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La �movilización total�antinazi

El gobierno alemán lanzó ayer una campaña contra los neonazis, cuyo partido anunció que suspendería sus manifestaciones. 

Una manifestación antinazi en la ciudad de Saalfeld. 
El jueves los skinheads se manifestaron en todo el país.


t.gif (862 bytes) ¿Puede un gobierno democrático suprimir un movimiento con una arraigada si bien todavía pequeña base popular? Ese es el experimento en que está involucrado el Estado alemán bajo el socialdemócrata Gerhard Schroeder. Confrontado con una escalada en la violencia y manifestaciones desde la ultraderecha, ayer su ministro del Interior, Otto Schily, anunció un paquete de medidas para aumentar la represión contra el neonazismo, especialmente en Internet. La estrategia oficial parecería apuntar a todo menos la proscripción del principal partido neonazi, el Partido Nacionaldemocrático (NDP). Ayer ese enfoque pareció anotarse una victoria cuando el NDP anunció que suspendería sus manifestaciones para �proteger al partido�. Pero el día anterior los neonazis habían dado una preocupante muestra de fuerza al pegar carteles en decenas de ciudades en honor del 13º aniversario de la muerte de Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler.
Esas manifestaciones ilustraron que el gobierno de Schroeder se enfrenta a un movimiento con una cantidad significativa de adherentes. La movilización total neonazi fue especialmente perceptible en la ex Alemania del Este. El jueves, las provincias de Mecklenburgo, Pomerania Occidental, Sajonia y Sajonia-Anhalt amanecieron empapeladas con posters con la foto de Hess. En el Oeste, 17 ciudades en Baja Sajonia registraron pegatinas de los posters Hess. En Turingia ocho neonazis fueron detenidos por hacer el saludo nazi frente a una carretera. La policía también disolvió una manifestación de más de 40 personas que portaban pancartas con el perfil de Hess. 
Todo esto tuvo un fuerte impacto en el canciller Gerhard Schroeder. En un discurso en una planta siderúrgica en el Este, ayer el canciller habló casi exclusivamente sobre el problema neonazi. Por si los argumentos históricos resultaban insuficientes, recalcó que la violencia neonazi dañaba gravemente la economía del país: �Esos neonazis perjudican nuestra imagen en el exterior, asustando a los inversores y a la mano de obra calificada que tanto necesitamos�. Concluyó que lo que debía hacerse era �agarrarlos (a los skinheads) por la nuca y ponerlos en la buena senda�. En esos instantes su ministro del Interior anunciaba la última iniciativa para hacerlo. Dada la aparente ineficacia de las policías regionales para sofocar la violencia neonazi, se desplegará a la gendarmería (dependiente del gobierno central) en estaciones de trenes y de transporte urbano para proteger a los inmigrantes. También se infiltraría a miembros de unidades especiales en los círculos de ultraderecha. El FBI alemán, el BKA, creará un registro unificado de militantes neonazis. Una cláusula especial prohibió manifestaciones de ultraderecha frente a la Puerta de Brandenburgo o en el monumento al Holocausto. Por último, el gobierno lanzó una organización en Internet �de la que participa el BKA y el servicio de contrainteligencia� para detectar y suprimir las páginas neonazis. En total, el gobierno dedicó unos 37,5 millones de dólares a la campaña antinazi.
Ayer el NDP realizó una retirada táctica al afirmar que cesaría sus manifestaciones dado que existe �un gran peligro de infiltrados y provocadores�. Pero si la campaña oficial no tiene éxito en reducir la cantidad de incidentes racistas, entonces el gobierno estará bajo mucha presión de proscribir directamente al NDP. Ese paso es recelado por motivos legales (habría que probar formalmente que es inconstitucional) pero más aún porque hay fuertes dudas sobre su eficacia. Como señaló el famoso cazador de nazis Simon Wiesenthal, prohibir al NDP obligaría al neonazismo a operar desde la clandestinidad, donde �su seguimiento sería más difícil�. 

 

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