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�La literatura es un juego, pero
que debe jugarse muy seriamente�

�Borges y yo�, un especial inglés que Canal (á) emitirá el lunes, está construido alrededor de una larguísima entrevista con el escritor.

Borges declara que en los �70 �era un absoluto desinformado�.
Así explica su apoyo verbal inicial a la dictadura militar.


Por Verónica Abdala

t.gif (862 bytes) Jorge Luis Borges imaginó una vez que la posteridad acaso lo recordara como un hombre que se propuso describir el mundo �para descubrir en el paciente laberinto� de su obra �los rasgos de su propio rostro�. La universalidad y grandeza de Jorge Luis Borges están fuera de discusión desde hace ya medio siglo pero los recovecos de sus obras siguen desafiando a lectores de todo el mundo. Canal (á) estrenará los lunes 21 y 28 de agosto a las 13 y 18.30 dos documentales consecutivos, producidos por la televisión inglesa, que intentan explorar al más grande escritor argentino a través de sus propias palabras. Los documentales se completan con representaciones de algunas de sus ficciones ��Funes el memorioso�, �La muerte y la brújula�, �El otro�, �El sur�� a cargo de un grupo de actores argentinos.
La literatura era para Borges un juego. Pero �un juego que debe jugarse como juegan los niños: seriamente�. En la extensa entrevista que se le hizo para el documental, poco antes de su muerte, Borges reconoce que sus poemas, cuentos y ensayos no son ni más ni menos que escenarios por los que deambula una suerte de alter ego literario. �En toda mi vida no he inventado un solo personaje�, explica en inglés. �Diría que me limité a imaginarme a mí mismo en distintas circunstancias.� En ese marco argumenta que cree haber contado con un solo elemento que le permitió cautivar a los lectores: �Una bolsa con unos pocos trucos�. �Laberintos, espejos, algunas máscaras�, repasa con falsa modestia, como quien enumera los ingredientes de una receta de cocina. �No hay mucho más que eso en mi escritura.� 
Su niñez, su relación con la lengua y con los libros, el accidente que sufrió a los 38 años y que lo colocó al borde de la muerte (�Estaba tan interesado en mi sufrimiento personal que nunca pensé estar en peligro�), incluso la ceguera (�creo que fue un don�), aparecen en la cronología de su vida como confirmando ese �destino literario� que presintió desde muy niño. Por los mismos años en que concibió la idea de que el paraíso debía parecerse a la biblioteca de su padre, en la que pasaba buena parte de sus días. �Mi destino, literario, es tan valioso como el de cualquier otro�, dice como excusándose. �Para mí siempre fue muy importante leer. Vivir también. Aunque siempre tuve claro que leer puede ser una forma de vivir muy lúcidamente.� El escritor participa de una de las representaciones actorales y relata anécdotas de sus primeros años. �¿Borges, cómo eras de niño?�, le pregunta un chico de unos ocho o nueve años enfundado en un traje de marinerito. �Era tímido, introvertido, pero eso no es grave�, responde él. �Se puede llegar a hacer muchas cosas buenas incluso sin llegar a superar ese estado.�
El documental no se saltea ninguna cuestión trascendente relativa a su vida, y pone en contexto histórico la mayor parte de los hechos que requieren alguna explicación para el espectador extranjero. Así, Borges es interpelado sobre el peronismo, o sobre las causas que lo llevaron a apoyar la dictadura militar en los �70. En relación con esta cuestión, Borges ensaya, de frente a cámaras, un mea culpa en el que asume la responsabilidad de �haber sido un desinformado, un absoluto ignorante�. �Algunos no me creen, pero es cierto: yo no leía los diarios y no sabía lo que estaba pasando. Después, hubo gente que se acercó a mi casa y me contó historias muy tristes, y entonces yo recién comprendí. Supe de la miseria y de los crímenes, y desde entonces no pude ignorar esos datos, porque tuve conciencia.� En esos tramos se reconoce, de algún modo, como un hombre ocupado exclusivamente por el oficio literario. �Mi gran objetivo y mi ocupación primordial siempre fue permitir que los sueños pasaran a través de mí, sin interferencias de ningún tipo, para escribirlos.�

 

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