Por Maximiliano Montenegro
El ajuste, otro más, volvió a ser el tema central de la reunión del gabinete nacional, que ya se está especializando en la materia. Ayer, Presidente y ministros escucharon formalmente las explicaciones de José Luis Machinea de por qué habrá que realizar otro apretón en el gasto público �de por lo menos 800 millones de pesos� en el Presupuesto del año que viene, adicional a la poda salarial, que se mantendrá. La combinación de aumento en el pago de intereses de la deuda con las estrictas metas que marcan la Ley de Convertibilidad Fiscal y el acuerdo firmado con el FMI obligan al Gobierno a profundizar el ajuste en el 2001. Machinea quiere dar una señal inequívoca de que caminará en esa dirección, en una semana en que se multiplicaron los rumores de reemplazo en Economía y corrieron en la city propuestas de abandono de la convertibilidad. Por eso, anoche mismo viajó a Estados Unidos, donde iniciará conversaciones con funcionarios del Fondo Monetario, inquietos porque �pese a todos los �esfuerzos�� el Gobierno no lograría cerrar este año el déficit dentro de las metas pautadas por el organismo. La causa es la pobre recaudación tributaria en una economía que no sale de la recesión y que el �ajuste permanente� podría sumergir en un círculo vicioso.
En el Palacio de Hacienda pretenden restarle importancia al cóctel de versiones que circularon en los últimos días. Tanto las que hablan de un inminente cambio en Economía como aquellos rumores que daban cuenta de un plan secreto para, primero, devaluar y luego dolarizar, bautizado en la city como D+D. �El plan de la doble D es un doble disparate�, ironizó Machinea en el Congreso. �Es un episodio de histeria pasajero�, completó uno de los principales laderos del ministro. Con el tono de suficiencia de quien ya tuvo experiencia de gobierno, el mismo funcionario espera que la calma vuelva sola.
Lo cierto es que, en el fondo de tanto ruido, aparece el silencio inconfundible de una de las recesiones más largas de la historia. Y, se sabe, mientras la reactivación no llegue, no habrá ajuste que alcance para compensar la pérdida de recaudación de impuestos superdependientes de la actividad del mercado interno. Más aún, hay quienes hablan del ministro de Economía como �MachiErman�, haciendo el paralelismo con el �trabajo sucio� que tuvo que hacer sobre las cuentas fiscales Erman González, con el plan Bonex, para que después otro ministro (Cavallo) coseche los frutos.
Y recuerdan que un ajuste como el que se realizó este año, con caída del gasto primario (antes de intereses de la deuda) y suba de impuestos, no ocurrió nunca en la última década.
Los Machi Boys creen que, por sobre todas las cosas (falta de competitividad, altos costos en dólares, el efecto contractivo del impuestazo y el recorte salarial), la salida de la recesión se posterga por un �problema de expectativas�. De los inversores, tenedores de títulos de deuda argentinos, que no creen que el Gobierno tenga la solvencia fiscal que prometió al FMI. El �problema de expectativas� de los consumidores, en cambio, es que no ven el fondo del túnel de la recesión y temen ser presa de un otro ajuste para cumplir con el FMI.
Como ocurrió siempre que las voces de la city se hacen oír sembrando dudas sobre el plan, Machinea opta por mejorar las expectativas de los �mercados�. Por eso, decidió blanquear ayer en el gabinete, el pedido de recorte de gastos para el Presupuesto 2001, cuyo proyecto de ley deberá entrar en el Congreso antes del 15 de septiembre.
El secretario de Medios, Darío Lopérfido, que ofició de vocero de la reunión de Gabinete, reconoció que habrá otra baja del gasto público. Pero dijo que �no se plantea en términos de ajuste, sino que lo que se está pensando es profundizar la eficiencia y ahorrar en burocracia�.
Aunque por ahora lo negará enfáticamente, Machinea empezaría a negociar con el FMI un �waiver�(perdón) sobre la meta de déficit fiscal pautada para este año en 4700 millones de dólares, que, según los analistas, a esta altura está claro que será imposible de cumplir. Pero para ello también deberá mostrar que, en línea con lo que marca la Ley de Responsabilidad Fiscal, el Gobierno seguirá sintonizando la onda del ajuste en el próximo ejercicio fiscal.
El ministro explicó en el gabinete que la mencionada ley, y el propio acuerdo con el FMI, obligan a bajar el déficit el año que viene en unos 1700 a 2000 millones de pesos. Pero además, el pago de intereses de la deuda aumentará en 1600 millones de dólares, quitando espacio al gasto en otras partidas. Si la recaudación se mantuviera planchada entonces el ajuste alcanzaría una magnitud inédita: como mínimo, 3300 millones. Pero en el equipo económico confían en un incremento fuerte de la recaudación, gracias a que la economía crecería más del 4,5%, pronóstico optimista que seguramente el FMI cuestionará. Así, Machinea dice que el apretón rondará los 800 millones en un presupuesto que mantendrá la rebaja salarial a los empleados públicos. Con menos recaudación el ajuste sería mayor, y en los hechos es lo que se exigiría.
Ayer, la versión oficial que circuló es que el Presidente había pedido a cada área una evaluación de por dónde podría pasar la tijera. Sin embargo, Hacienda ya hizo circular una planilla con techos presupuestarios que suponen recortes de entre el 13 y el 15%, lo que provocó roces entre los ministros. Dos ejemplos dan una idea de la mishiadura que sobrevuela al Estado de la Alianza:
Graciela Ferández Meijide admitió ayer que le habían pedido un recorte de 40 millones de pesos, sobre el presupuesto que maneja el Ministerio de Desarrollo Social que, excluyendo pensiones, suma unos 314 millones. �El Presidente ha sido muy terminante y ha dicho que no se va a bajar un peso el gasto social�, ensayó ayer la ministra, como forma de defenderse del avance de la tijera.
Al INTA se le reclama reduzca sus gastos de los 160 millones actuales a 104 millones. Y se cuenta con que, para completar el ajuste, pueda vender unas 10 hectáreas de campo experimental en Parque Leloir que, imaginan en Economía, podrían lotearse como country.
LA CONFIANZA EN EL MINISTRO SE RESQUEBRAJO
No habrá más cheques en blanco
Por Fernando Cibeira
Hasta no hace mucho, el ministro de Economía, José Luis Machinea, era el muchachito de la película para las almas biempensantes del Gobierno. Era quien pondría las cuentas en caja al tiempo que sentaría las bases de un país reactivado y equitativo, con impuestos justos, empleo y facilidades para los pequeños empresarios. Por eso, ante el pelotón de economistas supuestamente bastante lejanos del ideal �progre� con que Fernando de la Rúa pobló su gabinete, el ala política del Gobierno juró defender a Machinea como uno de los suyos. Pero el tiempo hizo su trabajo de erosión y la confianza se resquebrajó. Los integrantes del ala política ya no le extienden más cheques en blanco a Machinea y cada vez son más audibles sus dudas sobre la eficacia de sus medidas. La reactivación se demora, las elecciones ya se divisan en el horizonte y los nervios se crispan.
Antes de la asunción del nuevo gobierno, los indicadores económicos hacían suponer que a esta altura no habría vestigios de recesión y Machinea se animaba a pronosticar un alto nivel de crecimiento para el 2000. Después se comprobó que, en verdad, el augurio dependía de otros factores que no se comportaron de acuerdo a lo esperado y fue necesario volver al ajuste. Con todo, hasta ahí, el ala política �hoy en los hechos desarticulada� que encabezaban el vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez y los ministros Federico Storani y Alberto Flamarique, salió a defender la necesidad del tijeretazo, aunque haciendo la salvedad de que sería el �último�. Ante los recurrentes rumores de nuevos recortes en tal o cual área, los políticos comenzaron a impacientarse.
�Está claro que Machinea no hizo algunas cosas bien. Ahora nos damos cuenta que tendría que haber pactado metas más benévolas con el FMI�, decía un par de días atrás un encumbrado miembro del Gobierno. Otro de los integrantes políticos del gabinete se quejó por las demoras de Economía en mostrar alternativas. �Cuando Chacho dice en gabinete que con ordenar las cuentas no alcanza, nadie lo contradice. Pero la verdad que después no pasa nada�, agregó. La semana pasada, en un reportaje de Página/12, Alvarez expresó sus quejas: �Parece que tenemos invertidos los tantos y la solvencia fiscal es el objetivo final. Eso no conmueve a la sociedad�.
El problema también tiene que ver con los relajados tiempos que De la Rúa le imprime a su gestión, algo que Machinea �según esta visión� tampoco ayuda a revertir. El ex presidente Raúl Alfonsín suele quejarse de la pereza delarruista. Lo dijo la noche en que calificó al Gobierno con un siete. �Es que soy un poco ansioso�, se excusó.
En la entrevista, Alvarez marcó el límite de espera. Recordó que la promesa de reactivación es para el segundo semestre, además de la baja del desempleo. El vicepresidente imaginó la mayoría que la Alianza tiene en Diputados como el motor �muleto� que podría dar aire a Economía. Instruyó al jefe del bloque, Darío Alessandro, a que se dedique full time a los proyectos �reactivantes�. Storani, en tanto, mandó sigilosamente a economistas de su confianza �como el secretario de Hacienda porteño, Miguel Pesce� que comiencen a estudiar a qué solución se puede echar mano si los indicadores continúan su letargo. Como sabe que un nuevo ajuste significaría sepultar las chances electorales del Gobierno para los comicios del años próximo, el estudio �que jamás admitirían en público� sondearía las posibles alternativas para salir de la convertibilidad.
opinion
Por Julio Nudler |
¿Sabe alguien cómo crecer?
En ocho meses, el equipo económico atravesó cuatro etapas. La primera fue la de la ortodoxia: creyó que el ajuste fiscal aceleraría la reactivación y conduciría al crecimiento, en un contexto mundial que prometía ser propicio. La segunda fue para una tímida puesta en práctica de las políticas activas: las bautizaron �paquete procompetitivo�, como una forma de devaluar el peso sin tocar el tipo de cambio nominal. Sobrevino más tarde el �shock de inversión�, que ponía el énfasis en la resurrección de todos los proyectos de inversión que dormían en el sector privado. La cuarta etapa es la de los planes: en ésta el Estado recurre a una creativa ingeniería financiera para lanzar programas de vivienda e infraestructura, a despecho de la restricción fiscal.
Tras esta sucesión de políticas, que vinieron superponiéndose y zozobrando, la sensación actual es de un híbrido, que comenzará a desmontarse, como quien pela una cebolla, el día en que Economía anuncie la renegociación de metas con el FMI, admitiendo un mayor desequilibrio en las cuentas públicas. La confusión presente tiene dos razones. La primera es el descrédito de la relación causal en que basó la Alianza su política, de acuerdo con la cual la rueda virtuosa del crecimiento sería puesta en movimiento por el equilibrio fiscal. Sin abandonar esa creencia, ahora se piensa al revés: que para ajustar es preciso crecer. O sea, que sólo se puede bajar el gasto público como porcentaje del PBI si éste aumenta.
La segunda fuente de confusión es la ausencia de crecimiento argentino en medio de un mundo que sí crece, faltando una respuesta creíble a esta dolorosa paradoja. Es fácil decir que este país está estancado porque exporta poco, y lo que exporta son bienes primarios e insumos, que los mercados pagan cada vez peor; que con altísimas tasas reales de interés y retraso cambiario no genera suficiente inversión porque hay muy pocos proyectos rentables; que las podas al gasto público son procíclicas, acentuando la recesión; que el peso de la deuda, devengada a una tasa varias veces superior al crecimiento de la economía, es un fardo cada vez más pesado; que el pesimismo deprime el consumo y la disposición a endeudarse; que la injusticia social achica aún más el mercado; que la convertibilidad suprime vitales instrumentos de política económica; que el Gobierno sigue dejando dormir la reforma del Estado, con desastres como el de la AFIP; que...
Llegado a este punto, el país necesitaría darse alguna estrategia perdurable de crecimiento y de inclusión social. Sería bueno, quizá, que el Gobierno llamara a una licitación de ideas. |
¿Qué pasa en la economía? |
Daniel Artana, economista de Fiel
�Estancada�
�La actual coyuntura es complicada. La economía seguirá estancada el segundo semestre. Las causas son tanto externas como internas. Los precios de las exportaciones no mejoran y la relación cambiaria del peso respecto del euro y del real sigue desfavorable. En el frente interno hay algunos ruidos políticos. El equipo económico ha seguido los pasos adecuados. Sólo se cometieron equivocaciones menores. Es evidente que el ajuste podría haber recortado en otros sectores como el IVA al cable o el fondo especial del tabaco. Pero en líneas generales se hicieron las cosas bien. Quienes piensan que el Gobierno no depende del déficit suponen que la Argentina tiene margen para aumentar su endeudamiento. El equipo económico ha sido sensato, el problema hoy es político.�
Héctor Valle, director de Fide
�Pesimismo�
�La decisión tomada por el equipo económico a principios de año, de aplicar un ajuste fiscal sobre los sectores medios y bajos, a lo que sumó luego el recorte de salarios, interrumpió la recuperación. Mientras la economía mundial se expande, la Argentina no crece. El horizonte es pesimista. Ahora pedirán a Washington un waiver, una situación a la que llegaron por sobreactuar la reducción del déficit. Y probablemente lo consigan. Además, se advierten enormes dificultades para instalar nuevas reglas de juego. Esta situación, hay que reconocerlo, no es sólo culpa de este gobierno, sino del desmantelamiento del Estado durante la década del �90, pero se hace evidente cuando se quieren impulsar políticas, como ocurre en el sector de bienestar social o sucederá en el horizonte lejano del plan de obras públicas.� |
Machinea va a renegociar
las metas con el Fondo
El ministro viaja a Estados Unidos para participar de un foro de economistas, oportunidad que le servirá para empezar a negociar en secreto con el FMI nuevas metas fiscales. Las pactadas, debido a la recesión y debilidad de la recaudación, no las podrán cumplir.
Teresa Ter Minassian, jefa de la misión del FMI para la Argentina.
Aceptó ampliar la meta fiscal. Quiere saber por qué la economía no sale. |
|
Por David Cufré
José Luis Machinea empezará a negociar desde hoy con el FMI un cambio a la meta de déficit fiscal de este año. El ministro se entrevistará con el número dos del organismo, Stanley Fischer, con quien coincidirá en un foro de economistas en la ciudad de Big Sky, Estados Unidos. Funcionarios de primera línea del Palacio de Hacienda y del FMI confirmaron a Página/12 que Machinea planteará la imposibilidad de cumplir el capítulo fiscal del acuerdo con el Fondo. También dijeron que no habrá anuncios formales en esta oportunidad, pero que Fischer accederá a la petición y la elevará al directorio del FMI, donde tampoco habría objeciones a la renegociación. La misma es producto del salto en el desequilibrio de las cuentas públicas en julio y la perspectiva de que el panorama fiscal no mejorará de aquí a fin de año.
El Gobierno intentará desdramatizar la noticia, pero lo cierto es que deberá admitir su fracaso en el punto clave de su estrategia económica.
Con Machinea a la cabeza, el gobierno de la Alianza arriesgó buena parte de su capital político a congraciarse con el establishment local y los inversores externos. Para ello, no titubeó en aumentar impuestos, ajustar el gasto público y reducir los salarios de empleados estatales. Todo con una premisa: respetar el compromiso asumido ante el FMI de limitar el déficit fiscal de este año a 4700 millones de pesos.
�El mercado descuenta que deberemos extender la meta de déficit. El cambio no traerá problemas�, dijo a este diario un colaborador de máxima confianza de Machinea. De acuerdo con su evaluación, los inversores saben que es imposible ajustarse a la pauta convenida, y justificarán al Gobierno por varias razones.
En primer lugar, porque la renegociación no es producto de un exceso del gasto, sino de la lentitud en el aumento de los ingresos tributarios por la continuidad de la recesión. No hay un cambio de rumbo, sólo un escollo que esta vez no se pudo sortear, dicen en Economía que será la lectura de los mercados. En segundo término, los inversores comprenderán que la meta de déficit fiscal se proyectó de acuerdo con el resultado de las cuentas públicas del año pasado. Se suponía que el déficit de 1999 rondaría los 7 mil millones de pesos �tal como aseguraba Roque Fernández� y en definitiva ascendió a 8485 millones. Por lo tanto, la premisa base del acuerdo fue errónea y Economía tiene un hándicap de 1500 millones a su favor.
El FMI aceptará esos argumentos, según consideró un hombre del organismo muy cercano al grupo de auditores de la economía argentina. El informante reveló que hoy arribarán al país dos técnicos del FMI, quienes tendrán por misión evaluar la marcha de las cuentas públicas y, especialmente, por qué la economía no consigue salir de la recesión. �En el directorio existe una profunda preocupación por la falta de reacción de la economía. Lo mismo ocurre con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias�, aseguró la fuente del FMI.
Machinea viajó anoche a Big Sky, ciudad del estado de Montana, en Estados Unidos, donde también está el titular de la SIDE, Fernando de Santibañes. Allí se llevará a cabo hasta el domingo un foro de economistas, con la participación de destacados banqueros y analistas. También disertará Stanley Fischer. El jefe de Hacienda le dirá al número dos del FMI que debe replantearse la meta de déficit fiscal. �Empezarán a analizar la nueva pauta, pero no habrá anuncios oficiales. No tiene sentido apurar una definición cuando todavía no se sabe a cuánto ascenderá el déficit. Si se fijara una meta muy baja, se correría el riesgo de que después hubiera que volver a corregirla, con el consiguiente costo para el país�, justificó el colaborador de Machinea. Sin embargo, en Economía estiman que el déficit para este año rondará entre 5500 y 5700 millones de pesos. A lo sumo, a fin del tercer trimestre se acordará la cifra definitiva.
EL MINISTRO TIENE EL RESPALDO DE LOS FINANCISTAS
En la city ya lo sienten uno de ellos
�No se conocen alternativas al plan que está llevando adelante el equipo económico. Machinea no tiene la culpa de que la economía no arranque, y reemplazarlo traería más costos que beneficios.� En líneas generales, esa es la percepción que circula entre banqueros, consultores y operadores de la city. El establishment financiero sigue siendo el principal sostén de Machinea, aunque esbozan algunas críticas al ministro y su equipo. En los últimos días, el microcentro volvió a ser invadido por una ola de rumores: desde el despido de José Luis Machinea hasta una probable corrida.
Para analistas y banqueros, la situación actual se asimila a uno de esos juegos electrónicos donde el protagonista va perdiendo poder de fuego a medida que transcurre el tiempo. En esa línea de pensamiento, en la city observan que Machinea gastó varias balas pero que en sus ocho meses de gestión mostró escasos resultados. Sin embargo, no lo culpan de todo lo que pasa en la economía. Se cuentan con los dedos de una mano quienes piensan que la solución sería reemplazar al ministro.
Los financistas reconocen que la gestión económica de la Alianza está yendo más a fondo de lo que ellos mismos imaginaban. Machinea aumentó impuestos y recortó los salarios de los estatales con el objetivo de cumplir con la meta de déficit fiscal. Y admiten que esa prueba de amor a la ortodoxia económica resulta suficiente para renovar su respaldo, aunque las cosas no le estén saliendo bien. Una síntesis de los argumentos relevados por este diario es la siguiente:
Machinea se equivocó en el apostar todo a recrear el ciclo virtuoso. Pese a las medidas para achicar el déficit fiscal, no hubo baja en las tasas de interés ni se reactivó la economía. �Sin embargo, todos nosotros, incluso el Fondo Monetario, creímos en esa fórmula. Sería injusto culpar sólo al ministro�, apuntó un importante banquero.
�Reemplazar a Machinea sería perjudicial. Acelerar el despegue de la economía no depende de un hombre ni de un equipo. La salida de la crisis será lenta y, en el marco de la Convertibilidad, no hay espacio para hacer demasiadas políticas activas.�
�Tampoco se escuchan alternativas. Salvo quienes desde hace tiempo vienen reclamando una devaluación o la dolarización, ningún economista o grupo empresario propuso medidas audaces para mejorar la marcha del plan.�
�El gran desafío que tiene la Argentina es seguir apostando por este modelo. Hay que esperar a que lleguen los buenos resultados.�
Caras largas en la Bolsa
La certeza de que Economía no podrá cumplir con la meta de déficit fiscal pautada para este año profundizó el malhumor de los financistas. Las acciones cayeron 2 por ciento en promedio, y ya acumulan una baja del 4,4 por ciento en lo que va de este mes. Los títulos públicos también bajaron, un 1 por ciento en promedio. El mercado de acciones y bonos es un fiel reflejo de lo que está pasando con la economía. A los pobres resultados de la recaudación impositiva y el desequilibrio fiscal, las empresas cotizantes admitieron en sus balances caídas en los niveles de ventas. Por otra parte, en la óptica de los inversores, la renegociación de las metas con el FMI impedirá una baja en el nivel de riesgo-país. |
|