Por Carlos Rodríguez
Un equipo de buzos �integrado por británicos y noruegos� se aprestaba a iniciar la operación de salvataje de los 118 tripulantes del submarino nuclear ruso �Kursk�, hundido en el mar de Barents. El comienzo del complejo operativo, del que participará el pequeño submarino británico LR5, estaba previsto para las seis de la mañana de hoy (medianoche de ayer en la Argentina), pero las autoridades rusas habían advertido, esta vez con mayor claridad, sobre la posibilidad de que no haya sobrevivientes. �Vamos a estar obligados a comprobar que nuestros temores se hicieron realidad�, dijo el jefe del Estado Mayor de la Flota del Norte, vicealmirante Mijail Motsak, en un dramático mensaje que fue emitido por la televisión rusa. Previamente, las familias de los marineros fueron prevenidas y se les dijo que el plazo de supervivencia �ya fue superado�.
La hipótesis más cercana a la realidad es que todos fallecieron, en el primer choque o explosión, en una segunda explosión, ahogados cuando el sumergible fue inundado por el agua o finalmente asfixiados por la falta de oxígeno. �La mayor parte de la tripulación murió en el transcurso de los dos primeros minutos� que siguieron al accidente y las posibilidades de encontrar tripulantes con vida �son puramente teóricas�, anunció en una conferencia de prensa el viceprimer ministro ruso, Ilia Klabanov.
Para los que eventualmente hayan sobrevivido a las dos explosiones, el vicealmirante Motsak estimó que �teniendo en cuenta las condiciones de vida de la tripulación�, después del accidente, �el punto crítico� ya pasó �el viernes, el sábado, a lo sumo el domingo�. A bordo, las reservas de oxígeno estarían agotadas, la temperatura es muy baja y la tripulación está a oscuras, sin ninguna fuente de energía, desde hace una semana.
Motsak reconoció que el esfuerzo de los socorristas rusos ha sido en vano porque no pudieron �penetrar en el interior del submarino y encontrar a marineros vivos o muertos�. Ya llegaron al lugar del accidente dos equipos de salvataje a bordo de los buques �Norman Pioneer� y del �Seaway Eagle�. Con ellos llegó el minisubmarino británico LR5. Los buceadores deberán sumergirse, en una primera etapa, para hacer un reconocimiento y luego recién se intentará el descenso con el pequeño submarino.
Mientras aceptaban, después de muchos días, la ayuda británica, los rusos desplegaron también una hipótesis que ubica a los aliados en la búsqueda de los responsables del accidente. Mostak confirmó que las autoridades rusas no excluyen �la posibilidad de un choque con uno de los tres submarinos extranjeros que espiaban en la zona�, entre ellos �un submarino británico� que podría haber sido el causante �ya que el lugar del accidente se encuentra en una zona donde el gobierno británico habitualmente realiza tareas de espionaje�. Un vocero del Ministerio de Defensa inglés desmintió la versión afirmando que �no había ningún submarino británico en esta zona en el momento del accidente�.
opinion
por Gabriel Guralnik |
Las razones de un nombre
Un submarino ruso se fue a pique, con sus 16.000 toneladas y sus ciento dieciséis tripulantes. Ya casi no quedan dudas de que el �Kursk� no fue víctima de una mina de la Segunda Guerra Mundial, ni de un misterioso choque contra un objeto no identificado. Se afirma, cada vez con más certeza, que el accidente fue lisa y llanamente producto de un estado de mantenimiento que a nadie que conozca la Rusia actual puede asombrar.
Por una extraña coincidencia, la tragedia del �Kursk� nos lleva en forma directa a la Segunda Guerra Mundial. Más en concreto, al momento exacto de la Segunda Guerra en el que los rusos le torcieron el brazo a los alemanes. Si se quiere, al momento más glorioso de los rusos en esa guerra. Muchos creen que la batalla que marcó el principio del fin de los nazis fue Stalingrado. Se trata, sin duda, de una exageración: más allá del valor simbólico de la victoria, y de la pérdida que significó para Alemania la destrucción del mítico VI Ejército de Von Paulus, el triunfo soviético no dejaba de ser defensivo. Todavía, después de Stalingrado, los alemanes estaban en condiciones de hacer temblar a Stalin con un gran ataque. Esta ofensiva, en la que Hitler comprometió todas sus fuerzas, se llamó �Operación Zitadel�, y tuvo lugar en julio de 1943. El objetivo: la ciudad de Kursk.
En las cercanías de Kursk, el 12 de julio de 1943, tuvo lugar la batalla de tanques de guerra más grande de la historia. Casi tres mil blindados -alemanes y soviéticos� se persiguieron y bombardearon, con un estruendo de motores y orugas que evoca más un combate interplanetario que una guerra convencional. Hacia el fin de la jornada, la batalla y la Segunda Guerra Mundial estaban decididas. Alemania ya no era capaz de quebrar las líneas rusas. Su ataque furioso había rebotado contra un muro de acero y fuego. La victoria de Kursk fue el verdadero principio del fin para la Alemania nazi. A partir de ahí, los oficiales alemanes sabían que su único recurso era ganar tiempo, frenar todo lo posible al rodillo soviético, convencer a su gobierno para que buscara la paz. Hitler nunca los escuchó, y la paz llegó sólo con su muerte.
La batalla de Kursk fue como una ráfaga de aire fresco en medio del ahogo que había sido la invasión de los nazis a Rusia. El mismo aire que hoy le falta al submarino que lleva el mismo nombre, y que acaso no es más que un símbolo del destino de los rusos, primero a manos del stalinismo, ahora bajo el yugo de la mafia, la corrupción, la dictadura de mercado y todos los males a los que ni ellos �ni muchos otros países� encuentran salida. |
UN CAMION DESTRUYO UN AUTO EN EL PEAJE DE LA RUTA 2
Una familia muerta en un accidente
La tragedia se desencadenó en apenas diez minutos y cinco personas, todos miembros de la misma familia, murieron carbonizadas en el interior de un Fiat Palio que estalló y se incendió luego de ser atropellado por un camión que aparentemente se quedó sin frenos. El accidente ocurrió en la Autovía 2, cuando las víctimas se dirigían hacia Mar del Plata. Lo más inexplicable es que el choque ocurrió cuando el auto se aprestaba a cruzar la cabina de peaje ubicada en el kilómetro 270, cerca de la localidad de Maipú, una zona donde la velocidad a desarrollar es mínima.
En el auto viajaba el matrimonio integrado por María Mendivi y Héctor Silva. Eran acompañados por una hija de ambos, de 9 años, y por dos adolescentes, hijos de un matrimonio anterior del hombre. El Fiat estaba detenido en el peaje cuando llegó a gran velocidad un camión térmico Scania que transportaba pescado, conducido por José Viñuelas, de 41.
Luego del violento impacto, el auto fue arrastrado más de cien metros por el camión, hasta chocar contra un tercer vehículo, un Volskwagen Polo que estaba estacionado a un costado de la ruta, sin ocupantes. El Palio quedó debajo del camión y en segundos estalló y se prendió fuego.
Los testigos dijeron que los bomberos llegaron �en cinco minutos, pero las llamas ya habían atrapado a las víctimas y no hubo forma de evitar la tragedia�. El chofer del camión quedó demorado y se lo acusa de �quíntuple homicidio culposo�. Interviene la fiscal María Castro, del Departamento Judicial de Dolores.
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