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�BAISE-MOI�, EL FILM QUE ESCANDALIZA A EUROPA
Las cosas por su nombre

La película, dirigida y protagonizada por mujeres provenientes del cine porno, fue censurada en Francia y provocó conmoción en el Festival de Locarno, donde fue calificada como �una pequeña revolución copernicana�.

Karen Bach, una de las dos chicas que no se andan con vueltas.


Por Luciano Monteagudo

t.gif (862 bytes) Si la idea era llamar la atención, provocar la polémica, profundizar un debate en torno de los nuevos modos de representación en el cine, el Festival Internacional de Locarno, que culminó la semana pasada, lo logró sobre todo con la inclusión �en la competencia oficial, nada menos� de Baise-moi, el film francés que viene de causar un escándalo político en su propio país. Estrenado en París el 28 de junio y retirado brutalmente de cartel tres días después por una decisión del Consejo de Estado (órgano asesor del gobierno en materia jurídica), a partir de la presión de un movimiento tradicionalista de extrema derecha, Baise-moi �literalmente, �Cogeme�� llegó a Locarno con todo el sonido y la furia. Pero para el director de la muestra, Marco Mülller, no se trataba de aprovechar la controversia francesa en torno de la libertad de expresión, sino en todo caso de revisar los conceptos alrededor del cine de violencia y de sexo explícito, a partir de una mirada de mujer. �Elegí Baise-moi para la competencia mucho antes del escándalo de la censura, porque la película me parece que, a su manera, produce una pequeña revolución copernicana�, afirmó Müller en la tumultuosa conferencia de prensa que siguió a la proyección del film en Locarno.
Versión de la novela homónima que ya en 1994 había llamado la atención por la crudeza de su lenguaje, Baise-moi fue llevada al cine por su propia autora, Virginie Despentes (29 años), en colaboración con Coralie Trinh Thi, una conocida actriz porno. Ninguna tenía experiencia previa en la realización, pero con una pequeña cámara de video digital y sin artificios �un poco a la manera de los daneses del Dogma� se lanzaron a filmar el viaje salvaje de Nadine y Manu, dos chicas mucho más peligrosas, por cierto, que Thelma y Louise, con quienes han sido comparadas más de una vez.
Después de sufrir una violación que la película expone explícitamente en toda su violencia, las dos amigas (interpretadas por Raffaëla Anderson y Karen Bach, actrices provenientes del porno hard) se embarcan en un raid mortal, en una suerte de road-movie sangrienta, en la que caen acribillados no sólo hombres �previamente �consumidos� sexualmente por Nadine y Manu� sino también mujeres, como si la película quisiera escapar deliberadamente a todo encasillamiento y a todo punto de vista moral. No hay complacencia alguna en la película, ni para las víctimas (que por otra parte no son expuestas como tales, sino en todo caso como seres borrosos y no precisamente agradables) ni tampoco para las protagonistas, cuyo único motor parece un odio indeterminado, la voluntad de acometer una venganza ciega, que excede al episodio de la violación. En este sentido, se diría que aquello que impresiona de la película no son precisamente sus escenas de sexo sino más bien su violencia indiscriminada, acometida al ritmo de una implacable banda de sonido punk. 
�De hecho, es un film punk, no pretendíamos hacer otra cosa�, explicó Despentes en Locarno, rodeada por sus actrices y su correalizadora. Ante la consabida pregunta de si consideraban haber hecho un film porno, la primera en responder �furiosamente, como si estuviera a punto de sacar un arma, como en la película� fue Rafäella Anderson, que interpreta a Nadine: �Una película porno tiene una vocación masturbatoria. No es éste el caso. ¿O es que alguien puede excitarse con una escena de violación como la de Baise-moi? Si hay escenas de sexo explícito en la película es porque queríamos evitar todas esas contorsiones ridículas que se hacen habitualmente para evitar mostrar el acto sexual�. 
Para Despentes, la cosa es aún más clara: �Baise-moi es un film de guerra. Hay violencia ahí afuera y la película responde a esa violencia. La violencia sexual es violencia social. La explotación sexual es explotación social. Durante años, el cine se ha apropiado de nuestra imagen y de nuestra sexualidad como mujeres y con Baise-moi queremos revertir la situación�. Con respecto a la censura, para Despentes (que antes de dedicarse al cine y a las letras hizo un poco de todo, desde atender un porno-shop hasta una casa de masajes) tampoco hay dudas: �No es una casualidad que la censura, la calificación X, haya caído sobre nuestra película. Somos todas mujeres; ellas tres vienen del porno y yo no salí de una escuela de cine, precisamente. Mientras las chicas estemos en cuatro patas, en tren de chupar lo que sea, somos todas simpáticas, pero si renunciamos a este pequeño juego los hombres se enfurecen. En las películas tradicionales, las chicas son forzadas, pero siempre de manera que parezca algo divertido. Y no hay nada divertido en ser una chica. Por eso era importante empezar la película con una violación y con un asunto de prostitución. Y reivindicar también nuestro derecho, como mujeres, de filmar esa escena y de filmarla de esa manera, sin buscar la sensualidad. Llegó el momento de llamar a las cosas por su nombre�.

 

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