Ciento diez cadáveres habían sido rescatados de la oscuridad del Golfo Pérsico, frente a la hasta ayer ignorada localidad de Samaheig, en el emirato de Bahrein; los socorristas buscaban anoche los cuerpos quemados del resto de los 143 ocupantes del Airbus 320 de la empresa Gulf Air que se precipitó al mar, en su desesperado tercer intento de aterrizaje con un motor en llamas. El avión venía de El Cairo y la mayoría de los pasajeros eran árabes. Todavía no aparecieron las �cajas negras� que permitirían indagar las causas del accidente, el segundo en importancia en el mundo en lo que va del año. Aunque en la noche el jefe de Seguridad Civil de Bahrein, Abdul Rahman bin Rashed al Khalifa, afirmó que �los equipos de socorro rescataron unos 70 cuerpos del mar, en su mayoría niños�, la línea aérea indicó que en el avión viajaban 34 menores de 18 años, de los cuales 18 tenían menos de 5. Otros cuerpos se veían, apenas, flotar en el agua, mientras los socorristas trabajaban en la oscuridad. Más tarde se anunció el rescate de un total de 110 cadáveres. Lo seguro es que, a las 16.30 de la tarde de ayer, el vuelo Gf-072 de la empresa Gulf Air, que desde El Cairo, Egipto, se dirigía al Aeropuerto Internacional de Manama, capital de Bahrein, cayó al mar, a unos seis kilómetros al norte de la pista. Habitantes de la pequeña localidad de Samaheig vieron fuego en una de sus dos turbinas mientras el avión se precipitaba; en seguida, estalló en llamas. Según el subsecretario de Aviación Civil de Bahrein, Ibrahim Al Hamad, la aeronave intentaba aterrizar por tercera vez, luego de dos intentos fallidos. Las causas del accidente están aún por determinarse; anoche todavía no se había localizado ninguna de las dos cajas negras situadas en la cola del avión; una de ellas contiene el registro de los datos de los instrumentos de vuelo, y la otra la grabación de las conversaciones en la cabina de comando. Tres helicópteros y varios barcos de la Quinta Flota estadounidense colaboraban en las tareas de rescate. El cómputo de las víctimas fue entorpecido por las poderosas manos del destino y de los servicios secretos norteamericanos. La del destino: un trabajador egipcio que figuraba en la lista no embarcó en realidad, ya que un encargado del control de pasajeros se lo impidió por no tener sus documentos en regla. La mano de los servicios estadounidenses hizo que un �agente diplomático� viajara sin figurar en la lista de pasajeros. La lista definitiva anota 135 pasajeros: 63 egipcios, 34 bahreiníes, 12 sauditas, nueve palestinos, seis ciudadanos de los Emiratos Arabes Unidos, tres chinos, dos británicos, un australiano, un coreano, un kuwaití, un sudanés, un omaní y el estadounidense. De los ocho tripulantes, el piloto era polaco y el resto estaba integrado por dos egipcios, un indio, un filipino, un marroquí, un omaní y un ciudadano de los Emiratos. �Nadie nos dice nada�, repetían, y lloraban, familiares de los pasajeros, que se congregaron en el aeropuerto de El Cairo. Al anochecer, la compañía Gulf Air anunció el envío de un avión especial para llevar a Bahrein a los allegados. En París, la empresa Airbus Industrie comunicó el envío de un equipo de especialistas para colaborar en la investigación de las causas del accidente. El Airbus 320 es uno de los aviones de pasajeros más modernos del mundo, y compite con el Boeing 737. Tiene 34 metros de largo y una envergadura de alas de 37,5 metros. Sus dos turbinas le permiten transportar 179 pasajeros o 18 toneladas a 900 kilómetros por hora, con una autonomía de 5300 kilómetros. Lo fabrica el consorcio europeo GIE Airbus Industrie, en el que participan la British Aerospace y la Aerospatiale de Francia (que a su vez fabrican el Concorde, cuyo permiso de vuelo fue provisoriamente suspendido luego del accidente del 25 de julio, cerca del aeropuerto de París, en el que murieron 113 personas). En la construcción de los Airbus participan también empresas de Alemania y España. Hay en servicio 840 naves, propiedad de 82 líneas aéreas. La que se accidentó ayer había entrado en servicio en 1994 para la empresa Gulf Air, propiedad conjuntade los Estados de Qatar, Omán, Bahrein y el emirato Abu Zabi; la aerolínea cuenta con una flota de 30 aeronaves y su sede está en Bahrein. El accidente con más víctimas en lo que va del año sucedió el 31 de enero frente a las costas de Abidjan, Costa de Marfil, cuando un jet de Kenya Airways cayó al mar y murieron 169 personas. El segundo en número de víctimas fue el de ayer en Bahrein.
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