Ayer, en uno de los más elaborados esfuerzos de la derecha por demostrar que el desafuero de Pinochet es un proceso político, el debate sobre la herencia de la dictadura se trasladó de Santiago a Valparaíso y de los tribunales al Senado. La sesión parlamentaria �realizada a propuesta de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y de Renovación Nacional (RN), con un tono que osciló entre la justificación y el revisionismo histórico� se convirtió de hecho en un �análisis� sobre la �responsabilidad histórica� del gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende y las �razones� de las fuerzas armadas para llevar adelante el golpe del 11 de septiembre de 1973. Parlamentarios designados, representantes militares y ex miembros de la dictadura (1973-90) reclamaron que el país tenga de una vez por todas �una visión integral� sobre los hechos. Lo que traducido a la mentalidad derechista chilena significa que �no fueron las fuerzas armadas las que atentaron contra la democracia�. La cabeza visible de las reivindicaciones históricas fue el senador de Renovación Nacional (RN) Carlos Cantero, que ya había propuesto debatir el tema dos años antes. Ahora, considerando más oportuno que nunca revisar el pasado político una vez que su Tata quedó fuera del Parlamento que él mismo se había diseñado como refugio antidenuncias, Cantero tomó la posta y explicó que en 1973 �se creó un escenario de violencia� que generó �muertos, detenidos, desaparecidos, torturas, ausencia de garantías procesales, terrorismo de uno y otro sector y delincuencia en general�. Después de aclarar que lo �lamenta, al igual que todos�, Cantero dio paso a una defensa indirecta de las acciones que llevaron a que Pinochet esté hoy sin fueros. �A su turno, cada sector deberá reconocer sus propios errores porque yo creo que todos hemos tenido responsabilidad�, advirtió, y dio el primer paso reconociendo las ajenas: citó una serie de documentos en los que, presuntamente, Allende se lanzaba de lleno a la provocación llamando a los trabajadores a �ejercer su dominación política sobre la burguesía� para �conquistar todo el poder�. En la bancada de enfrente, los parlamentarios de la Concertación (democristianos y socialistas) blandieron un contraargumento simple: el debate es una nueva �maniobra de la derecha� para crear �una cortina de humo� que cubra al ex dictador desaforado. Como si hiciera falta dejar en claro que la situación judicial de Pinochet era el telón de fondo del debate, el senador designado Jorge Martínez Busch, representante de la Armada y miembro de la bancada militar, denunció que el desafuero �es una gran transgresión a la Justicia�. �No se ha desaforado al señor senador Pinochet por haber dado el golpe militar, ni por romper el régimen democrático. Tampoco por generar un gobierno autoritario o dictatorial -retrucó el democristiano Mariano Ruiz Ezquide�. Se le ha desaforado para juzgar si tiene o no responsabilidad en los agravios a los derechos humanos de los chilenos, algunos de los cuales están sentados en esta sala�. En Santiago, el presidente Ricardo Lagos salió de sus habituales declaraciones de rigor y respondió directamente que �el debate que se está haciendo en el Senado es porque se quiere cambiar lo que la semana pasada resolvieron los tribunales�. El ministro del Interior José Miguel Insulza aseguró que el debate �no tiene justificación� porque �no es el mejor momento para discutir verdades históricas�. Insulza se refería claramente a la situación posdesafuero y al por ahora incierto futuro judicial de Pinochet. Según el diario santiaguino La Segunda, el juez Juan Guzmán Tapia (a cargo del proceso después de que Pinochet fuera finalmente desaforado la semana pasada) postergará hasta octubre todo avance en el caso porque septiembre podría ser especialmente sensible a las reacciones militares: es el mes en que se celebran el Día de la Patria y el Día de las Glorias del Ejército de Chile. La incomodidad que la sesión generó en el gobierno de la Concertación bien puede haber aumentado por la llegada de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, quien arribará hoy en el marco de unagira por América latina. Lagos está decidido a no hablar de Pinochet y ganar todo el aire posible para trabajar políticamente con vistas al �futuro�. Sin embargo, el tema es inevitable; al menos formalmente. Además, la llegada de Albright coincide con la difusión en Chile el domingo pasado de documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). En ellos se revela que el organismo consideró la posibilidad de sacar del poder a Pinochet en 1978 después del asesinato en Washington, dos años antes, del ex canciller Orlando Letelier a manos de la DINA, la policía política pinochetista.
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