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LOS BUZOS NORUEGOS NO PUDIERON ABRIR LAS ESCOTILLAS DEL SUBMARINO AVERIADO
La angustia de un rescate que no tiene fin

A nueve días del accidente, fracasó el intento de los buzos noruegos por abrir las escotillas. A diferencia de las autoridades rusas, los socorristas creen que puede haber sobrevivientes.

t.gif (862 bytes)  El submarino “Kursk”, herido de muerte en el fondo del mar de Barents, sigue siendo una coraza inexpugnable, que mantiene en su interior a sus 118 tripulantes. Tampoco pudieron socorrerlos ayer los doce buzos noruegos, especialistas en trabajos de rescate en profundidad, que intentaron durante todo el día, pero no pudieron abrir las escotillas de la nave. Hace ya nueve días que el submarino nuclear ruso permanece hundido, semiinclinado, a 108 metros de profundidad. Si no pudieron lograr su objetivo, los marinos noruegos trataron de revertir el pesimismo que las autoridades rusas sembraron respecto de la suerte de la tripulación: el vocero de las fuerzas armadas del país escandinavo, John Espen Lien, dijo que no descarta que en el interior del submarino haya personas con vida. El propio presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que “hasta el último momento haremos todo lo que podamos para rescatar a quien pueda ser salvado”, contradiciendo a quienes dieron por muerta a toda la tripulación. Para hoy está previsto el descenso del minisubmarino británico “LR5”, que intentará acoplarse al submarino. El gobierno ruso evalúa, entre las causas de la catástrofe, una colisión con un submarino que podría pertenecer a la OTAN.
Ayer, las tenues expectativas de rescate se vieron interrumpidas por permanentes versiones contradictorias entre el gobierno ruso y el noruego. Los buzos noruegos habían iniciado el descenso durante la madrugada y obtuvieron imágenes del exterior del submarino. Pero, mientras descendían, los rusos desmentían que se hubiera iniciado la operación de rescate. En la superficie, el buque noruego “Seaway Eagle” se había estacionado exactamente sobre el “Kursk”. A diez kilómetros del lugar, el navío “Normand Pioneer” cargaba a bordo al minisubmarino británico “LR5”, encargado de conectarse a las escotillas para rescatar a los posibles sobrevivientes. Los buzos debían previamente verificar el estado de las escotillas, y abrirlas para ingresar a la cámara donde se encuentran los manómetros que indican la presión interior del submarino. “Con una presión normal, la tripulación podría sobrevivir hasta el 22 de agosto, pero la presión de 10 kg provocada por el accidente, según nuestras estimaciones, no lo permitiría”, había declarado el viceprimer ministro, Ilya Klebanov. “Es puramente teórica la posibilidad de que algunos tripulantes hayan podido sobrevivir a la catástrofe.”
Poco después de la primera inmersión, la versión oficial rusa señaló que la escotilla delantera estaba seriamente dañada, tenía grietas que habían dejado entrar el agua, y que era imposible abrirla. También sostuvo que de los 9 compartimentos del submarino, al menos 6 estaban llenos de agua. Según la televisión rusa, la escotilla estaba deformada por los golpes contra el fondo del mar, lo que impedía abrirla. Pero según el gobierno británico, que participa desde el miércoles en el rescate junto a noruegos y rusos, la escotilla trasera se encontraba en buenas condiciones.
La cámara transportada por un robot dirigido por los buzos noruegos por control remoto, que funciona bajo el agua mediante iluminación especial, envió imágenes hacia el exterior. Según los especialistas, se podía detectar una profunda grieta que había provocado el ingreso del agua. “Pensamos que el minisubmarino enviado por los británicos no podrá acoplar sus sistemas de escape al ‘Kursk’ y ahora nuestra mayor esperanza es que se pueda efectuar el rescate mediante una operación manual, en la que se usará conjuntamente con la nave británica una ‘campana’ de buceo del barco noruego”, explicó Klebanov. La deformación en las escotillas explicaría el motivo por el que fracasaron los intentos por unirlas a las de las sondas enviadas durante la semana pasada.
Los doce buzos noruegos forman parte de un equipo que habitualmente trabaja en la construcción de plataformas petroleras submarinas en el Mar del Norte, a 300 metros de profundidad. Según la prensa noruega, las tareas de rescate del “Kursk”, a 100 metros de profundidad, son prácticamente “ideales”. Descienden en grupos de tres y pueden mantenerse bajo el agua durante seis horas. Las imágenes tomadas por el robot tambiénmostraban la proa del submarino prácticamente destrozada por la explosión y los golpes recibidos contra el fondo.
Durante toda la mañana, los buzos intentaron abrir la escotilla delantera. Lograron descorrer el cerrojo, pero no tuvieron éxito en abrir la compuerta. La primera conclusión de Keblanov fue que el cuerpo de uno de los marineros había quedado atascado al intentar abrirla. Por la tarde, el comando noruego desmintió esa versión y consideró como “muy probable que haya oxígeno y no agua en su interior”, desmintiendo la versión oficial rusa. De ser así, el “LR5” podría acoplarse a la escotilla. En caso contrario, la compuerta deberá ser abierta manualmente y con ayuda de una grúa.
Mientras continuaban los intentos de rescate, la población rusa volvió a cuestionar severamente al presidente Vladimir Putin por la demora en aceptar la ayuda noruega y británica y asociaban el silencio del gobierno con el ocultamiento de información durante el desastre de Chernobyl. Por su parte, Klebanov anunció que, a partir de hoy, una comisión del gobierno analizará las causas de la catástrofe, entre las que se evalúa una colisión con otro submarino. “Asumimos que se trató de un objeto submarino de al menos 8000 toneladas de desplazamiento.”

 

La solidaridad, por Internet

Mientras los buzos noruegos y británicos intentaban establecer contacto con el interior del submarino ruso Kursk, en el fondo del Mar de Barents, la solidaridad internacional con la tripulación se hizo visible a través de las páginas de Internet. Miles de oraciones, mensajes de compasión y simpatía comenzaron a difundirse desde que surgió la noticia del desastre, en páginas dedicadas exclusivamente al submarino nuclear y sus 118 tripulantes.
Kiril Bekasov, capitán de fragata retirado y que durante quince años prestó servicios en submarinos nucleares soviéticos, conmovido por la tragedia, decidió abrir una página en la red de redes. La web de Bekasov, abierta en la dirección www.skiftel.ru/kirill/, comenzó a recibir rápidamente todo tipo de mensajes de apoyo, y opiniones de especialistas o aficionados sobre el accidente y los medios de salvamento. “Oramos por quienes se encuentran en el submarino y sus familias”, escribió Don Sales, desde California, en el sitio “Kursk: salvad sus almas”.
“Nuestros socorristas son gente competente –alegó el capitán retirado Nikolai, refiriéndose a los recursos con que contaba el gobierno ruso–. No es su culpa, pero los medios de salvamento envejecieron terriblemente. Es una tragedia para todos nosotros.” “En Israel, rezamos por todos los que están a bordo del submarino. Nuestros pensamientos y plegarias están con ustedes”, escribió Ira. Otros mensajes provenían de Armenia, Bulgaria, California, Yugoslavia y de toda Rusia.
Una página israelí, www.dotan.net/prayer, pidió a los submarinistas “de todos los países y credos que recen por la tripulación del Kursk”. En cambio, las páginas del sitio ruso www.kursk2000.narod.ru están abiertas a la polémica, y recogen críticas virulentas contra las autoridades rusas, acusándolas de haber demorado las operaciones de rescate. “La desgracia es que gente incompetente está en el Estado Mayor y en el Comando, y no son capaces de tomar iniciativas. ¿Qué representa para ellos la vida de un marinero o de un oficial?”, denunció un ex militar. Otros dirigieron sus dardos contra el presidente ruso Vladimir Putin. “Nuestros marinos pierden la vida por él, que se está bronceando en Sotchi”, escribió Ilia Luskanov.

 

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