Por Mariana Carbajal
Las tres madres tienen los ojos apagados, de tristeza, y el mismo dolor profundo. A las tres les robaron un hijo y la Justicia todavía no ha podido encontrarlos. Anoche, marcharon en silencio, acompañadas por unas doscientas personas, con velas encendidas, desde la Plaza de Santos Lugares hasta el santuario de la Virgen de Lourdes, donde se ofició una misa �por la verdad�. �¿Dónde está nuestro bebé?�, preguntaba un cartel, con la palabra �Justicia� escrita en letras rojas. �Ni en Tribunales ni en la policía le dan importancia. Soy boliviana, humilde y hablo con pocas palabras�, balbuceó Gladys Pérez Villavicencio, a quien dos años atrás una mujer le quitó su hija de un mes en la Maternidad Sardá �un caso que alcanzó la tapa de los diarios� y nunca más supo de ella. Ayer, la pequeña cumplía dos años. �Yo soy la mamá y quiero que me la devuelvan�, exigió Gladys, con la voz quebrada por las lágrimas.
La marcha fue convocada por Stella Ceratti y Juan Carlos Moreno. El 2 de mayo de 1995, Stella entró en la sala de partos de la Clínica Unión de Villa Martelli, de la UTA, el sindicato de los colectiveros. Los médicos le dijeron que su hijo había muerto antes de nacer, pero un examen de ADN comprobó dos años más tarde que el cuerpo que les habían entregado no pertenecía a su bebé. Cuatro médicos y una obstetra fueron procesados por �supuesta privación de identidad� por el juez de San Isidro Federico Ecke. Los profesionales estuvieron detenidos un mes y quedaron en libertad luego de pagar una fianza. Pero la causa se empantanó al caer en manos de la jueza de transición María Cohelo, en 1998. La magistrada acaba de firmar el sobreseimiento definitivo de los imputados, curiosamente antes de la acusación fiscal. �Está probado que no es nuestro bebé y que adulteraron la historia clínica y, sin embargo, los sobresee�, denunció Moreno en diálogo con Página/12. El matrimonio, a través de su abogado Víctor Stinfale, apeló la medida y recusó a la jueza, con la idea de presentar luego un pedido de juicio político. La decisión está ahora en manos de la Cámara de Apelaciones de San Isidro. �En mi vida hay un antes y un después del nacimiento del bebé. Quedé destrozada�, describió Stella, con la tristeza dibujada en los ojos. Su marido tuvo dos infartos: el primero delante del juez Ecke en marzo de 1998 y el segundo, cinco meses más tarde.
El caso muestra similitudes con otros robos de chicos conocidos en los últimos años. Uno de ellos, el de la pequeña Rocío Cigarreta, que fue robada de una clínica de Mar del Plata en 1997: también fue dada por muerta, pero después se comprobó por un estudio de ADN que el cuerpito que le habían entregado al matrimonio no era de su hija. Se sospecha que habría sido anotada como hija de una ex funcionaria menemista, y que habría sido vendida por una supuesta banda que operaría en Misiones. Entre las personas investigadas están la diputada justicialista Norma Godoy y su hermana Lucrecia.
�Los días pasan y cada vez es peor�, suspiró Cristina Ortiza, madre de Rocío, invitada para participar en la marcha. Cristina tiene la misma tristeza reflejada en la mirada. �Nos estamos acompañando unos a otros, para darnos fuerzas para seguir. Hay cosas que sólo una persona a la que le robaron un hijo puede entender�, señaló Cristina. La mujer está confiada en la investigación que lleva adelante el juez marplatense Pedro Hooft. Como en el caso de los Moreno, en esta pesquisa también está colaborando un grupo de fiscales porteños encabezados por Norberto Quantín.
Gladys Pérez Villavicencio es de pocas palabras, pero también tiene los ojos tristes. Marchó con su segundo hijo en brazos, que nació un año después que la pequeña Noelia, la hermana que nunca conoció. A su hija se la robó una mujer en la Maternidad Sardá, adonde la llevaba para realizar controles médicos. �Era la tercera vez que iba y las tres veces la misma mujer se le había acercado. Estamos convencidos de que en la Sardá lapueden identificar porque estaba en la zona de internación. Pero el juzgado de menores Nº 6, de Capital Federal, que tiene la causa, no hizo absolutamente nada�, denunció el padre Jorge Tomé, de Villa Lugano, donde vive Gladys. �Ya no son casos aislados. Cada vez se descubren más y nos damos cuenta de que no somos locos que buscamos un hijo muerto. Nuestros hijos están vivos �afirmó Stella Ceratti�. Y queremos saber la verdad y recuperar a nuestros hijos�.
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