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INVESTIGAN UNA RED QUE TRAE ADOLESCENTES PARAGUAYAS PARA PROSTITUIRLAS
Tráfico de vírgenes

Un senador y una jueza paraguayos estuvieron en Buenos Aires en busca de información sobre las chicas convertidas aquí en prostitutas. Tres de ellas están ahora desaparecidas. Página/12 accedió al expediente abierto en Paraguay, a partir del testimonio de algunas adolescentes que volvieron y de denuncias de padres que fueron engañados y ahora buscan a sus hijas.

Uno de los boliches de San Miguel que aparece nombrado en la causa de Paraguay y que aquí investiga la Justicia.

Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) �... Y si no son vírgenes la dueña de casa prepara un remedio que les introducen en la vagina para así ganar más plata.� Eso dice el expediente con membrete del Poder Judicial de la República del Paraguay. Ser virgen, agrega, es el �principal requisito� para una red que convierte a nenas en prostitutas. Ese expediente, al que accedió Página/12, llegó a Buenos Aires en manos de una comitiva del Paraguay encabezada por el senador Luis Mauro, presidente de la Comisión de Derechos Humanos parlamentaria, y la jueza Mercedes Britez. Denuncian que 200 paraguayas menores de edad fueron trasladadas al conurbano bonaerense �bajo engaño� por una organización mafiosa dedicada a la prostitución infantil. El informe, presentado en el Ministerio del Interior, habla de una red concentrada sobre 17 locales del conurbano bonaerense, que sería responsable de la desaparición de al menos tres paraguayas. Esos datos se sumaron aquí a una causa cuyo avance titubea: mientras los fiscales de San Martín ampliaban el pedido de indagatoria a 43 policías bonaerenses y siete funcionarios políticos, el juez se declaró incompetente. 
A los cuatro días del mes de julio una nueva página quedaba prendida al expediente. Es la historia de Liliana Concepción Duarte, una chica de 16 años que se presenta ante el juzgado de Mercedes Britez Süllow de Buzo para �ser oída�. Ella dice:
�... Que una amiga le dijo que le iba a llevar a trabajar, que la primera semana trabajó como masajista y que luego empezó a acostarse con clientes.
Liliana aparece desdibujada por la jerga judicial. Aun así su voz de nena se escapa: �La señora Alicia �sigue en el expediente� les obligaba a tomar y a fumar. Y les multaba con entre 25 a 50 mil guaraníes cuando no querían acostarse con los clientes, desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche�. 
Esa señora Alicia es clave en la investigación de la jueza Mercedes Britez, la mujer que ha cargado hasta Buenos Aires buena parte de la causa abierta en Asunción hace dos meses. Britez ha llegado al país empujada por pruebas que cuentan la promoción a la prostitución de nenas paraguayas en la Argentina.
�... Que la señora Alicia les dijo que iba a viajar a Bs. As. y las iba a llevar, no sabe si a la fuerza o no...
Dice Judyt Eusebia Vergara. Lo cita el expediente. Ella es menor, también prostituida. Le habían prometido un puesto como vendedora de supermercado. Una agencia de empleo había tramitado el engaño: la agencia era la casa de Silvina de Duarte, alias señora Alicia. Allí Judyt tuvo un trabajo distinto: hizo masajes por 15 mil guaraníes y cobró 300 mil cuando los clientes la pedían fuera de casa. Tuvo compañeras, también más chicas. �Además �dijo� la señora sale a buscar otras chicas por la calle y no les pedía documentos porque los clientes piden menores.� 
En esa casa, una chica de veinte años, dijo Judyt, no se cuidó con los preservativos. �Y ahora se encuentra enferma �contó� y parece que le van a vaciar el estómago y que ya no trabaja.�
Hay más de veinte declaraciones en la causa. Son historias relatadas en Paraguay. Tres de ellas son mencionadas por Luis Mauro como fundamentales para entender ese puente armado entre Asunción y el conurbano. Son tres chicas que han estado entre seis y nueve meses en el país. Estuvieron en garitos y night clubs donde el encanto de los billetes juntados pronto fue desapareciendo de a poquito. El testimonio de ellas sirvió para construir un mapa donde figuran los nombres y direcciones de 17 locales. Uno de ellos es Status, de San Miguel, también investigado por la Justicia argentina.

La superestructura 

�Aproximadamente doscientas mujeres paraguayas, de entre 12 y 18 años, son llevadas bajo engaño a Buenos Aires. Se las invita a trabajar como empleadas domésticas, ofreciéndoles salarios que van entre 500 y 700 pesos, niveles que aquí no ganan muchos adultos �cuenta el senador Mauro.
�¿Quiénes encargan esa búsqueda?
�Por la información que tenemos es una sola banda, una sola organización criminal que trae chicas y las distribuye entre todos los boliches.
La denuncia se relaciona con la investigación hecha hasta ahora por el tribunal Federal de San Martín (ver aparte). Desde el juzgado de Martín Suares Araujo se ordenó a comienzos de julio un allanamiento a tres locales de Vicente Serio. Había allí 36 mujeres, seis menores y 27 ciudadanas paraguayas. Procesado y con prisión preventiva, Serio está acusado de instigación a la prostitución, introducción de menores ilegales al país, privación ilegal de la libertad y cohecho. Su detención hizo que los tres jefes máximos de las comisarías con jurisdicción en las zonas donde operaba fueran puestos en disponibilidad. Los fiscales pidieron al juez, además, la indagatoria de funcionarios políticos de San Fernando y, en San Miguel, del entorno más estrecho de Aldo Rico. 
Aunque durante la investigación se pidió allanamiento a otro de los locales de San Miguel, la Justicia analiza el movimiento de los boliches como negocios autónomos. Los únicos enlaces evaluados tendrían relación con la generosa estructura de protección policial y política, pero no con la captura de mujeres en Paraguay denunciada por Mauro.
�La búsqueda de menores responde a los boliches que están ahí, los 17 locales denunciados funcionan organizados. Según informaciones que manejamos en Paraguay, detrás de todo esto, se sospecha que está la gente del intendente Aldo Rico. Todo indicaría que toda esta banda opera bajo su protección.
�¿De dónde surge este dato?
�Aparece en un informe confidencial de un organismo de seguridad paraguayo.

El puente 

Mirna Beatriz Rojas Ortiz busca a su hija. Lo dice el expediente. El 24 de julio declaró frente a la jueza Britez. Dijo que su hija, de 15 años, estaría en Argentina. Pero ahora Liz Patricia Rojas está desaparecida.
�Fue llevada por un señor argentino �dice el relato de la mujer� cuyo auto tenía el número de chapa COT 854-Argentina.� Ese señor, cuyo nombre no tiene datos, prometió que se llevaría a Liz para hacerla promotora. Su mamá no necesitó firmar la autorización de salida: el hombre se encargaría. �No hace falta �cuenta que le dijo el señor�, porque iba a conseguirle a mi hija una nueva documentación.�
Acaso ese hombre haya sido sólo intermediario. En la causa se nombran así a los que ganan 100 pesos de comisión por la búsqueda y entrega de las más chicas (ver aparte). 
La organización descrita por el senador Mauro no cuenta con demasiados paraguayos entre sus hombres: �Los hombres del negocio llegan a Paraguay por indicación de Estela Paredes, la mujer de Vicente Serio, y recorren los poblados del interior ofreciendo los puestos de empleada doméstica con buen sueldo, libre de todo gasto�. La trama tiene otro eslabón investigado en Buenos Aires. 
Pero la búsqueda no termina con la pesca. Aún resta cruzar el puente. Para sacarlas del Paraguay hay tres mecanismos que se alternan. Pueden hacerse en colectivos de línea: �Hay arreglos con todas las empresas de trasporte �dicen Mauro�. Se presupone que los choferes conocen el negocio porque son los que pagan la coima para cruzar la frontera�. 
Los ríos sirven también. Se cruza en canoas el río Paraguay o a pie, por el Pilcomayo, a la altura de Clorinda. �Allí el cauce se hace arroyo, apto para transitar a pie�, sigue el senador. El auto particular es la última posibilidad. 
El pase de la frontera burla con facilidad los controles.
�No hace falta que los arreglos de dinero se hagan con todos los hombres de los puestos de frontera, basta esperar la guardia del hombre ya convenido �aclara el senador.
El 7 de julio desde el Consulado General del Paraguay en Buenos Aires se emitía una misiva para el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. Con la firma del cónsul Rolando Agustín Goiburu Benítez, ese informe daba cuenta de la entrevista que había mantenido el funcionario con las chicas rescatadas del burdel de Serio. La misiva dice: �Dos de las mujeres han cruzado la frontera con cédulas falsas a través de una persona que trabaja en la venta de pasajes de la empresa Crucero del Norte en la ventanilla de la terminal de Omnibus de la Ciudad de Encarnación�. En ese informe reservado, el cónsul describe a una persona dedicada a la búsqueda �y a reclutarlas previo cobro de una importante suma de dinero, que las hace traer hasta los lugares de trabajo aquí en Buenos Aires�.

Desaparecida

Una de las denuncias que figura en el informe presentado a Federico Storani fue hecha por una mamá paraguaya. La mujer había viajado a Buenos Aires para conocer la casa y la familia que emplearía a su hija. Por eso viajó y por eso regresó tranquila, pero sobre todo contenta: �La mujer le contó a todo el mundo lo bueno del trabajo que había conseguido su hija�, dice Mauro. 
La casa de familia en Buenos Aires era una mentira, un escenario montado para simular el trabajo de doméstica. �Llevaron a la mujer a una casa diciendo que su hija trabajaría ahí, la engañaron y hasta le adelantaron los 500 dólares que su hija cobraría el primer mes�, sigue el senador. 
Esa chica es otra de las que están desaparecidas. Hay un solo dato de su paradero. Fue aportado por dos de las mujeres repatriadas después de los allanamientos a los locales de Vicente Serio. La chica no era empleada doméstica, dijeron, trabajaba para uno de los capitanes de la prostitución en tierras de Aldo Rico. 
Mauro habla de dos métodos.
�Hay mujeres profesionales �dice� preparadas para prostituir menores que les presentan a galanes para salir de noche, les dan tragos, visitan boliches y las van inclinando a la prostitución. En otros casos directamente las recluyen como esclavas en los boliches, les secuestran documentación y, en algunos casos, les dan documentos argentinos.
Otra de las denuncias presentadas ante el ministro del Interior fue contada por una de las chicas que han vuelto al Paraguay. Dijo que aquí había intentado fugarse de uno de los locales. Pidió ayuda a un policía de calle: el hombre no sólo la escuchó, sino que la introdujo nuevamente al sauna. 

El encierro

Hasta ahora los datos del encierro impuesto a las mujeres de San Miguel fue conocido en forma fragmentada. La comitiva paraguaya asegura en sus informes que al negocio de la prostitución se asocia el de la droga. 
�Se ha detectado que a algunas chicas obligadas a prostituirse les dan un día libre a cambio de que vendan drogas al por menor en algunos calles de Buenos Aires donde ellos no pueden vender porque sus caras son conocidas.
Nuevamente es Luis Mauro quien habla. La reventa de drogas es, en todo caso, el último bocado del juego. La jueza Britez habla de esclavas, de mujeres y chicas que permanecían bajo candado de 10 a 15 horas por día. �Desde las seis de la tarde a las seis de la mañana, cada 15 minutos eran obligadas a tener contacto sexual�, explica. Ahora, mientras prepara un regreso a Buenos Aires con la comisión para la semana próxima, vuelve a sorprenderse. Y dice: �Las chicas no podían tener contacto con el exterior ni leer el diario ni mirar la radio�.
Sólo una parte del expediente abierto en Paraguay fue traído a Buenos Aires y acercado a los fiscales de San Martín. En esas páginas hay historias inconclusas que no han resuelto ni los allanamientos ni las detenciones de los hombres de Serio. Tal vez ya no se resuelvan.

 

 

Parálisis en San Miguel

Por A.D.
La investigación sobre la red de prostitución en San Miguel atraviesa una virtual parálisis. El juez federal de San Martín, Alberto Suares Araujo, presentó hace una semana su incompetencia para continuar con la causa. Aunque el ministerio público apeló la decisión del magistrado, la presentación supone un freno para profundizar en la trama de conexión entre el poder político local y los clubes de prostitución de menores. 
�Acá no se quiere llamar a la indagatoria a los policías y funcionarios supuestamente involucrados�, explicó una fuente de la investigación a este diario. En dos ocasiones los fiscales que llevan adelante la causa le presentaron al juez el pedido para que se indague a 43 policías bonaerenses y siete funcionarios de San Miguel y San Fernando. Suares Araujo nunca respondió. Los fiscales Pablo Quiroga y Jorge Sica pidieron la indagatoria como imputado para el secretario de Gobierno de San Miguel, Oscar Zilocchi, y el presidente del Concejo Deliberante, Claudio Pérez. En San Fernando, la citación pedida fue para el hermano del intendente, Rubén Amieiro, y para el director de Inspección General, Omar Aranda. Entre otras pruebas, existen detalles en la agenda del principal imputado con pagos mensuales de 2000 pesos que irían dirigidos a esos funcionarios.
La agenda es la de Vicente Serio, ahora procesado. Los tres comisarios con jurisdicción en la zona fueron puestos en disponibilidad. Pero los pedidos de los fiscales fueron más allá de la frontera bonaerense: Página/12 pudo saber que entre los citados hay policías federales. La acusación está vinculada a operativos de Migraciones a los locales de San Miguel hechos con la asistencia de la Federal. En esos operativos, donde se buscaban extranjeros ilegales, se completaron actas en las que el local de Serio aparece rubricado como negocio de prostitución.

Las reglas de los boliches

El hombre se levantó hace un rato. Son las tres de la tarde y, por esta vez, le rehúye al pool. Hay dos mesas al fondo del salón; son dos mesas bajas, oscuras, apenas alcanzadas por una fuga de luces carmesí. 
�Tratar con mujeres que no conocen el palo es un bajón.
Lo dice sentado en un rincón. Para su negocio, ha escogido siempre mujeres que saben, que ya han trabajado en la prostitución: �Hay que tener estómago para esto porque está contra los principios de uno�. El hombre es bolichero del conurbano. Hasta hace dos años, dueño de uno de los saunas de San Miguel. Conoce a Vicente Serio y cada uno de los locales denunciados por Paraguay. Sabe de prostíbulos o, mejor, de aguantaderos, dice, donde el 50 por ciento de los pases quedan para la mujer y el otro 50 para la casa.
No es flaco, tampoco demasiado alto. Tiene barba de días, acaso muchos. Tiene un paquete de Jockey a punto de acabarse y un cigarro prendido que se consume en un cenicero de latón. En el bar, la hora del almuerzo recién comienza. Hay dos mesas con platos de comida servidos, de esa comida caliente, con gusto a casa. Hay cinco chicas en torno de esos platos: son las chicas del boliche de al lado, dirá después el hombre de barba. �De los contactos con las paraguayas �dice� se encargan las más viejas.� Aunque también hay intermediarios: �Te cobran pasaje y peaje. Por ahí son 25 pesos, más 100 por las mujeres�. Hace unos meses lo llamó un paraguayo:
�Yo quería abrir de vuelta, así que nos juntamos. Me ofrecía menores, pero no van con mi sistema: no quiero mujeres que no conozcan el palo. 
Hay un sector de Campo de Mayo pegado a la ventana del bar. Hace un año y medio, dice el hombre, apareció ahí el cuerpo de Gaviota. �Ella había llegado de Encarnación con permiso de los padres: le habían ofrecido trabajo de moza, y un poco se lo creyó y un poco no.� Gaviota estuvo en dos boliches del barrio. 
�Hasta que terminó alcoholizada �dice�. Acá no las protegen contra el alcohol y una mujer alcohólica no te sirve. 
Gaviota tenía 16 años el día que la policía encontró su cuerpo en Campo de Mayo. Al menos así cuentan su historia en este bar.

 

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