El secretario general de la OTAN, George Robertson, desmintió ayer tajantemente que la catástrofe del �Kursk� haya sido provocada por un submarino occidental. A Robertson se le sumó el gobierno noruego: �Esto es propaganda interna rusa�, afirmó el comandante en jefe de la Flota Norte noruega, Einar Skorgen. Las desmentidas tienen que ver con la insistencia del gobierno ruso en acusar a una nave de la OTAN como responsable de un choque bajo el mar. Ayer, el ministro de Defensa ruso, Igor Sergeyev, insistió en dirigir las sospechas hacia Occidente. El reconocimiento de dos explosiones dentro del submarino �como asegura haber registrado Noruega� pondría en serias dudas la capacidad y tecnología de Rusia como potencia militar. De todos modos, como en las escotillas del �Kursk�, ayer comenzaron a abrirse grietas del lado ruso: el gobernador de la región de Kursk, Alexandr Rutskoi, aseguró que un oficial de alto rango de la armada le había comunicado que el sumergible se encontraba realizando prácticas con nuevos torpedos de elevada potencia. Fuera de la polémica sobre las responsabilidades, el experto ruso Alexandr Nikitin, exiliado en Londres, advirtió que en menos de seis semanas los reactores del �Kursk� comenzarán a emitir radiaciones en el mar. Más allá de que el �Kursk� pueda representar una silenciosa bomba nuclear a punto de estallar en el fondo del mar de Barents, el presidente ruso Vladimir Putin se reunió ayer durante tres horas con alrededor de 500 familiares de la tripulación, concentrados en Vidiayevo. Durante la reunión, Putin respondió todo tipo de preguntas. Además de comprometerse a entregar a las familias afectadas una ayuda económica equivalente a los salarios de 10 años de cada tripulante, en una de sus respuestas sorprendió que criticara severamente el estado de los equipos de salvamento de la flota rusa y la falta de eficacia del operativo de rescate. Según la hipótesis rusa, anunciada oficialmente por el ministro de Defensa Igor Sergeyev, el hundimiento del �Kursk� fue provocado por un submarino occidental. �Se localizó un segundo objeto de dimensión equivalente a la del �Kursk�. Pero antes de que pudiera ser identificado, ya no estaba allí�, insistió Segeyev. La teoría del submarino occidental fue tajantemente desmentida por la OTAN. Su secretario general, George Robertson, respondió que �ningún submarino aliado estaba implicado en el accidente�. Y Noruega se sumó a la polémica. �Esto es propaganda interna rusa�, afirmó el comandante en jefe de la Flota Norte de ese país, Einar Skorgen, apuntando a la imposibilidad estratégica rusa de poder admitir una falla en su estructura militar sin dañar su imagen como potencia. No hubo dudas en presentar evidencias: el vocero del Estado Mayor, Kjell Grandhagen, aseguró que las mediciones del instituto sismológico confirmaron que �se produjeron dos explosiones. La primera, más pequeña, fue producida por un arma dentro de la nave y probablemente fuera la causa de la segunda explosión, de 3.5 grados en la escala Richter�. De todos modos, la hipótesis rusa avanzaba por sí sola en una zona de contradicciones, luego de que el gobernador de la región de Kursk, Alexandr Rutskoi, afirmara que el submarino realizaba prácticas con torpedos de potencia más elevada. Al mismo tiempo, y fuera de la polémica sobre las responsabilidades del naufragio, el experto ruso exiliado Alexandr Nikitin, denunció que �si los reactores del �Kursk� no sufrieron daños comenzarán a emitir radiaciones dentro de un mes o un mes y medio, pero si uno de los reactores se destruyó, las fugas empezarán a registrarse en las próximas semanas�.
COMO RUSIA ENGAÑO A LA GENTE Y OCULTO DATOS El País de Madrid La tragedia ocurrida en el mar de Barents con el submarino atómico �Kursk� estuvo marcada por el secretismo, las contradicciones y las simples mentiras. A continuación, las más importantes.
|