Por Silvina Friera
En Edda Bustamante conviven la imagen fuerte de una sex symbol con una realidad personal más cercana al teatro under. Como decía Coco Chanel, �lo único que queda es el estilo�, afirma ella, mientras se toma un café con whisky en un bar de plaza San Martín. Su estilo, de eso se trata, es expuesto, sensual y salvaje, una combinación explosiva, aunque acaso artificial. Desde que llegó de San Juan, su provincia natal, pasó por el teatro de revistas, la televisión y el cine y dejó su marca registrada en las fantasías masculinas de un par de generaciones, al menos. Hace unos años el grupo Attaque 77 le dedicó uno de sus temas, �Caminando por el microcentro�, inspirado en algunos films que los adolescentes de los 80 no olvidan. Recientemente, en Tesoro mío, una película basada en el caso Fendrich, interpretó un personaje muy distintos de aquellos: un ama de casa. �Mi personaje sigue los roles que le impone la sociedad: casarte, tener hijos y que tu marido sea exitoso�, desliza.
A kilómetros de esa realidad, esta noche estrenará en el teatro Vitral Dos disparos y un atípico amor, un folletín humorístico musical sobre textos de José Sbarra (Los pro y los contra de hacer dedo), Pedro Almodóvar, Charles Bukowski, Pablo Neruda, Alfonsina Storni, León Felipe, entre otros. Bajo la dirección de Rita Terranova y con Daniel Ritto como compañero de escena, Edda le dará cuerpo a una historia de amor entre una mujer detective y Marc, la sucia rata. Tal vez en honor a la canción que le dedicaron, Edda viaja en subte o se va caminando a los ensayos. �Me gusta sentir que soy una laburante y estar en contacto con la gente�, cuenta a Página/12. �No creo en el divismo, porque significa distancia y yo soy distante en cuanto a mi vida privada.�
�Siempre fui muy mirada�, dice mientras posa para las fotos y chicos y grandes por igual la observan. �Estudiaba arquitectura en San Juan y cuando pasaba por el patio de la facultad se hacía un silencio mortal.� Años después hacía el personaje de �la novia de Alfonsín�, en el programa de Tato Bores. �Me pasa andar por la calle y que pase alguien y me pregunte cuándo vamos a tomar una cerveza. Ahora le contesto y la tomamos en un kiosco. Eso es lo que me encanta de ser Edda, tomar una cerveza con un desconocido, que la gente pueda conversar conmigo�, revela. Dice que porque es así, puede reirse siempre.
�¿Lo suyo es el humor?
�Sí, en mi vida privada y artística. Me gusta el humor ácido, bien irónico. Me considero una dura del humor. Cualquier texto que se agarre, hasta la Biblia, al decirlo de una determinada forma puede llevar al humor. Influye que en mi familia se maneja mucho el humor. Somos de cerrar el chiste del otro con anterioridad, soy de adelantarme a los remates. Niní Marshall fue un genio y creo que si hubiese nacido en los Estados Unidos en este momento estaría a la altura de Chaplin, sería universal.
�¿El humor está desvalorizado?
�Se lo desprecia, se lo trata como un arte menor. Desgraciadamente, las calles de nuestros país llevan nombres de brigadieres, coroneles y otros grados militares, nunca de humoristas. Creo que no se dan cuenta que el humor es un don, que Niní alegró la vida de millones de corazones. El humor argentino es directo, apunta al remate grueso y eso me aburre. A mí me fascina la ironía, la sutileza. Era lo que hacía Tato o lo que tiene Fontanarrosa.
�¿Qué elementos le interesaron de la obra?
�Cuando Daniel Ritto me llamó y me contó el proyecto de hacer de Marc, la sucia rata, acepté sin leer el libro. Me enganché por el nombre. Cuandola leí me dio la sensación de que era abierta, que deja ba lugar a la improvisació. Me fascinó esa tendencia de Marc, que está siempre en lugares inadecuados.
�¿Qué desafío le implica volver a hacer teatro?
�Mi trabajo es muy creativo: hago varios personajes. El teatro me da la fuerza para levantarme a la mañana y el desafío de darle a Rita lo que me pide. Me da placer sentir que puedo entregarme completamente al público y llenar la sala.
El budismo vs. Internet
Hace muchos años que Edda Bustamente practica el budismo siguiendo la doctrina de Nichiren Daishonin. Por eso, dice se resiste a entrar en �la vorágine de ese mundo sin alma de los e-mails y los teléfonos celulares, que generan una falsa conciencia de comunicación. Al entrar a Internet y poder tener acceso a cualquier información creo que se está perdiendo lo autóctono. Mucha gente en vez de salir a tomar un café, está chateando con algo en donde deposita sus fantasías, pero donde no tenés el juego de la realidad�, reflexiona la actriz y bailarina. Para que no queden dudas de su rechazo tecnológico, declara: �No tengo computadora y no pienso tenerla�. |
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