Por Julio Nudler
Lo recuerda como si hubiera sido ayer. El 16 de septiembre de 1929, Pedro Maffia lo apalabró para incorporarlo a su septeto (el sexteto de rigor, más el violoncello de Nerón Ferrazano). Por entonces, Clausi tocaba con Minotto Di Cico en el Armenonville y con Roberto Firpo en el Palace Theatre, en los concursos de la casa Max Glücksmann. Minotto le pagaba 600 pesos moneda nacional por mes, y Firpo, 19 por sesión, lo cual era muchísimo dinero. Con Maffia sólo obtendría unos 300 con suerte, tocando en dudosos cabarets del Bajo como el Moulin Rouge y el París, pero el Chula tenía 18 años y lo devocionaba, admiración que sigue intacta tras más de siete décadas y que lo ha llevado a grabar ahora, en el 2000, �Abandono� y �Se muere de amor�, dos de los bellísimos tangos que compuso aquel genial bandoneonista hierático e introvertido. Gabriel Clausi, quien ya en 1927 grababa en los discos Electra con el sexteto de Francisco Pracánico, el compositor de �Corrientes y Esmeralda� (material disponible en compacto), fue ladero de Maffia hasta 1934 y es, por esa razón y otras muchas, y por su hoy inhallable manera de expresar el tango con su fuelle, un documento viviente y tocante de esa música universal que gestó Buenos Aires a lo largo del siglo XX.
La intransferible sabiduría musical de Clausi está embutida en �Alma de bohemio�, el CD que editó él mismo con su sello Chopin y que sólo puede hallarse en los reductos tanguísticos, pese a tratarse de un testimonio único e invalorable. Ahora que el bandoneón está de nuevo en auge y que puede oírse en manos de notables virtuosos, de Julio Pane a Pablo Mainetti, de Rodolfo Mederos a Luciano Jungman, estremece y sobresalta escuchar el lenguaje de vieja calle sombreada, de largas reflexiones en el silencio y de morbidez romántica que Clausi habla con el mismo instrumento que Astor Piazzolla y Leopoldo Federico llevaron hasta el límite de la extroversión.
En 1934, Clausi ingresó a la orquesta de Julio De Caro, que el público acudía a ver al cine-teatro Broadway o escuchaba por radios como Splendid, Prieto, Stentor, Municipal y, desde fines de 1935, la recién fundada El Mundo. Por aquella época, los hermanos De Caro dieron dimensiones sinfónicas a su antiguo sexteto, con arreglos de Julio Perceval o Julio Rosenberg, y hasta agregaron un segundo piano, que tocaba Francisco Amicarelli, tío de Dante. Como cierre de este CD, Clausi incluyó una grabación de 1936, realizada por el cuarteto de bandoneones de aquella orquesta (Carlos y Romualdo Marcucci, Félix Lipesker y el Chula), tocando un popurrí de tangos de Julio De Caro, en arreglo de Carlos Marcucci, el célebre compositor de �Mi dolor� (tema también incluido en esta placa).
Las quince versiones a cappella reunidas en el CD fueron grabadas en 1960, 1990, 1998 y 2000, y revelan que Clausi, nacido en 1911, siguió creciendo hasta hoy mismo como artista, ganando en personalidad y hondura. Sólo podría parangonársele un Máximo Mori, aquel gran ejecutante y arreglador que dejó testimonios como su versión para bandoneón solo de �Tiernamente�, de Agustín Bardi. En cuanto al Chula, convierte su recorrido en un homenaje a sus mayores afectos musicales, interpretando obras exquisitas de Francisco De Caro (�Flores negras�, �Loca bohemia� e �Ideal�), de Julio De Caro y Pedro Laurenz (�Mala junta� y �Orgullo criollo�) y por supuesto de Maffia (además de las mencionadas arriba, �Diablito� y �Pelele�). No faltan Eduardo Arolas, Firpo y Juan Maglio �Pacho�, en cuya orquesta, y para las grabaciones en Odeón, coincidió hacia 1928 con Federico Scorticati, bandoneonista de extensísima carrera al que sólo Clausi ha sobrepujado.
Dentro de un par de meses aparecerá un nuevo CD del Chula, que está todavía grabando, pero esta vez dedicado a piezas de música clásica. Contendrá el adagio y el allegretto de la suite �Claro de luna� de Beethoven; los valses 1, 3, 7 y 9 de Chopin, y probablemente un estudio;la �Rêverie�, de Schumann; las �Invenciones� 1 y 4 de Bach; �Humoresque� de Dvorak, una marcha de Händel y los �Aires españoles� 1 y 2 de Marucci, entre otras obras.
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