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SAN LORENZO ACERTO EN LOS CAMBIOS Y TERMINO COMODO
Sólo el golazo de Abreu

 

En un partido muy flojo, los de Ruggeri ganaron con justicia. Chatruc sacó ventajas pero Romeo y Abreu �dos veces� lo dieron vuelta.


Por Facundo Martínez
t.gif (862 bytes)  La capacidad de cambio que mostró San Lorenzo en el segundo tiempo, astucia técnica para ocultar la falta de ideas, le alcanzó al conjunto de Ruggeri para ganar 3-1 frente a un Racing que, con esta tercera derrota consecutiva en el Apertura, continúa último en la tabla. El discreto encuentro regaló un golazo del uruguayo Abreu que permitió cambiar los bostezos por aplausos. En la primera mitad, Chatruc había abierto el marcador para los de Avellaneda; Romeo y dos veces Abreu, convirtieron en el complemento para San Lorenzo que, con seis puntos, es el único escolta de los punteros River, Boca, Huracán y Newell’s. Un tragicómico duelo entre las hinchadas le agregó una pizca de color al empobrecido espectáculo que brindaron, cada uno en su tono, los dos equipos.
Tan pero tan malo y desesperanzador fue el primer tiempo, que se podría decir que hasta los relatores de las radios silbaban las jugadas, a coro, por supuesto, con los hinchas. Y realmente fue así. Ya desde los primeros minutos se puso en evidencia la falta de ideas ofensivas de ambos conjuntos. Por momentos Racing parecía ser un poco más que San Lorenzo; al rato, era al revés. Porque, ahogados en imprecisiones, alternativamente los dos jugaron a insinuar ser lo que no fueron.
El Polo Quinteros, flamante refuerzo de los de Boedo, estuvo muy lejos del gol. A los 11 minutos cabeceó un centro a las manos de Sessa. Fue todo. El joven Romagnoli corrió como siempre, hizo algunos amagues como siempre, pero –a diferencia de otras veces– no terminó ninguna jugada bien. Quizás porque no encontró a su lado a Franco, más preocupado por la posición que le tocó en el reparto que por generar sociedades productivas. El flojo trabajo de Erviti tampoco contribuyó a que el solitario Abreu recibiera ninguna pelota más o menos limpia frente al arco. El equipo de Ruggeri apostó a los centros y tiros libres de Serrizuela, que cumplió en esto pero no lo hizo cuando debía sumar en ataque.
Lo de Racing no fue mejor. Saralegui, responsable de conectar a los volantes con los delanteros, se equivocó mucho. No logró nunca ser el conductor del equipo, función que recayó en Loscri, quien lejos de ayudar a levantar el juego se limitó a correr por el carril izquierdo y a chocar con Serrizuela hasta perder la pelota. Milito y García entraron poco en el partido, y cuando lo hicieron fue gracias al sacrificio de Chatruc, el mejor de su equipo. Fue precisamente Chatruc el que a los 25 minutos sacó ventajas luego de un tiro libre de Ubeda que Campagnuolo no pudo contener.
El partido no estaba para ninguno. Racing empezó mejor y San Lorenzo emparejó el trámite. El marcador explicaba la ventaja parcial pero no la justificaba, porque los dos fueron parejos en eso de mostrarse incapaces de llegar al área rival con un poco de claridad.
En el segundo tiempo, San Lorenzo cambió. Ruggeri sacó a Romagnoli y puso a Estévez; armó una línea de tres en el fondo, por lo que Serrizuela se adelantó a la zona de volantes. Franco volvió a ser el enganche, y recién ahí pudo generar juego y ensamblar a delanteros y mediocampistas. Así llegó la igualdad a los 17, tras un centro de Serrizuela que Romeo (había entrado unos minutos antes por Quinteros) tomó de sobrepique para clavarla al segundo palo de Sessa. Y el 2-1 llegó de penal, luego de una mano de Bastía, que Abreu disparó fuerte a la derecha del arquero.
El 3-1 fue un golazo. Una oasis en el desierto del partido. Verón rechazó fuerte y arriba, Romeo la bajó de cabeza en el círculo central y Abreu le puso el moño: recibió y encaró el contragolpe. Tres contra tres. El uruguayo corrió vertical desde la línea central mientras Bressán y Zanetti, preocupados por dar el paso adelante para dejar fuera de juego a Romeo y a Estévez, no llegaron a cerrar. Abreu vio la luz y amagando se mandó solito hasta definir frente a Sessa.
Después, con todos los aplausos y la alegría para la gente de San Lorenzo, comenzó el contrapunto entre las hinchadas, que duró casi hasta el final. De yapa, en los últimos dos minutos, Estévez y Romeo se perdieron sendos goles. Racing se fue en silencio. ¿Para qué hablar?


RUGGERI RECONOCIO QUE REGALO UN TIEMPO
“En el banco estuvo la solución”

Por A.G.
A pesar de la victoria, el técnico de San Lorenzo, Oscar Ruggeri, reconoció que su equipo no jugó bien en la primera etapa, aunque aclaró que el triunfo estuvo justificado por lo realizado en la segunda etapa. “En el primer tiempo jugamos mal, aunque luego en el segundo cambiamos nuestra actitud y nos llevamos un justo triunfo”, afirmó Ruggeri.
Para el entrenador de San Lorenzo, la clave del triunfo estuvo en la posibilidad de recambio que tiene ahora con la llegada de los refuerzos. “San Lorenzo jugó mal, bastante mal en el primer tiempo. Racing nos ganó la pelota y el mediocampo. Pero por suerte ahora tengo recambio y eso fue lo que encontré en el segundo tiempo con la entrada de Estévez y Romeo. El banco esta vez me dio la solución: Estévez abrió la cancha y Romeo prácticamente definió el partido”, señaló Ruggeri, que se mostró satisfecho con la tarea general de su equipo.
Del otro lado, los jugadores y el cuerpo técnico de Racing se lamentaron por la derrota, aunque también se quejaron del arbitraje de Horacio Elizondo, sobre todo por el penal que le permitió a San Lorenzo ponerse en ventaja 2-1. “Sin ánimo de poner excusas, me dejaron dudas algunos fallos de Elizondo, como en un tiro indirecto que por ahí pudo ser penal”, señaló el entrenador Alberto Jorge, que igual consideró que la victoria de San Lorenzo fue justa. “Lo concreto es que San Lorenzo nos ganó bien, supo aprovechar nuestros errores y distracciones en el segundo tiempo y eso tiene su mérito. Me queda, como positivo, lo hecho en la primera parte”, analizó el técnico. La sorpresa en las declaraciones la puso Claudio Ubeda, quien, a pesar de las tres derrotas en tres partidos con dos goles a favor y ocho en contra, remarcó que la situación no es preocupante. “No hay que dramatizar, esto recién empieza, recién van tres fechas y tenemos muchas posibilidades de rehabilitarnos”, señaló el capitán de Racing.

 

HUBO MAS INGENIO EN LAS TRIBUNAS
Jugoso duelo de hinchadas

Por A.G.
San Lorenzo ganaba 3-1 y dejaba la sensación de tener todo dominado. Por eso sus hinchas comenzaron a gozar a los de Racing, que no podían creer cómo se les estaba escapando un partido que hasta el empate de Romeo lo tenían controlado. Sin embargo, no se achicaron ante la gastada rival y por eso, durante 10 minutos, se produjo un contrapunto ingenioso entre las dos hinchadas. Tras el segundo gol de Abreu que definía el partido, la gente de San Lorenzo comenzó con la gastada. Aprovechando que los de Racing estaban en silencio, el “Shhh” que pregonaron algunos dejó al estadio mudo por un instante, situación ideal para que apareciera el clásico “Un minuto de silencio...”. La burla continuó: “La camiseta de Racing/ se tiene que transpirar/ y si no, no se la pongan/ váyanse, no roben más”, cantaban con ironía. A pesar de la bronca, los de Racing sacaron pecho y utilizaron la misma música para tapar a sus rivales. “La camiseta de Racing/ se lleva en el corazón/ yo te sigo a todas partes/ aunque no salgas campeón”, fue la respuesta del momento. Claro que apenas duró un ratito. Los locales volvieron a tomar protagonismo al recordar la tabla de los promedios. “Se van para la B/ se van para la B...”. Amparados por el resultado, los de San Lorenzo atacaban y los de Racing apenas se defendían. Hasta que metieron el contragolpe pegando dónde más le duele a San Lorenzo: “Ganá una copa/ la p... que te parió...”. Sin embargo, apareció el ingenio de los locales para salir del mal momento. “Ganá un partido/ la p... que te parió...”, fue la réplica improvisada. Pero los visitantes siguieron con su apuesta. “Ni una Conmebol/ ni una Conmebol/ oohh...”. Así continuaron hasta el final. Ajenos a lo que ocurría en la cancha, las dos hinchadas le dieron mucho color a un clásico pobre.

 

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