Ayer fue el día de las múltiples reacciones en España. Del lado de las condenas a la más sangrienta ofensiva etarra de los últimos años, la principal medida tomada en el frente político fue el acercamiento entre el gobierno del Partido Popular (PP) y la oposición, en un incipiente gesto para presentar un frente unido contra el terrorismo de ETA. Miles de españoles manifestaron en diferentes ciudades del país, y las condenas verbales abarcaron a Estados Unidos y la Unión Europea. En la vereda de enfrente, ETA no asesinó a nadie. Pero no dejó pasar el día en vano: cumplió rabiosamente la violenta �jornada de lucha� impuesta para homenajear a los cuatro etarras muertos el lunes cuando el auto en que viajaban (junto a una abultada carga de armas) explotó dejando sus cadáveres prácticamente irreconocibles.
Desde Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, declaró �al gobierno y al pueblo español mi total solidaridad y simpatía�. En España, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja �después de reunirse con miembros de la oposición y firmar un comunicado conjunto de condena a ETA�, pidió calma: �Tenemos que enfrentarnos a la violencia con métodos democráticos. No debemos caer en las provocaciones de los terroristas�. Provocaciones que ayer se intensificaron con atentados menores. Un comando etarra incendió dos micros y una oficina del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en San Sebastián (País Vasco), interpretado como un mensaje a la dirección del PNV para que no ceda ante las presiones del gobierno para romper relaciones con ETA. El empresario vasco José María Korta, asesinado el martes, tenía estrecha relación con los dirigentes del PNV, y algunos analistas aseguran que ETA mandó así una advertencia al PNV por un lado, y por otro una señal al gobierno �para que rompa su inmovilismo�.
Las autoridades nacionales no descartaban que se produjeran nuevos ataques en el marco de la �kale borroka� (lucha callejera) que se vivió durante toda la semana en las calles de diversas ciudades vascas. La �jornada de lucha� se había iniciado ayer por la mañana cuando dirigentes de Euskal Herritarrok (EH, frente electoral de ETA) y centenares de independentistas vascos rindieron homenaje en Markina (País Vasco) al dirigente �histórico� de ETA, Patxi Rementería, uno de los muertos en la explosión del lunes.
A nivel verbal, las provocaciones no fueron menores. El portavoz de EH, Arnaldo Otegui, reiteró que los activistas etarras son �compañeros de lucha� y �patriotas vascos�. �Todo el mundo es consciente de que los militantes de ETA y los de EH compartimos los objetivos estratégicos por los que luchamos y son compañeros de lucha en ese sentido�, explicó. Ayer, la fiscalía de San Sebastián presentó una querella contra dos concejales de EH por amenazas contra la presidenta del PP en la provincia vasca de Guipúzcoa, María San Gil, cuando el martes pasado encabezaron una manifestación de recuerdo por los cuatro etarras muertos al grito de �María San Gil vas a morir� (ver nota aparte).
En el cuartel de Aizoain, cerca de Pamplona (Navarra), el regimiento �América 66� del Ejército español celebró ayer el funeral del militar asesinado a balazos anteayer, Francisco Casanova. Un �asesinato brutal� condenado ayer en esos términos por el Departamento de Estado norteamericano. �Tenemos que manifestar nuestra más firme repulsa contra los que ejercen la violencia como instrumento de presión y de intimidación�, declaró el arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, ante los militares y civiles presentes.
Miles de españoles manifestaron silenciosamente por ese asesinato en diferentes ciudades, mientras unos 200 militares participaron de una marcha solidaria en Melilla, en el norte de Africa. En Pamplona, la zona más caliente en estas horas, los manifestantes contra la violencia etarra chocaron verbalmente con simpatizantes de la guerrilla separatista (cinco de ellos detenidos por causar �desórdenes públicos�) que habían salido a las calles para cumplir con su parte de la �jornada de lucha�. O comoparte de �una actividad irracional, una locura, una espiral alocada de violencia�, según calificó a los atentados etarras el juez Garzón.
HABLA MARIA SAN GIL, AMENAZADA DE MUERTE POR LOS INDEPENDENTISTAS
�Tengo miedo, pero debo vivir con él�
El País de Madrid
Por Aurora Intxausti
Desde San Sebastián
María San Gil (San Sebastián, 1965), presidenta del Partido Popular de Guipúzcoa y teniente de alcalde del Ayuntamiento donostiarra, ha tenido que escuchar en dos ocasiones en menos de una semana que ETA va a matarla. El lunes se lo dijeron en euskera. El martes, en castellano: �San Gil, vas a morir�. Entre los que coreaban estas amenazas se encontraban las dos ediles de Euskal Herritarrok (brazo electoral de la ETA) de su propio distrito, Maider Alustiza y Miren Zinkunegi.
�¿Qué siente cuando dos compañeras encabezan una manifestación en la que se pide a ETA que la mate?
�Se te encoge el alma. Porque hay que ser muy frío para ir por la calle gritando amenazas de muerte contra una persona. Para hacerlo, te falta humanidad y te mueves en unos esquemas en los que el fanatismo es lo único que envuelve tu vida. Esta gente no entiende que hay que respetar la vida de los demás y que se pueden tener distintas ideologías. Ni lo entienden ni lo quieren entender.
�¿Es imposible hablar con ellos?
�Desde 1995, cuando los ediles de Herri Batasuna no condenaron el asesinato de Gregorio Ordóñez (del PP), tomé la decisión personal de que con esta gente no iba perder las formas. No les iba a gritar ni insultar por los pasillos, pero les iba a negar el saludo, un pequeño grado de libertad que no nos pueden arrebatar. No compartimos ni el ascensor.
�¿Se contiene cuando se cruza con ellas (el despacho del PP en el Ayuntamiento se encuentra justamente enfrente del de EH)?
�Sí, porque lo que desean es el enfrentamiento físico civil, ya que entonces se convierten en víctimas y están deseándolo. No lo van a conseguir. Se han topado con gente que es mucho más sensata, que tiene las ideas más claras y sabe por lo que lucha de verdad. Conocemos la violencia tan de cerca que sabemos que no nos lleva a nada bueno. Ganas no faltan, respiras hondo, cuentas hasta tres y te dices �ya me iré al juzgado y allí nos encontraremos�, porque voy a utilizar todas las armas legales que están en mi mano para que paguen por este tipo de delitos. Responsabilizo a Maider Alustiza, a Miren Zinkunegi y al secretario municipal de ese grupo, Antxon Ollokiegi, de lo que me pueda suceder.
�¿Tiene miedo?
�Sí, mucho.
�¿Ahora más que nunca?
�Sí. Sobre todo, porque el momento está siendo especialmente duro. Sin embargo, creo que nuestro mérito no es que estemos aquí, sino saber vivir y trabajar con miedo.
�¿Cómo se sobrevive con esa angustia?
�No queda más remedio que racionalizarlo y ser muy consciente de que corremos peligro. Intentamos vivir a costa de que nuestra vida personal se convierta en una existencia espantosa. Vives con el miedo y no te puede, pero siempre sabiendo que ni somos héroes ni mártires. Quiero pasar a la historia por haber llegado en algún momento a ser alcaldesa de mi ciudad. Lo que no quiero es convertirme en una víctima más de esta gentuza.
�¿Se ha sentido respaldada por el alcalde, el socialista Odón Elorza, y los corporativos de la oposición?
�Es muy grave que dos ediles amenacen de muerte a la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento. Es terrible. Pienso que la institución para la que trabajo debería ampararme más de lo que lo ha hecho. Estoy aquí por el respaldo de los ciudadanos. Al final, es una amenaza de muerte no sólo contra todos los que me han votado, sino contra todos los ciudadanos de este país. He extrañado un gesto cariñoso y de apoyo no sólo personal sinode arrojo democrático para enfrentarnos a esta situación tan dramática que estamos padeciendo, por parte de mi alcalde.
�¿Se ha planteado en algún momento, a lo largo del último mes, abandonar la política?
�No, porque hay muchos compañeros que se han quedado en el camino y creo que les debemos a todos este pequeño sacrificio personal para que sus asesinatos no hayan sido en vano. Si todos abandonamos y les dejamos a toda esa gente que campee a sus anchas, esto se convertirá en la ley de la selva. No quiero eso para mis hijos.
�¿Qué siente cuando oye a un nacionalista decir �han matado a uno de los nuestros�?
�Asco, porque yo siento a todos los muertos igual, independientemente de su ideología. Un asesinato es eso y nunca se puede patrimonializar. En eso el PP ha dado un ejemplo de madurez y de altura personal importante. Nunca hemos querido hacerlo por la gran cantidad de compañeros que han asesinado, nunca hemos hecho alarde de que (el asesinado) era de los nuestros. Es un muerto compartido por esta sociedad. Me duele que, a estas alturas, se haga ese tipo de afirmaciones y que se quieran hacer diferencias entre unos y otros. Es un asesinado más de la sociedad vasca y española y nadie se lo puede apropiar.
�La primera vez que le dijeron que le iban a matar, durante una concentración, se quejó de la falta de eficacia de la Ertzaintza (policía autonómica vasca).
�Cuando la Ertzaintza o la Guardia Municipal escucha pedir que me maten, no entiendo cómo los responsables de la seguridad ciudadana y de este país permiten que se haga apología del terrorismo por las calles de la ciudad. No entiendo cómo no los detienen y los llevan a prestar declaración a los juzgados. La impunidad absoluta es lo que me rebela.
�¿Tiene confianza en que se resuelvan judicialmente las denuncias que presenta?
�La única arma que tenemos los demócratas contra los terroristas y contra quienes apoyan la violencia es denunciar todas las acciones ilegales de ellos en los juzgados. Espero que algún día tengan que pasar por los juzgados para que rindan cuentas ante la ley. No podemos permitir que esta gentuza campee a sus anchas y actúe impunemente. No cejaré en mi empeño por denunciarlos ante los tribunales siempre que atenten contra mi persona. No me he callado nunca y tampoco lo voy a hacer ahora. Que no piensen que el miedo me va a atenazar. Seguiré luchando para conseguir la libertad y que ésta llegue a todos los ciudadanos.
TRES OPINIONES ESPAÑOLAS |
Por qué está matando la ETA
�La acumulación en pocas horas de noticias relacionadas con la violencia terrorista produce un efecto multiplicador del mensaje central buscado por los que ordenan matar: que pueden hacer lo que quieran, que no matan más porque no se lo proponen pero que podrían hacerlo; que lo harán si no se atienden sus exigencias. Ese mensaje va dirigido a toda la sociedad. Ya no es posible ninguna ingenuidad respecto a los objetivos de ETA: trata de coaccionar a los ciudadanos para doblegar la voluntad de las instituciones democráticas.� (El País, editorial)
�Para los sanguinarios de ETA y para sus obtusos compañeros de Euskal Herritarrok, el País Vasco (español y francés) es un territorio sometido por una potencia colonizadora �o por dos� de la que hay que liberarlo. Esto puede ser �y lo es� un error histórico. Pero sobre todo un error presente, pues en una sociedad libre, donde no es delito pedir pacíficamente la independencia, la lucha armada pierde razón y se vuelve puro asesinato. Los independentistas vascos se han vuelto criminales a secas no por ser independentistas, sino porque nadie les impide pedir libremente es independencia. Están llenos de rabia, intolerancia y odio. ¿Y de dónde les viene? Precisamente de ver que muchos otros vascos �que para ellos no lo son� no desean tal independencia, ni siquiera bajo el nombre de construcción nacional. Y ahí nace el delirio. El que no quiere la independencia no es vasco. Y por tanto (ya en la locura nazi) hay que echarlo o matarlo, igual que a los opresores. En ese instante los independentistas vascos se convierten, sin más, en primitivos nazis vascos.� (El Mundo, Luis Antonio de Villena)
�ETA está inmersa en una convulsión homicida que sólo tiene como objetivo inmediato causar el mayor daño posible a la sociedad española, buscando un abatimiento de su voluntad que obligue al gobierno a cambiar su política de firmeza. La respuesta a la embestida etarra debe ser la aplicación de la ley con toda su dureza y la conservación de la serenidad, porque nada agradaría más a ETA y a ciertos dirigentes nacionalistas que el gobierno popular cometiera un error o incurriera en un exceso de cualquier clase en la lucha antiterrorista, para hipotecarlo como ya hicieron con gobiernos anteriores.� (ABC, editorial) |
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