The Guardian de Gran Bretaña
Por Martin Kettle
desde Los Angeles
Al Gore volverá a las fuentes cuando haga el discurso más importante de su carrera política esta noche en la Convención Demócrata en Los Angeles. El candidato presidencial de Estados Unidos del Partido Demócrata ofrecerá recortes a los impuestos para el ciudadano norteamericano medio, mayor gasto en educación y mejor servicio de salud para los jóvenes y los mayores, como las piezas centrales en su apuesta para suceder a Bill Clinton en la Casa Blanca.
El discurso de aceptación de Gore será fuerte en promesas específicas y está siendo armado con un deliberado contenido político alto, como contraste a lo que él ve como un llamado vago y palabrero de su oponente George W. Bush en la convención republicana de hace dos semanas. Pero el discurso surge también como una clara toma de distancia con la agenda Clinton. Gore cree que necesita energizar a su partido para combatir el actual liderazgo de Bush en las encuestas de opinión, y las promesas en el discurso de mañana a la noche confirman que está mucho más preparado que su predecesor para ofrecer un atractivo más generalizado a los votantes tradicionales demócratas.
Gore voló a Los Angeles ayer, acompañado por su esposa Tipper, justo a tiempo para que los orgullosos padres pudieran ver la cobertura televisiva del primer discurso para la convención de su hija Karenna Schiff. La convención debía nominar formalmente a Gore como el competidor demócrata después del tradicional voto oral de las delegaciones de los estados y a continuación de una serie de tributos que fluctuaban desde el científico británico profesor Stephen Hawking a uno de los compañeros de Gore en Harvard, el actor Tommy Lee Jones. Gore entró a Los Angeles como el �portador del estandarte del partido que representa a la generación de la nueva guardia�, dijo su vocero Chris Lehane a los reporteros. Anteriormente, antes de dejar a la caravana de campaña en Michigan, Gore acentuó sus esfuerzos por movilizar a importantes grupos de partidarios hablando a maestros en Detroit. Gore también se dio tiempo para elogiar a su ex rival Bill Bradley por su discurso pro Gore en la convención el martes. �Creo que hizo un trabajo magnífico. Realmente lo aprecio�, dijo Gore. Bradley era parte de una sucesión de iconos del partido, en su mayoría a la izquierda de Gore, que avivaron la Convención Demócrata con una serie de discursos movidos y populistas. Los oradores incluyeron a Caroline Kennedy, el único miembro sobreviviente de la familia del presidente John Kennedy, dando su primer discurso a una convención en la ciudad donde su padre había sido nominado en 1960. También hablaron el senador Edward Kennedy y el reverendo Jesse Jackson (ver nota aparte).
Después de un comienzo embarazoso dominado por los adioses del partido a Clinton, la Convención de Los Angeles se puso en movimiento como un vehículo para la promoción de Gore y su compañero de fórmula Joe Lieberman, que estaba dando su propio discurso de aceptación anoche. Lieberman fue precedido en la sesión de ayer por una sucesión de pesos pesado demócratas de todas las alas del partido, desde el ex secretario del Tesoro Robert Rubin al líder de la bancada demócrata en el Congreso, Dick Gephardt. Hubo música de Mary Chapin Carpenter y Stevie Wonder. Lieberman dijo ayer que su discurso fue una oportunidad �para hablarle al país sobre quién soy�, pero desde su llegada a Los Angeles el martes, el candidato demócrata a vicepresidente también trató de reparar sus relaciones con los activistas negros del partido y con la industria del espectáculo, dos grupos claves de partidarios demócratas que fueron los más cautelosos en aceptar al senador de Connecticut.
El martes a la noche Lieberman se reunió privadamente con el caucus negro demócrata y, en lo que se informó fue un discurso bien recibido, les aseguró que era un comprometido partidario de la acción afirmativa. �Heapoyado la acción afirmativa, apoyo la acción afirmativa y apoyaré la acción afirmativa�, dijo Lieberman en la reunión. �¿Por qué? Porque la realidad histórica y actual lo hacen necesario.�
Lieberman también dio prioridad a una recepción en Beverly Hills, en la que el anfitrión era el productor fílmico David Salzman. La visita fue parte de un esfuerzo por calmar los temores de Hollywood de que Lieberman siga con su campaña de alto perfil antiobscenidad contra la industria del entretenimiento, si resulta electo.
Traducción: Celita Doyhambéhère
LOS DEMOCRATAS PIERDEN APOYO PROGRESISTA Y NEGRO
Un partido que está partido al medio
El País de Madrid
Por Javier Valenzuela
Desde Los Angeles
Cuatro Kennedys, Edward, Caroline, Kathleen y Robert, hermano, hija y sobrinos del presidente asesinado en Dallas, fueron los protagonistas de la noche del martes en la Convención Demócrata de Los Angeles. El objetivo era doble: vincular la carrera de Al Gore hacia la Casa Blanca con la de John F. Kennedy en 1960 y apaciguar la inquietud de los sectores progresistas del Partido Demócrata por la moderación centrista de Gore y su candidato a la vicepresidencia, Joseph Lieberman. Los Kennedy siempre han representado el ala liberal demócrata, los defensores de la idea de que su partido es el representante de las mujeres, los negros, los hispanos, los católicos y otros sectores subyugados o minoritarios.
Gore necesita esa masiva ayuda para garantizarse el apoyo del
electorado tradicional demócrata. Según una encuesta de Los Angeles Times difundida ayer, Bush, que le lleva 9 puntos de ventaja en la intención general de voto, se ha garantizado el apoyo del 95 por ciento de los estadounidenses que se declaran republicanos. La mala noticia para el vicepresidente es que él solo tiene la simpatía del 78 por ciento de los demócratas. El resto se reparte entre los que se inclinan por Bush y los atraídos por el defensor de los consumidores y candidato presidencial del Partido Verde, Ralph Nader.
La elección de Joseph Lieberman como candidato demócrata a la
vicepresidencia ha sido aplaudida por los medios de comunicación y recibida con una subida en la popularidad de Gore, pero ha provocado desasosiego en dos sectores tradicionales del Partido Demócrata: Hollywood, a causa del deseo del senador de establecer censuras al sexo y la violencia en el cine y la televisión, y los afroamericanos. La pasada semana, el presidente en Dallas de la legendaria Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP) fue sancionado por recordar las suspicacias que existen entre los negros y los judíos de EE.UU.
Esta semana, en plena convención demócrata, prominentes líderes negros hacen ejercicios de malabarismo para expresar sus críticas políticas a Lieberman de un modo que no sea acusado de antisemitismo. En un acto celebrado en Los Angeles por políticos e intelectuales negros, entre ellos la congresista Máxime Waters y los reverendos Al Sharpton y Jesse Jackson, fue vidente ese sentimiento. �Ni Gore ni Lieberman se están dirigiendo a la base tradicional del Partido Demócrata�, dijo el escritor Farai Chideya. Con delicadeza, la congresista Waters, representante en Washington de la comunidad afroamericana de Los Angeles, añadió: �Nuestro candidato para la vicepresidencia difiere de nosotros en muchos asuntos�. Y es que, como senador, Lieberman se ha opuesto a la discriminación positiva y ha apoyado la creación de más prisiones y la idea compartida por Bush de que el gobierno entregue a los padres cheques para que envíen a sus hijos a escuelas privadas. Waters seguía ayer negándose a expresar públicamente su apoyo a la pareja formada por Gore y Lieberman.
Gore y los suyos subrayan el hecho de que la última vez que los
demócratas celebraron su convención en Los Angeles fue en 1960, cuando nombraron al católico John F. Kennedy su candidato a la presidencia. Pero de momento no hay ningún otro elemento sólido de comparación entre lo de entonces y lo de ahora. La convención demócrata todavía no se ha convertido en el ejercicio de unidad festiva en torno del candidato que fue la Convención Republicana de Filadelfia. Gore sigue sin emerger de las sombras y el conservadurismo de Lieberman no es la única causa de desacuerdo entre los delegados demócratas. Loretta Sánchez, la congresistahispana por California, se negó a hablar en la sesión de apertura, pese a que le había sido devuelta la palabra. Fue su manera de protestar por las tremendas presiones que recibió para que cancelara el acto de recaudación de fondos para la causa hispana que había organizado en la mansión de Playboy.
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