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LA OA INVESTIGA LA CORRUPCION CON HOSPITALES AUTOGESTIONADOS
El gran negocio de la enfermedad

La Oficina Anticorrupción tiene en la mira el pago por parte del PAMI de �80 millones de pesos sin ningún control� a hospitales.

Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes)  La Oficina Anticorrupción (OA) está investigando una millonaria estafa consumada a través de los hospitales públicos de autogestión (HPA) de todo el país. Su titular, el fiscal de Investigaciones Administrativas José Massoni, ordenó iniciar una “investigación preliminar” sobre una serie de maniobras que se habrían concretado en los últimos dos años, por las cuales la obra social de los jubilados habría pagado a los HPA “80 millones de pesos en concepto de servicios médicos sin ningún control”. El registro 563 de la OA, al que Página/12 tuvo acceso exclusivo, agrega que “existen sospechas de maniobras irregulares en esa facturación”.
Este diario publicó el 3 de julio los detalles de la investigación que realizó la intervención del PAMI y la ex ANSSAL sobre presunta sobrefacturación en los HPA. En esencia, lo que despertó la curiosidad de las nuevas autoridades cuando asumieron fue una brecha considerable en la facturación: cuando Carlos Menem firmó el decreto que creó el sistema, en 1994, los centros asistenciales que se adhirieron facturaban 4 millones de pesos anuales. Hoy esa cifra se elevó a 80 millones. El sistema de autogestión habilitó a los hospitales a facturar a las obras sociales nacionales a través de un nomenclador. La ubicación de cada paciente dentro del nomenclador puede ser arbitraria y transformarse en la modalidad más usual para la sobrefacturación, tal como había explicado a Página/12 el subgerente de Prestaciones Médicas del PAMI, Alberto Luccon.
El nuevo modelo les aseguraba a los hospitales el cobro del 70 por ciento de las prestaciones. Si el PAMI u otra obra social no pueden afrontar los pagos la Superintendencia de Servicios de Salud (ex ANSSAL) se hace cargo de éstos. Las nuevas autoridades de la Superintendencia también detectaron anomalías y por eso empezaron a investigar a unos 200 HPA, a los que les suspendieron los pagos. La ex ANSSAL desterró una práctica que puede haber sido la clave del negocio: durante la gestión anterior los pagos se hacían “a sobre cerrado”, es decir que los hospitales no detallaban a qué prestaciones correspondían los montos exigidos y la ANSSAL no verificaba lo que pagaba. Los auditores sospechan que la contratación de empresas o consultoras para informatizar el sistema puede haber encubierto la mayor cantidad de facturaciones infladas.
Hace dos semanas, los investigadores de Massoni aceptaron la denuncia que realizó la intervención del PAMI a través de la resolución 638, elaborada por el área de Asuntos Legales con información de la Gerencia de Prestaciones Médicas del PAMI. La intervención le informó a la OA que “durante un lapso importante el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) no recibió las facturas de los HPA”. Agregó que la consultora contratada por el Instituto para controlar la facturación “no lo hizo adecuadamente, ni tampoco había proporcionado los elementos necesarios para que se efectuaran los débitos a los prestadores”. Por lo tanto, la OA concluyó que “se habría registrado un perjuicio al patrimonio del INSSJP por la falta de control de la facturación y la falta de débitos a los prestadores”. Según el informe de la Gerencia Económica Financiera del PAMI, “en el período 1998-2000 la obra social habría pagado a los HPA aproximadamente 79 millones en concepto de servicios médicos, sin ningún control”. Además, el INSSJP habría incurrido en un “doble pago de servicios, ya que por una parte pagaba una cápita mensual a los prestadores y por otra pagaba los servicios de los HPA”.
La intervención del PAMI le solicitó a la OA que proceda a radicar “las denuncias que fueren pertinentes” y ese organismo resolvió iniciar la investigación preliminar “tendiente a comprobar los eventuales delitos contra la administración pública que se hubieren cometido, así como también la identidad de las personas que habrían participado”. Lucconhabía señalado a este diario que las responsabilidades del caso podrían recaer en los directores de los hospitales cuestionados o en los intendentes de las respectivas localidades, dado que la mayoría de esos centros son municipales. Los principales sospechados son el Larcade de San Miguel, el Instituto Sommer de General Rodríguez y el hospital municipal de 25 de Mayo.

 

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