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Marcha de prostitutas en contra de una zona roja

Las mujeres de Ammar se reunieron en Plaza Once para protestar.
No quieren la zona roja que proponen algunos vecinos.


t.gif (862 bytes) �Yo �dijo un hombre� quiero que vuelvan los cabarets de antes, donde había señoras, señoras revisadas por médicos porque lo que hay es un desastre. Carlitos Lisaraza, pintor, se mareaba entre los carritos de la plaza y los volantes de la Asociación de Meretrices Argentina (Ammar) que buscaban convencerlo de que, en la urbe porteña, las prostitutas no quieren zona roja. Ammar improvisó ayer una manifestación en Plaza Once para difundir la oposición gremial a los proyectos que buscan crear una zona roja para prostitutas y travestis.
Era la hora del regreso a casa sobre la plaza. Elena Reynaga, presidenta de Ammar, tomó un rincón para aclarar esa oposición: �No queremos la zona �dijo�, porque no somos animales para que nos metan en un cerco, queremos trabajar libres, como todos�. Para Ammar la zona es fachada de un control que no resolverá el fondo: �Es la policía la que quiere esto -explicó� para mantener la prostitución como negocio propio�. De esas denuncias se habló en la plaza. O al menos, se intentó.
�¿¿¿Zona roja??? �se exaltó Marta Montalvo, atrás de su carrito de cafetera�. En mi país zona roja es Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. Su país es Perú y Marta es una de las vendedoras itinerantes de la plaza. Apenas vio los carteles, entró en pánico y la fiebre no menguó hasta que la gente de la CTA se encargó de la traducción: �A estas chicas �le contaron� quieren ponerle un cerco, ¿comprende?�. 
La zona roja prevista en un proyecto de ley que acaba de ser presentado por grupos vecinales en la Legislatura es considerada campo desierto por Ammar, un lugar donde quedarían tan a la deriva como ahora. A esa situación respondía una de las denuncias principales de la protesta. Reynaga dio los datos de una delegada que hace unos días recibió golpes y fue encerrada en la comisaría 16. Y siguió: �En lugar de trasladarnos a las fiscalías como manda el Código de Convivencia, terminan encerrándonos en comisarías�.

 

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