Por Raúl Dellatorre
Con heridas en el bloque legislativo de la Alianza (votó dividido),
cuestionamientos del ministro de Infraestructura (reportaje publicado
por este diario ayer) y rechazo de las actuales operadoras (Telefónica
y Telecom), la desregulación telefónica sigue avanzando.
El secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, se siente ganador y no
lo oculta. "No puedo estar más contento", manifiesta,
y proyecta su gestión hacia los libros de historia cuando señala
que "el presidente de la Nación será recordado como
el artífice de haber dado este paso clave para la modernización
del país". Sobre las críticas de Nicolás Gallo
pide no opinar, pero rechaza explícitamente la postura de quienes
pretenden "centrar el debate en si mañana van a bajar las
tarifas" y que ven en la actual apertura un modelo elitista. "Definitivamente,
sí", había respondido Gallo a Página/12, cuando
se lo consultó si los principales beneficios de la desregulación
"estarán limitados al sector de la población con mayor
poder adquisitivo". --La desregulación ya cuenta con dictamen
favorable de la Comisión Bicameral del Congreso, pero también
recogió muchas críticas. ¿Está conforme?
--No puedo estar más contento: no hay partido político que
no diga que la desregulación telefónica es necesaria; el
dictamen de mayoría de la Bicameral del Congreso ratifica muchos
puntos del reglamento del servicio que elaboró el Poder Ejecutivo,
y las reacciones de los potenciales inversores se van ampliando. Ahora
ya tenemos ofertas de Irlanda, Canadá, España e Inglaterra
que se han sumado.
--En el debate parlamentario también hubo críticas a que
este modelo beneficiaba a los grandes centros urbanos pero postergaba
al interior. ¿Quiénes serán los beneficiarios de
las rebajas en la telefonía básica?
--Al año de haberse iniciado la apertura, en el interior del país
seguramente habrá ofertas de tarifas más bajas. Las empresas
que operan los sistemas de TV por cable, ahora habilitadas a dar telefonía,
nos pueden dar muy buenas sorpresas. Los cables, por definición,
prestan el servicio domiciliario, su clientela no son las empresas o comercios.
En el interior tienen un desarrollo brutal, y eso se nota más en
las provincias donde la teledensidad (cantidad de teléfonos cada
100 habitantes) es más baja. También va a haber oferta de
telefonía básica a clientes residenciales por sistemas inalámbricos,
donde vemos que las dos prestadoras actuales (Telefónica y Telecom)
van a ofrecer sus servicios cada una en territorio del otro. También
las cooperativas eléctricas van a ofrecer servicio telefónico
en el interior, y esperamos que las cooperativas telefónicas se
expandan. En los grandes centros urbanos, la TV por cable y los sistemas
inalámbricos van a ser los promotores de la competencia a nivel
residencial.
--¿Pero estos beneficios también van a alcanzar a las comunicaciones
locales?
--Las bajas van a llegar a las comunicaciones locales en la medida en
que se ofrezcan tarifas planas (precios básicos independientes
de la cantidad de llamadas). Este proceso se verá en un año
y medio, aproximadamente, que es lo que demanda la instalación
de una red de cableado o inalámbrica completa. Si las empresas
de TV por cable se lanzan a la telefonía es para dar servicios
de llamada local. Puede ser que pasen a ofrecer los dos servicios (televisión
y teléfono) por un precio inferior, pero único, por efecto
de integración. Después se va a discutir si bajó
uno u otro. Pero la apertura no es una varita mágica que en un
año les baja los costos a todo el mundo. Es el inicio de un proceso
irreversible de introducción de las comunicaciones en todos los
ámbitos de la vida social, hasta el último espacio. Esta
es su característica fundamental.
--Si bien es cierto que nadie cuestiona en el ámbito político
la desregulación, sí se debate en torno al modelo elegido.
El hecho de beneficiar en una primera etapa a grandes empresas y a los
consumidores de más alto poder adquisitivo, ¿no lo convierte
en un modelo elitista?
--Parecería que todo el debate quisiera centrarse en si mañana
a mí me van a bajar las tarifas. Pero no se trata de una "medida
aspirina", sino que es todo un cambio estructural. Un modelo posible
es éste, el que tenemos hasta hoy, que por un lado resultó
buenísimo, pero por otro hoy nos tiene con tarifas de comunicaciones
internas tres veces más caras que las de Chile. No hay posibilidad
de pensar el futuro sin una apertura plena a la competencia. Claro, como
todo en la economía, se da una caída en pendiente: primero
se van a beneficiar aquellos sectores en los que se crea más riqueza.
Las provincias con más bajo crecimiento no van a tener un desarrollo
a la misma velocidad que los centros urbanos. Pasa con el parque automotor,
por ejemplo, en el que siempre los modelos más remozados los va
a ver primero la Capital Federal. Pero también es cierto que en
las zonas más alejadas hoy es impensable el desarrollo sin buenas
comunicaciones. Hoy es imposible pensar en educación de zonas remotas
sin internet. La apertura de las comunicaciones es el primer peldaño
para la entrada al desarrollo.
--¿La telefonía básica seguirá considerándose
un servicio público? ¿Qué rol cumplirá el
Estado en materia de control de tarifas?
--En la medida en que no haya competencia en un determinado lugar, se
mantendrán los topes tarifarios. Si hay competencia, hay libertad
de precios. Jurídicamente, el Estado puede establecer topes máximos
de tarifas y dejar por debajo un espacio de libertad. El Gobierno no puede
definir, por ejemplo, la obligación de la tarifa plana: no la puede
ordenar, sí la puede inducir, pero será fruto de la competencia.
--En pocos días más estará lanzando el reglamento
definitivo para la desregulación. El 9 de noviembre el mercado
quedará abierto a la competencia. ¿En qué está
pensando para su futuro personal, cuando esté concluida esta etapa?
--Puede parecer muy fanático, pero si hoy tengo que elegir dónde
quisiera estar, elijo ser secretario de Comunicaciones. Quizá me
gustaría estar en Educación, pero en otro momento, porque
sería una forma de desarrollar y demostrar lo que se puede crecer
en base a esta apertura de las comunicaciones.
CLAVES
Henoch Aguiar, secretario de Comunicaciones, defendió el
modelo de desregulación telefónica un día
después de que fuera cuestionado por el ministro de Infraestructura,
en un reportaje publicado por Página/12.
Nicolás Gallo había señalado que "el
impacto de las rebajas para el ciudadano común va a ser
inexistente". Aguiar cuestionó a quienes "centran
el debate en ver si mañana me baja el precio".
"Como todo en economía, hay una caída en pendiente
de los beneficios. Primero se van a beneficiar los sectores que
crean más riqueza. Las provincias con bajo crecimiento
no van a tener la misma velocidad de desarrollo de las telecomunicaciones",
apuntó.
El secretario confió en que la TV por cable y los sistemas
inalámbricos serán los promotores de la competencia
en los grandes centros urbanos, y en el interior se sumarán
las cooperativas eléctricas y las de teléfonos "que
se expandan".
"La apertura no
es una varita mágica que en un año les baja los
costos a todo el mundo", admitió sin embargo Henoch
Aguiar.
"El presidente de la Nación será recordado
por haber dado este paso clave para la modernización."
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