La ecuación de la esperanza para el submarino ruso �Kursk� es siniestra: si la mayoría de los tripulantes sobrevivió a la explosión inicial, es probable que todos hayan muerto o estén a punto de morir por falta de oxígeno; si la mayoría falleció en el primer momento, es probable que a los pocos sobrevivientes les alcance el aire por unos días más. La respuesta se conocerá recién a partir de mañana, cuando arribe el barco de rescate que zarpó ayer de Noruega, luego de que los rusos, tras varios días, aceptaran recibir ayuda occidental. Anoche el submarino seguía sin dar señales de vida, aunque los socorristas se aferraban a la esperanza de que los tripulantes permanecieran inmóviles para ahorrar oxígeno. Un equipo integrado por 27 buzos civiles, británicos y noruegos �que habitualmente trabajan en plataformas petroleras y oleoductos bajo el mar-, zarpó ayer de la base noruega de Troundheim en el buque �Normand Pioneer�. Lleva el sumergible de rescate �LR5�, de diez metros de eslora, con el propósito de acoplarlo a la escotilla posterior del submarino ruso (la delantera se inutilizó en la caída) para rescatar a los sobrevivientes, si todavía los hay entre los 118 tripulantes. Los rusos ya lo intentaron en vano con tres sumergibles de rescate. La estrategia a la que se apuesta consiste en que el �LR5�, a diferencia de los sumergibles rusos, no necesita estar permanentemente vinculado a una nave �nodriza� de superficie, y por lo tanto sería menos afectado por las malas condiciones climáticas sobre el mar de Barents, que perjudicaron los intentos de rescate. El minisubmarino tiene una tripulación de tres personas: dos pilotos y un operador de la máquina de rescate; puede rescatar hasta 16 personas en cada operación, que requiere entre dos y tres horas. En el primer descenso cargará aparatos de respiración y regeneración de aire para que los sobrevivientes que no puedan ser subidos de inmediato puedan esperar. El minisubmarino llevará también a tres miembros de la marina de guerra rusa, que permanecerán en el �Kursk� para auxiliar a los tripulantes. De todos modos, las operaciones no empezarán hasta el sábado �en el mejor de los casos�, ya que el �Normand Pioneer� tardará entre 50 y 56 horas en recorrer los 2400 kilómetros que lo separan del lugar del siniestro. Por lo menos, se estableció ayer que el submarino no tiene una inclinación de 60 grados, como se creyó al principio, sino de 12 a 20 grados, lo que hará menos difícil la operación. Ayer continuaba el debate, imposible y siniestro, sobre para cuánto tiempo alcanzará el oxígeno de la nave: imposible, porque no se sabe cuánto aire escapó durante la explosión inicial, ni cuántos son los sobrevivientes que deben compartirlo; siniestro, porque las estimaciones de duración del oxígeno crecen a medida que se da por sentado que la mayoría de los tripulantes ya murieron: el comandante de la marina rusa, almirante Vladimir Kuroyedov, que había dicho que el oxígeno podría terminarse mañana, se rectificó y sostuvo que podría durar una semana más. Tampoco hay acuerdo sobre las causas de la catástrofe. El viceprimer ministro ruso Ilia Klebanov, quien dirige la investigación, afirmó que el submarino se fue a pique tras chocar con �un objeto exterior no identificado de gran tonelaje, que le causó una terrible vía de agua. Todo ocurrió en un par de minutos�. Sin embargo, no se detectaron navíos en la zona del desastre y fuentes occidentales insisten en que se registraron dos explosiones aparentemente originadas en el submarino mismo. Desde principios de esta semana �cuando, mediante golpes en el casco, los tripulantes respondieron a las señales de los primeros equipos de rescate�, no hay señales de vida en el �Kursk�. Sin embargo, las normas de supervivencia para estas situaciones establecen que los tripulantes, para ahorrar oxígeno, permanezcan en sus literas y eviten todo movimiento.
EN RUSIA CRECEN LAS CRITICAS A PUTIN Una avalancha de críticas está cayendo sobre la cabeza del presidente ruso, Vladimir Putin, por la pasiva actitud que ha tenido frente a la tragedia que sigue desenvolviéndose en las frías aguas del mar de Barents. |