A casi tres días del accidente que los dejó varados en el fondo del mar, los 116 tripulantes del submarino ruso �Kursk� se encuentran en una situación tan incierta como preocupante: las malas condiciones climáticas, la escasa visibilidad y la difícil situación en que quedó la nave se combinaron para hacer fracasar dos intentos para acoplar una cápsula de salvamento, que hubiera permitido rescatar a los marinos en tandas de 20. La falta de comunicación con la nave hace imposible saber, además, si hay muertos o heridos en el submarino, o si la tripulación ya está sintiendo apremios por la falta de oxígeno. La marina rusa, por lo pronto, admitió veladamente sus dificultades para resolver el problema: el gobierno comenzó a hacer contactos con la OTAN para saber qué tipo de ayuda estaría en condiciones de brindar la alianza militar de Occidente. El �Kursk� yace desde el domingo en el fondo del mar de Barents, cerca del Polo Norte y de las aguas territoriales de Noruega, a 107 metros de profundidad. El gobierno noruego advirtió, sin embargo, que el hecho se produjo el sábado 12 y criticó a los rusos por no haber alertado rápidamente sobre el accidente. La causa del hundidmiento de la nave, de 18.000 toneladas, habría sido una explosión en la cámara de torpedos, aunque también se especuló con una colisión con una mina de la Segunda Guerra Mundial. El salvataje de demoró por las malas condiciones del tiempo. Recién el martes a la noche pudo descender una campana de salvamento, con la intención de acoplarse a una de las escotillas del submarino. Pero el intento se dio por fracasado a las 21, hora local (17 de Greenwich): la nave quedó apoyada sobre el fondo del mar con una inclinación de unos 60 grados, lo que hace muy difícil el acople. �Con esa inclinación es prácticamente imposible arrimar un artefacto de salvamento a la escotilla de seguridad�, opinó el capitán de reserva Igor Kudrin. Más tarde, un segundo intento tampoco tuvo éxito. Según explicaron voceros de la armada rusa, la campana o cápsula de salvamanto permitiría rescatar a los tripulantes en tandas de 20, en un operativo cuyo trámite demandaría unas seis horas. No fue tranquilidad lo que transmitió el comandante en jefe de la marina rusa, Vladimir Kuroiedov, sino más bien pesimismo. Según el oficial, las posibilidades de rescatar a la tripulación son �muy bajas�. �No sabemos nada de lo que sucede en el interior del submarino �declaró al canal ruso RTR�. La única cosa clara es que hay gente viva que lanza pedidos de SOS. El resto son nuestras esperanzas, que disminuyen diariamente, pues los cálculos muestran que hacia el 18 de agosto no habrá más oxígeno a bordo.� Hasta ahora, el único contacto que se ha tenido con los tripulantes ha sido mediante señales acústicas, que resultaron demasiado tenues como para tener un panorama certero. El vocero de la marina, Igor Dygalo, no logró levantar los ánimos: �El tiempo cambiante, la mala visibilidad bajo el agua y las potentes corrientes submarinas hacen imposible cualquier previsión exacta sobre en qué condiciones podría efectuarse la evacuación�, dijo. El tenor de estas declaraciones no lograron atenuar la sensación que creó el diario Kommersant, de Moscú, que habló de decenas de marineros muertos al inundarse la proa del submarino. Si bien no pudieron lograr su cometido, las cápsulas sumergibles permitieron relevar el estado del sumergible: tiene daños en la proa y, probablemente, algunas cámaras inundadas. Sin embargo, se estima que las escotillas de emergencia �por donde se debería efectuar el salvataje� no están en los compartimentos inundados. El submarino, que hasta este fin de semana era motivo de orgullo para la flota rusa, transporta 24 misiles que, según la marina rusa, no están equipados con ojivas nucleares. Las autoridades también informaron que los dos reactores nucleares de la nave están desconectados y no presentan peligro alguno. La nave, de 155 metros de largo, tiene a bordo suficiente oxígeno para dos o tres días, informaron sus constructores. Los primeros en ofrecer ayuda fueron los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos, que sugirieron el envío de minisubmarinos con equipos especiales para efectuar el rescate en cinco o seis viajes. A estas ofertas se sumaron luego Francia e Israel. El comandante de la armada rusa declaró �inexactas� las informaciones según las cuales Moscú había rechazado esos ofrecimientos y anunció que varios almirantes de su estado mayor viajarán a Bruselas para discutir el tipo de colaboración que se podría solicitar, aunque no precisó cuándo. Anoche, el protavoz del Pentágono, almirante Craig Quigly, reveló que �hubo una especie de pedido� de Rusia a la OTAN. Otro funcionario añadió que los rusos no hicieron un pedido formal de ayuda, pero se acercaron para ver �qué clase de asistencia podía brindar si se lo pedían�.
POSIBILIDADES DE RESCATE SEGUN LOS EXPERTOS ARGENTINOS Por Eduardo Videla �Si los compartimentos donde están los tripulantes no sufrieron daños y se mantienen presurizados, van a poder sobrevivir. De lo contrario, sus posibilidades son más limitadas�, dijo a Página/12 el capitán de navío Alejandro Kenny, comandante de las Fuerzas de Submarinos de la Armada Argentina. Entrenado en ejercicios de rescate similares a los que debe afrontar la tripulación del �Kursk�, Kenny evaluó las distintas opciones que tienen los marinos rusos para sobrevivir y qué riesgos presenta cada alternativa. El peligro mayor es la elevada presión que soportan los cuerpos a esa profundidad: 11 kilos por centímetro cuadrado, magnitud que no resulta insoportable para el cuerpo humano, pero que �puede provocar embolias pulmonares si la tripulación no está suficientemente entrenada�.
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