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Los prejuicios que todavía sufre la comunidad judía

El trabajo realizado por el American Jewish Committee (AJC), y apoyado por la AMIA, muestra que el 15 por ciento de los consultados en la Argentina preferiría no tener a un judío como vecino. Un resultado ubicado lejos del antisemitismo austríaco pero también de las actitudes integradoras de Estados Unidos y Suecia.

Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes)  Campeones internacionales del prejuicio y mitad de la tabla en cuanto a antisemitismo efectivo. Estas son las conclusiones que surgen al comparar a los argentinos con los habitantes de varios otros países del mundo. El trabajo fue realizado a nivel internacional por el American Jewish Committee (AJC) y aquí fue impulsado en colaboración con la AMIA. Del total de consultados en la Argentina, el 15 por ciento manifestó que preferiría no tener a un judío como vecino, un resultado que está en la mitad del país que mostró un grado mayor de antisemitismo –Austria–, pero con niveles muy por encima de las sociedades menos discriminatorias, las de Suecia y Estados Unidos. Pero cuando las preguntas están referidas al prejuicio –si los judíos tienen demasiado poder–, los argentinos aparecen como los que en mayor proporción “compran” el prejuicio de que los judíos dominan el mundo.
Las conclusiones fueron realizadas a partir de los sondeos encargados por el AJC en trece países. El estudio en la Argentina estuvo a cargo de la prestigiosa consultora Gallup Argentina, que conduce la licenciada Marita Carballo. El relevamiento se hizo en todo el territorio y fue iniciativa conjunta del AJC y la AMIA. Los resultados en el país fueron publicados por Página/12 hace un mes y ésta es la primera vez que se expone la comparación con las encuestas realizadas en los demás países.
Los estudiosos en materia de discriminación y antisemitismo suelen distinguir entre, por un lado, las opiniones más concretas, referidas a preferencias de los encuestados, y por otro lado, las creencias o prejuicios.
Algunas de las preguntas que se realizan habitualmente para detectar el antisemitismo más efectivo son: “¿A usted le molestaría que su hija o hijo se case con un judío?” “¿A usted le molestaría tener a un judío como vecino?”.
Para detectar los niveles de prejuicio suele preguntarse: “¿Usted cree que los judíos mataron a Jesús?” o “¿Usted cree que los judíos tienen demasiado poder?”.
Ambos niveles fueron cubiertos por la encuesta de AJC-AMIA-Gallup en la Argentina y ahora se puede ver la comparación con los otros países.
Respecto del antisemitismo más concreto, el 15 por ciento que dice que prefiere no tener un judío como vecino es un índice alto, pero está lejos de los países más discriminatorios. Debe tenerse en cuenta que en todos los casos hay mayor proporción de opiniones antisemitas que las declaradas, por cuanto hay encuestados que no le revelan –por precaución o vergüenza– su verdadera actitud al encuestador. En ese nivel de antisemitismo más concreto, la Argentina parece estar a mitad de camino entre el país más discriminatorio –Austria– y el menos discriminatorio -Suecia–, aunque hay que tener en cuenta que una parte de los que preferirían no tener un vecino judío tienen miedo a un nuevo atentado.
En el terreno del prejuicio, los niveles argentinos son altísimos. Esto ya se había verificado hace diez años en otro relevamiento del AJC, en aquella ocasión realizado por la consultora Catterberg y Asociados. Uno de cada diez argentinos sostenía que los judíos tienen demasiado poder, que mataron a Jesús o que son más tacaños que los demás. En el relevamiento hecho por Gallup se sigue verificando que los argentinos son más prejuiciosos que los ciudadanos de los otros países relevados. Esto se verifica en la pregunta respecto de que “los judíos tienen demasiado poder” y lo mismo ocurre cuando se indaga “si los judíos están sacando provecho de la memoria del exterminio nazi”.
Hay un dato trascendente que surge de la pregunta: “es verdad o mentira el exterminio de judíos por parte de los nazis”. Esto se refiere a una campaña que habitualmente hacen los admiradores del Tercer Reich, señalando que el Holocausto es una mentira, y que no tiene el menor sosténhistórico. Es un hecho que la mayor parte de la población vio documentales y documentación que prueban abrumadoramente la matanza, pero la pregunta está destinada a detectar a un sector muy propenso al nazismo. El 4 por ciento verificado en la Argentina es alto y sólo está por debajo de Austria, el país en el que se ve mayor adhesión a partidos y organizaciones neonazis. Debe tenerse en cuenta que un 4 por ciento de la población adulta significa aproximadamente un millón de personas.
Con todos los datos y comparaciones a la vista, la realidad es que la Argentina no parece al borde de la catástrofe, pero tampoco hay motivo para el festejo. La situación no es fácil e indudablemente se necesitarán grandes esfuerzos en materia de educación y difusión antidiscriminatoria. La batalla no está para nada ganada.

 

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