Por Juan José
Panno
Desde el balcón más alto del campeonato,
Huracán saluda abriendo los brazos y se lleva en sus oídos
la música más maravillosa que es la voz del hincha. ¡Qué
grande sos!
Grande era, convengamos, hasta que se achicó por los sucesivos
cachetazos de la implacable realidad, pero hoy, por un tiempito al menos,
está de nuevo en la primera plana y en los primeros planos, agrandado,
agrandadísimo. Los números lo engordan: tres jugados, uno
empatado, dos ganados, siete puntos, la misma cantidad que River, Boca
y Newells. Hasta hace un par de meses jugaba los sábados;
hoy está arriba de San Lorenzo, es puntero e invicto.
Huracán, se aclara con la prisa del caso para evitar confusiones,
está agrandado, pero no apunta para equipazo ni ningún azo
que se le parezca. Tiene un equipo austero, cuya base está conformada
por los mismos que ganaron el Nacional B. Respecto de aquel equipo que
logró el ascenso en un empate contra Quilmes en Patricios, ayer
hubo ligeras variantes: entraron Chaparro (libre de Ferro) y Lobos (ex
Los Andes) y salieron Cáceres (se fue a Cerro Porteño) y
Saboredo (está en el plantel). También jugó Brandán,
mientras que Godoy, que había estado contra Quilmes, ayer entró
sobre la hora. Sin demasiados refuerzos, Babington se planteó objetivos
módicos: a) zafar del descenso; b) sumar una buena cantidad de
puntos que mejoren el promedio y eviten el descenso en la temporada siguiente;
c) mantenerse en la mitad de la tabla, con la posibilidad de pegar un
saltito y clasificarse para alguna copa. Hasta ahora, las cosas van saliendo
mucho mejor de lo esperado: empate con Colón en Santa Fe, victoria
ante Central en Patricios y triunfo (merecido, por cierto) contra Independiente,
en Avellaneda.
Juega bastante bien Huracán, con prescindencia de los beneficios
que implica para cualquier equipo enfrentarse a este Independiente actual.
El cuadro de Patricios no se mete atrás, no especula, trata de
tocar, mantiene el orden defensivo que impone el grandote Morquio, circula
más prolijo que rápido en el medio siguiendo el tren de
marcha de Fabián Carrizo y maneja más de una variante ofensiva
con los arranques solitarios de Casas o con los encuentros de González
con Soto o de cualquiera de los dos con Casas. Chaparro todavía
anda medio perdido, pero mejorará en la medida en que sintonice
con los demás.
Ayer liquidó recién sobre el final un partido que le había
sido favorable en gran parte de su desarrollo. Hasta los 43 minutos del
segundo tiempo los visitantes habían generado más y mejores
situaciones de gol que su rival y seguramente sentían que el cero
a cero que parecía cantado los dejaría insatisfechos. Pero
llegaron en un par de minutos los goles, la merecida recompensa para que
el que había sido superior.
El primero
fue de Graieb, quien recibió un excelente pase de emboquillada
de Casas y después de acomodar muy bien el cuerpo ante la marca
de Milito, fusiló a Passet con un derechazo. Fue una especie de
devolución de gentilezas porque unos minutos antes Graieb le había
dado un pase excelente a Casas, dejándolo solo frente al arquero,
quien, en esa ocasión ganó el duelo. El segundo gol lo convirtió
Soto, culminando un contraataque fulminante en tándem con Casas.
Entre el arranque de la jugada, en el área de Huracán, y
el cierre, en la red de Independiente, pasaron apenas diez segundos.
Independiente mantiene su virginidad en el campeonato: cero ganados. Es
cierto que peor le va al vecino de Avellaneda, Racing, que ni siquiera
empató, pero el consuelo es insuficiente. Ayer, en el primer tiempo,
jugó discretamente y hasta logró entusiasmar a la gente
con un remate de Galván en el palo y con una brillante jugada de
conjunto en la que participaron Cambiasso, Rozental, Galván y Panchito
Guerrero. Pero fueron sólo momentos, estrellitas fugaces. La vuelta
de Cambiasso es un dato central para aspirar a una mejoría, aunque
el pibe, solo, no puede; el zurdísimo Rozental arrancó bien
y después encontró un lugar libre dondeestacionarse, sobre
la izquierda, y nunca más se supo de él; Galván fue
de los que más y mejor intentó, aunque hay demasiado contrapeso
con Domizi (se hizo echar), Guerrero y Forlán, candidato permanente
al insulto de los impacientes plateístas de Independiente. Rambert
y Garnero, que entraron en el segundo período, poco pudieron hacer.
En lo que va del campeonato, los rojos jugaron con dos recién ascendidos
(Almagro y Huracán) y uno que disputó la promoción
y casi se va a la B (Belgrano). Contra esos rivales sacaron sólo
dos puntos. Los gritos de Piazza pidiendo auxilio y refuerzos (que es
lo mismo) se escuchan cada vez desde más lejos.
Poniendo
el pecho
Cuando la derrota por 2-0 ante Huracán ya había quedado
atrás, el director técnico de Independiente, Osvaldo
Piazza, reconoció que su equipo no jugó bien,
y remarcó que lo más justo hubiera sido un empate.
Ante la difícil situación que atraviesa el equipo,
el técnico señaló que le meterá el
pecho a esta realidad. Y agregó: Esto obliga
a seguir esperando que el grupo se consolide. No es excusa, pero
me llama mucho la atención que un grupo de la hinchada se
preocupe más en insultar, que en alentar. Cuando el
partido todavía estaba empatado sin goles, la hinchada local
comenzó a criticar a los jugadores y pidió que la
camiseta se debe transpirar.
Más tarde, cuando los jugadores se retiraban del vestuario
fueron duramente reprobados por algunos simpatizantes que se encontraban
en el lugar. En ese momento, el defensor Javier Páez dijo
que era lógico que la gente pierda la paciencia, porque
ve que el equipo no le está brindando satisfacciones.
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INDEPENDIENTE
RIMA CON IMPACIENTE
Disparan contra Piazza
Por Adrián De Benedictis
A sólo tres
fechas del inicio del campeonato, Independiente ya se encuentra sumergido
en una profunda crisis futbolística. Pero lo más preocupante
es que algunos dirigentes de la entidad de Avellaneda ya están
pensando en la posibilidad de despedir al entrenador Osvaldo Piazza. Luego
de la derrota de ayer, un alto directivo lanzó la frase hay
que tomar la decisión ya, mientras se encontraba con otras
autoridades del club. Hay que tener en cuenta que, cuando se resolvía
el tema, varios directivos estaban en desacuerdo con la contratación
del ex director técnico de Colón.
Uno de los que más se opuso al arribo de Piazza fue el coordinador
del fútbol profesional, Alberto Fernández Arsuaga. Además,
Arsuaga se molestó mucho cuando Piazza determinó que el
arquero Leonardo Fernández no tendría un lugar en el plantel,
luego de que el club le hiciera firmar un precontrato. Precisamente, el
dirigente fue el que autorizó la aparición de Fernández.
Pero la relación entre el entrenador y Arsuaga también tiene
otros cortocircuitos relacionados con la adquisición de jugadores
nuevos. Primero, Piazza había expresado por lo bajo que no le interesaba
contar con Oscar Passet, después de que se anunció su llegada.
Y para colmo, cuando el club creía que desafectaría al colombiano
Fram Pacheco y al paraguayo Carlos Estigarribia (ningún dirigente
conocía los antecedentes futbolísticos de ambos), el técnico
ordenó que se quedaran en la institución.
Por estas horas, Piazza insiste en que el equipo necesita un delantero
de área, y el elegido para esa posición es Daniel Jiménez,
quien la última temporada se desempeñó en Instituto.
Esa exigencia tampoco fue bien recibida por algunos miembros de la comisión
directiva, teniendo en cuenta que se concretó el regreso de Sebastián
Rambert. En la tarde de ayer, Jiménez explicó que espera
que todo se pueda resolver esta semana y que tiene ganas de comenzar a
trabajar cuanto antes, y si es en Independiente mucho mejor.
Inclusive, el delantero como se alejó de Instituto después
de perder la promoción hace varios días que no se entrena
remarcó que jugar en Independiente sería el desafío
más grande de mi vida.
Mientras, la relación técnico-dirigentes puede traer consecuencias
graves en los próximos días. Inclusive, todavía muchos
recuerdan las palabras de Piazza cuando veía que no llegaban jugadores:
Para qué me voy a enojar si en tres partidos me voy a tener
que ir.
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