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![]() Ayer, la confusión se sumó a los tres operativos de rescate frustrados, tornando aún más dramática la situación de los 116 tripulantes del �Kursk�, varado a 108 metros de profundidad en el mar de Barents. La confusión fue aportada por los propios informes oficiales contradictorios surgidos de las más altas fuentes gubernamentales. Pasados cuatro días de ocurrido el accidente, el presidente ruso Putin admitió apenas que �la situación es muy grave, si no crítica�. Al mismo tiempo, su segundo, el viceprimer ministro Klebanov, coincidió con los informes de inteligencia estadounidense: �No hay indicios de vida�, aunque después intentara suavizar su declaración. Durante los tres primeros días, la tripulación se había comunicado con el exterior golpeando el casco metálico de la nave. Los golpes habían sido percibidos por los submarinos de rescate, e incluso por las naves de Estados Unidos que habían sido desplegadas en el mar de Barents para espiar los movimientos de práctica de la flota rusa previstos para el domingo pasado, y en los cuales debía participar el �Kursk�. Pero ayer, ya no se escuchaban siquiera sonidos tenues que dieran signos de vida. Klebanov, a cargo del comité que dirige el rescate, consideró que �la tripulación puede estar descansando para preservar sus energías y el oxígeno�. Dos minisubmarinos, el �Pris� y el �Bester�, intentaron amarrarse en tres ocasiones a la estructura del �Kursk�, para liberar a la tripulación a través de las escotillas de emergencia. Pero las pésimas condiciones climáticas y las fuertes corrientes submarinas frustraron las tareas. Por otro lado, según informaron los especialistas del comité de crisis, la nave averiada se encuentra escorada en 60 grados, haciendo imposible que las dos sondas se conecten con las escotillas. Una de las hipótesis de rescate que aún no fue puesta en marcha es reflotar al submarino hasta 50 metros de profundidad, para facilitar las tareas de los buzos. Otra posibilidad que esgrimían en el comité de rescate era la de colocar al �Kursk� en forma vertical, ya que está sumergido a 108 metros y de punta a punta mide 154. Durante tres días, el presidente Putin rechazó toda ayuda internacional, hasta que ayer, por la mañana, decidió aceptar socorros ofrecidos por Gran Bretaña, Estados Unidos y Noruega. El mismo Clinton conversó telefónicamente con el mandatario ruso reiterando su ofrecimiento. Después de la conversación, Putin ordenó a los altos mandos de la flota aceptar todo tipo de ayuda. Entre los aportes propuestos para el rescate, el más convincente parecía ser el de la nave noruega �Seaway Eagle� con buzos especializados para ayudar a los socorristas. La nave partió hacia el punto donde se encuentra el �Kursk� tras una comunicación entre Putin y el canciller noruego Thorbjoern Jagland. Pero, según estimaron autoridades de Oslo, el �Seaway� demorará 60 horas, más allá de lo que se supone que durará la provisión de oxígeno. De todos modos, la posibilidad de supervivencia es confusa. El almirante en jefe de la marina rusa, Vladimir Kuroyedov, aseguró que las reservas de oxígeno deberían alcanzar hasta hoy. Poco después, el viceprimer ministro aumentó la capacidad de reserva hasta el sábado. Y el mismo Klebanov se contradijo más tarde, al afirmar que �el �Kursk� está preparado para que el oxígeno sea suficiente hasta el 25 agosto�. Por otro lado, la cadena televisiva estadounidense CNN señaló que la mayor parte de los 116 tripulantes del �Kursk� habría muerto en la primera fase del accidente del sábado, cuando las fuerzas navales de Estados Unidos detectaron dos explosiones en el submarino. La CNN citó como fuente a los servicios secretos norteamericanos en forma oficiosa. Pero, hasta ayer, las autoridades rusas sólo reconocían una sola explosión, que aparentemente tuvo lugar en el sector de proa. La CNN reveló que se escuchó una segunda explosión, aún más fuerte que la primera. Entre tanto, los familiares de la tripulación se agrupaban en Severomorsk, base naval militar rusa, manteniendo escasas esperanzas, mientras la prensa rusa aseguraba que los marinos eran rehenes de las �ambiciones de Moscú, que no quiso aceptar ayuda para no poner en duda su imagen de potencia marítima�.
PUTIN SALIO A HABLAR EN MEDIO DE DURAS CRITICAS El País de Madrid
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