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 El jefe de Gobierno porteño no se achicó ni ante las pruebas de alto riesgo (ver foto). Fue ayer, durante los festejos del Día del Niño en la ciudad de Buenos Aires, que incluyeron primero un almuerzo con 47 chicos en un restaurante de Caballito, con payasos y malabaristas, y una masiva celebración, con fuegos artificiales incluidos, en el Parque de la Ciudad, con entrada gratuita para 35 mil personas. Más solemne fue el clima en la Residencia de Olivos, donde el presidente Fernando de la Rúa recibió a 200 chicos de distintos barrios de la ciudad y el conurbano: el festejo consistió en una misa, un almuerzo de panchos y hamburguesas, y un desfile de Granaderos. En el Salón de Convenciones de la Quinta, además, se montó un pelotero, como para que nadie diga que el acto era aburrido. De la Rúa viajó luego a Catamarca para inaugurar las nuevas instalaciones del Hospital de Niños.
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