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Seis mil pesos y cocaína para matar a un fiscal

Eso dijo que le ofrecieron un preso en Córdoba si aceptaba asesinar al fiscal Carlos Matheu, quien investiga una red de prostitución vinculada a la policía.

El fiscal Carlos Matheu ya había recibido varias amenazas.
Ahora un preso le confió que 
le ofrecieron asesinarlo.


Por Mónica Gutiérrez
Desde Córdoba

t.gif (862 bytes) �Me ofrecieron seis mil pesos y un kilo de cocaína para matarlo a usted.� El fiscal de Villa Carlos Paz no podía creer lo que escuchaba, de boca de un preso que se había cansado de pedirle que lo atendiera. Ese pago y la supuesta �agilización� de su causa eran el precio de la vida de Carlos Matheu, el fiscal que investiga en Córdoba una red de prostitución en la que estaría implicado un grupo de policías. La noticia, que se conoció ayer, se suma a dos amenazas más al fiscal que en la primera mitad del año tuvo en vilo al poder político de la provincia, aunque todo quedó en la nada. Los acusados son dos policías, uno de ellos ex represor durante la dictadura militar.
Tres notas fueron enviadas desde la cárcel de Potrero del Estado, en Bower, a la fiscalía de Carlos Paz. �Al principio no le llevé el apunte, porque decía que quería hablar conmigo de temas personales�, le confió Matheu a Página/12, �pero en la cuarta ya hablaba de que corría peligro su vida y la de su familia�.
A principios de agosto, el fiscal decidió llamar al preso de las notas. Le tomó declaración y se enteró de que en enero �cuando todavía gozaba de libertad� le hicieron un ofrecimiento nada menos que a cambio de su vida. El denunciante, cuya identidad fue mantenida en reserva por las fuentes judiciales, declaró que con �seis mil pesos y un kilo de cocaína� lo tentaron para que terminara con la vida de Matheu, quien investigaba una red de prostitución. En el negocio, que tenía ramificaciones en Carlos Paz y en la misma ciudad de Córdoba, habrían estado involucrados algunos policías de la Unidad Regional 3. 
Esta fue la jugada fuerte de Matheu, que habría terminado por irritar una relación ya por demás complicada entre la policía y la Justicia de la villa serrana.
�Lo escuché y no investigué nada, enseguida lo remití a la Fiscalía General�, contó Matheu. Desde allí, el expediente fue a parar a la fiscalía de Raúl Moll, con sede en Alta Gracia, el viernes pasado. Moll, a su vez, giró parte de la causa a la Justicia federal, �porque hay un caso de compra de droga de por medio�, según le explicó el funcionario a este diario. Moll aseguró que el preso no tiene protección especial, pero al parecer decidió contar todo por miedo al riesgo que corre su vida. �Total, si me quieren matar, lo van a hacer igual, prefiero que se sepa�, habría dicho el denunciante.
�Entiendo que es porque lo ha elaborado y ha tomado la determinación de denunciar ahora�, explicó Moll, consultado por el tiempo transcurrido desde el momento del ofrecimiento. El fiscal �que ahora tiene a cargo la causa� prometió llamar a declarar �cuanto antes� al denunciante y admitió que el hecho estaría relacionado con todo lo que durante este año vivió el fiscal Matheu en relación a las amenazas. 
La decisión del preso también tendría relación con una promesa más: le habían ofrecido �ayudarlo� en la causa que lo tiene entre rejas y nunca cumplieron. 
Fuentes judiciales señalaron que el testimonio del preso �es absolutamente coherente y creíble. Da nombres, domicilios, fechas, horas, números, es muy preciso�, destacaron. También trascendió que en un principio habría aceptado la propuesta de los dos policías, pero que luego desistió y comenzó a ser �perseguido�. Uno de los nombres que dio es el del sargento Juan Dómine, un personaje clave en esta historia de amenazas, drogas y prostitución.
Dómine fue el principal involucrado en una causa de intimidaciones que recibió Matheu, fue sobreseído por la Justicia y su pasado lo pinta de cuerpo entero: organismos de Derechos Humanos lo han señalado como un activo represor �joven por entonces� en la ex D-2 de Informaciones de lapolicía de la provincia, que funcionó como centro ilegal de detención y tortura. Además, Dómine se había dedicado a hacer inteligencia para un sector de la policía, en pleno período de democracia.
La revelación que tomó estado público ayer no es algo nuevo para el fiscal: en mayo pasado había denunciado, con cintas grabadas en la mano, que un grupo de uniformados lo había amenazado de muerte. Las grabaciones también daban cuenta de turbias negociaciones entre policías que traficaban con información sobre Matheu: �Tenemos el informe para el secretario de Seguridad (Aldo Abril)�, decían en las conversaciones.
Dos meses después, Matheu recibió una nueva intimidación: a su despacho llegó una carta con una foto suya pegada sobre un féretro dibujado. Nueva denuncia. La anterior había sido �desestimada� por la Justicia de Córdoba y minimizada por todo el gabinete de José Manuel De la Sota, en escasas declaraciones públicas sobre el tema.
Si bien no se supo el nombre, trascendió que el denunciante es una persona joven (de entre 30 y 35 años), con antecedentes, que está preso por dos asaltos a mano armada y que es adicto a la cocaína. �Esto pasa porque tienen apoyo, no puedo creer en esta impunidad�, se indignó Matheu.

 


 

PIDEN PRISION POR BALEAR A CHICOS
�Actitud irracional�

El fiscal de San Isidro Lino Mirabelli pidió ayer la prisión preventiva para un profesor de historia jubilado que el 20 de julio mató a quemarropa con una escopeta a dos adolescentes que entraron desarmados a su propiedad, en Boulogne. El docente Juan Domingo Lanaro, de 53 años, está acusado del delito de homicidio simple en dos ocasiones, que prevé penas de 8 a 25 años de cárcel. El fiscal pidió esa medida con el argumento de que la vida del profesor no estaba en peligro, por lo que su actitud fue desmedida.
En los fundamentos, el fiscal destacó que �antes de disparar, Lanaro pudo decir alto y llamar a la policía. No se corroboró que haya sido atacado por las víctimas. Incluso, uno de los chicos fue baleado por la espalda y el otro, después de hacer un signo de defensa, porque la bala le atravesó la mano y le pegó en la cabeza�. Ahora, el juez de Garantías Orlando Díaz tiene cinco días para resolver el pedido.
El 20 de julio, una vecina le avisó al ex profesor que dos personas estaban en el fondo de la casa que tenía en la localidad de Boulogne. La propiedad en cuestión estaba deshabitada y en venta, no tenía muebles en su interior ni objetos de valor.
Lanaro, al enterarse de que dos supuestos ladrones pretendían robar en su vivienda, tomó su escopeta, la cargó y entró sigilosamente por el fondo de la casa. Allí descubrió a dos chicos, de 13 y 14 años, y los baleó, sin preguntas. Disparó tres veces, y dos de los impactos dieron en el blanco. Avalos murió con un tiro en la espalda y Villalba, en la cabeza.
La investigación determinó que una de las ventanas de la casa de Lanaro, ubicada en Godoy Cruz y Yerbal, había sido forzada y el mosquitero, roto. Los familiares de los adolescentes muertos dijeron que los jóvenes estaban jugando, que cazaban pajaritos. Pero Lanaro declaró que disparó porque los adolescentes se le �vinieron encima� y uno de ellos dijo �matalo al viejo, matalo al viejo�. Sin embargo, el fiscal explicó que �no hay elementos para acreditar una legítima defensa, la vida de Lanaro no estaba en peligro cuando disparó. No hubo racionalidad entre el medio empleado y el daño sufrido, que fue sólo una ventana rota�.

 

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