La convivencia de dos banderas El Movimiento Judío por los Derechos Humanos convocó un acto por la paz en Medio Oriente en la sede de la ANP en Buenos Aires. |
La paz entre palestinos e israelíes todavía está muy lejos en Medio Oriente. Más cerca, en nuestro país, el Movimiento Judío por los Derechos Humanos organizó anteayer un acto que contó con más de 300 personas y que buscó justamente acercar posiciones y sobre todo acordar que la paz entre ambos pueblos, por difícil que parezca de alcanzar, debe estar mucho más cerca aún. El acto se realizó en la representación de la Autoridad Nacional Palestina en Buenos Aires, rodeada de decenas de policías, y contó con la presencia de autoridades palestinas, dirigentes de organismos de derechos humanos, periodistas como Herman Schiller y Horacio Verbitsky, y expertos en temas internacionales como el profesor Norberto Méndez. Nos emociona que la bandera de Israel esté presente en esta embajada y lamentamos la ausencia de sus representantes, resumió el embajador palestino Suhail Akel. Efectivamente, para el acto del domingo hubo ausencias notorias del lado hebreo. Aunque el público presente era en un 80 por ciento judío, el vicepresidente de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), Jorge Kirszenbaum, no asistió al acto a pesar de figurar en la lista de oradores. El mismo Kirszenbaum explicó luego que a último momento decidió no concurrir por la presión ejercida por Yithzak Avirán, el actual embajador de Israel en la Argentina. Avirán supuestamente ya había dejado de representar a su país aquí, pero aún no fue reemplazado. De este modo, del lado judío estuvieron solamente Schiller y el rabino Daniel Goldman. En el acto se hicieron presentes, además, Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo; Nora Cortiñas, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; el coronel Horacio Ballester, del Centro de Militares Democráticos (Cemida); Alfredo Bauer, escritor y activista antinazi, y Tita Sacolsky, de la organización Memoria Activa. Todos los expositores afirmaron que la paz en Medio Oriente sólo se puede alcanzar mediante la creación urgente de un Estado palestino. El profesor Norberto Méndez explicó los muchos avatares del conflicto árabeisraelí y se manifestó a favor del Estado palestino. La paz sólo será justa si se coloca a ambos pueblos en igualdad de condiciones, subrayó. En este sentido, Horacio Verbitsky criticó lo que calificó como la política reaccionaria y antipalestina de los distintos gobiernos israelíes que parecían no darse cuenta de que en ese desierto vivía históricamente otro pueblo. Luego destacó que soy un judío que siempre se ha solidarizado con la causa de la liberación del pueblo palestino y ahora apoyo estos esfuerzos por la paz. Herman Schiller resumió su posición puntualizando que los fundamentalistas judíos nos acusan de claudicar ante el terrorismo palestino. Y los fundamentalistas del otro lado acusan a esta embajada de claudicar ante el sionismo. No hace falta siquiera demostrar la torpeza reaccionaria de estas acusaciones. En este tema no hay dos demonios. Hay uno solo: el demonio de los belicistas, de los vampiros ávidos en derramar la sangre de los otros, no la propia. Dentro de la unanimidad acerca de la necesidad de un Estado palestino, la cuestión del estatuto final de Jerusalén apenas fue mencionado. Reconocido por palestinos e israelíes como la disputa más difícil de zanjar en las negociaciones, este tema fue abordado por Suhail Akel, quien remarcó la necesidad de que el sector oriental quede bajo soberanía palestina.
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