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Diego Schurman Antonio Cafiero intentará sumar a Hugo Moyano en la cruzada contra el pago de sobornos en el Senado. El titular de la CGT rebelde fue el primero en denunciar presuntas irregularidades en el tratamiento de la reforma laboral y ya fue tentado por sectores del justicialismo para que irrumpa en escena con novedades. Cafiero ya fue empujado por Carlos "Chacho" Alvarez para que mañana cuente lo que sabe sobre el presunto pago de coimas. El vicepresidente está convencido de que el esclarecimiento de los hechos terminaría fortaleciéndolo. Pero el senador no quiere convertirse en el Llanero Solitario y busca sumar "socios" antes de abrir la boca. En la tarea no está solo. Su par santacruceño Eduardo Ariel Arnold intentó ubicar en la última semana a Moyano para acercarle un listado de "beneficiarios", según informaron a Página/12 fuentes de la central rebelde. Allí --siempre según las fuentes-- también aparecen legisladores del radicalismo. Arnold, un senador que responde al gobernador Néstor Kirchner, no habría sido el único en telefonear al camionero. La búsqueda de Moyano no es ingenua. Crecen en el PJ las voces que aseguran que los dirigentes que habrían recibido dinero están más cerca del menemismo. Por estos días, el sindicalista se encuentra en negociaciones para sumarse al proyecto presidencial de Carlos Ruckauf. Moyano, un dirigente de pocas pulgas y detractor de la diplomacia, es para muchos el candidato ideal para decir aquello que por temor o actitud de cuerpo los senadores prefieren callar. El justicialista Jorge Villaverde dio ayer señales en ese sentido. "La gravedad es que hay gente del Gobierno. El sindicalista Moyano hizo referencias nada menos que al ministro de Trabajo, que estaba más que interesado en la aprobación de esta ley", dijo el legislador a Radio del Plata. Chacho Alvarez seguramente no debe sospechar de Alberto Flamarique. Si bien está distanciado de su amigo, lo considera como tal. En todo caso dejó entrever que sus dudas apuntan a Fernando de Santibañes y Enrique "Coti" Nosiglia. El jefe de la SIDE y el ex ministro del Interior son sus enemigos en la Alianza. Moyano habló de coimas a fines de marzo, cuando ejercía presión para que el Congreso rechazara la polémica ley: --Para convencer a los senadores tenemos la Banelco. El sindicalista dijo haber escuchado la frase de boca de Flamarique en una comida que los unió en la Federación de Obras Sanitarias. El ministro de Trabajo negó su autoría. Pero el camionero puso como testigos a Rubén Pereyra, Saúl Ubaldini, Omar Viviani y Juan Manuel Palacios, quienes lo acompañaron en esa reunión gastronómica. Si al sindicalista le quedaba alguna duda de la veracidad de la frase de Flamarique, Héctor Maya se las quitó a los pocos días. En un encuentro privado, el senador justicialista se animó a revelar algunos de los supuestos "beneficiados" del Plan Canje. Moyano, que por entonces buscaba posicionarse luego de haber creado su propia CGT, corrió al Congreso. Sin invitación alguna, el sindicalista y algunos de los integrantes del consejo directivo rebelde se plantaron frente a la oficina de Augusto Alasino para pedir explicaciones. Adentro había un puñado de senadores analizando los pasos a seguir ya que al día siguiente se trataba la norma. Como corrían los minutos y el jefe de la bancada del PJ no los atendía comenzaron a cantar la marcha peronista. "Lo hicimos para apretar porque era vox populi que ya habían abrochado todo", confesó una alta fuente de la CGT rebelde. Finalmente fueron invitados a pasar al despacho. Más que un diálogo fue una discusión. No faltaron las menciones a los planes Trabajar con los que el Gobierno tentaba al Senado para aprobar la reforma laboral. --Dejen de cagar a la gente --se quejó Moyano sin ninguna admiración por la diplomacia. Curiosamente, uno de los que entonces salió a responderle fue el propio Cafiero. --Con vos no se puede hablar --se quejó el veterano senador, quien siempre brega por los consensos y apela a tonos conciliadores. A pesar de ese chisporroteo, ahora Cafiero ve en Moyano al socio ideal para hacer detonar el escándalo. Habrá que ver en las próximas horas si el sindicalista decide sumarse a la cruzada.
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