? 
�Ah, sí, por cierto. Lo importante es que las instituciones funcionaron como dijo el presidente y que la gente lo acata. El martes no hubo ni un solo incidente en Santiago. La gente aceptó. Claro, hay fuertes palabras, se dicen cosas tremendas, se trata de injusticia, fallo injusto. Es natural. Pinochet desata muchas emociones en Chile. Pero valoro el acto de madurez democrática que ocurrió esta semana. Cuando 20 magistrados dictan un fallo, evidentemente no lo hicieron bajo presión, por mucho que se diga lo contrario. No veo cómo el gobierno podía presionar a los magistrados de la Corte Suprema. Hubo, por cierto, presiones por la prensa, de las distintas fuerzas. Fallaron en derecho, en un fallo que es muy interesante de estudiar, y el país permaneció tranquilo y va a seguir tranquilo, que es lo importante. 
�¿Sintió algún tipo de satisfacción por el resultado que desaforó a Pinochet? �Sí, en un sentido. Yo dije mucho cuando estaba Pinochet en Londres que los tribunales en Chile estaban perfectamente en condiciones de hacer justicia. Y con esto no me quiero referir al pronunciamiento mismo del tribunal, sino al hecho mismo y al impacto internacional que ha tenido. Pienso que el presidente (Eduardo) Frei, y modestamente su ministro de Relaciones Exteriores, fueron muy fuertemente reivindicados esta semana ante mucha gente que desconfió de ellos. Porque muchos que ayer andaban celebrando por las calles dijeron que no podía haber justicia en Chile y además recientemente dijeron cuando se aprobaron los resultados de la mesa de diálogo que esto era un fraude para impedir el desafuero de Pinochet. Yo espero que en el medio de sus celebraciones hayan tenido un recuerdo un poco más razonado de las dos equivocaciones que cometieron en esos casos. 
�¿Se imagina después de este fallo al general Pinochet reo y detenido? 
�Francamente, no. Creo que es muy difícil eso. Una encargatoria de reo en Chile es simplemente una acusación formal. Yo no sé si llegará a ser acusado formalmente, ése es el punto. No me lo imagino detenido, no creo que esté en edad ni en condiciones, ni haya el ánimo de los jueces... 
�Los militares ya soportaron ver a su ex jefe desaforado, sin protección jurídica, con sospechas fundadas de que cometió delitos. ¿Soportarán el paso siguiente, que es la acusación formal? 
�Mire, todo el mundo sabe que Pinochet es aún muy popular en las Fuerzas Armadas chilenas. Por lo tanto, ellos creen que su ex comandante en jefe es víctima de una injusticia histórica. Creo que ellos van a quedar básicamente en ese ámbito, en la reivindicación histórica de Pinochet, más que en la discusión cotidiana respecto de su situación jurídica. No creo que ellos vayan a involucrarse en cada paso del proceso. �¿Ve la posibilidad de un cuartelazo? 
�No. Lo digo sinceramente, no. Este es un país mucho más maduro de lo que alguna gente lo ve. Ha madurado por la vía difícil. La gente sabe lo que cuesta la democracia y las dificultades que tiene. Todo el mundo sabe que un paso que se da conduce a otros irreversibles. No hay que olvidar, por ejemplo, que fue el gobierno de la Unidad Popular (la coalición de izquierda que gobernó con Salvador Allende) el primero que llamó a los militares a involucrarse en política. Al margen de la opinión que uno tenga de esos militares, todavía son recordados por su noble adhesión a la democracia y no cabe duda de que lo que pasó después está vinculado con lo que pasó primero. Entonces, en este país, antes de hacer ese tipo de cosas, la gente se preocupa mucho de cuál va a ser la consecuencia de sus actos.

 

 

Un médico ahí

Augusto Pinochet fue desaforado. Ahora va a ser juzgado. En este contexto, parece que por primera vez los abogados de Pinochet y sus acusadores se pusieron de acuerdo en algo: no se va a someter a los exámenes médicos que prevé la ley. �El general Pinochet va a respetar y va a cumplir rigurosamente todas las disposiciones legales que reglan el proceso y, si es necesario que declare ante el juez Guzmán, lo va a hacer. Hemos dicho que él se puede negar legítimamente a hacer exámenes médicos�, declaró ayer el abogado del ex dictador Pablo Rodríguez Grez. �Es parte de una estrategia para que le tomen sólo en cuenta los exámenes médicos que se realizaron en Inglaterra, y en virtud de los mismos ser exculpado�, respondió el abogado querellante Hugo Gutiérrez. Entretanto, el mismo Pinochet está preparando otra �Carta abierta a los chilenos�. Sin duda, tendrá que levantar a un muerto. Según una encuesta que dio a conocer el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), el 52 por ciento de los consultados opina que el desafuero de Pinochet es correcto.

 

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