Por Fernando Almirón
Salvo Eduardo Duhalde, los principales referentes del justicialismo mantuvieron prudencial distancia del escándalo que se desató hace ya quince días en el Senado de la Nación a raíz de las versiones que daban cuenta de supuestos sobornos que el Ejecutivo le habría pagado a un grupo de legisladores a cambio de la aprobación de la ley de la reforma laboral. Una similar lejanía fue adoptada por las autoridades partidarias y los gobernadores peronistas de las provincias chicas. Ante la manifestación masiva de semejante bajo perfil, Duhalde apareció como el único dirigente del PJ que jugó un rol protagónico en el desarrollo de la crisis. Y el que supo sacarle un provecho político que podría modificar la relación de fuerzas en el Senado.
Vientos bonaerenses. Los senadores peronistas por Buenos Aires, Antonio Cafiero y Jorge Villaverde, no dudaron en hacerse eco de las primeras versiones periodísticas que daban cuenta de las supuestas prebendas en el Senado, y presentaron sendas cuestiones de privilegio para que el tema fuera tratado en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara alta, aunque sin mayores resultados. Cafiero, y mucho menos Villaverde, no se hubiera animado a exponerse sin asegurarse el necesario apoyo para llevar adelante la jugada. El del Duhalde, jefe del PJ provincial.
Duhalde fue el receptor de las inquietudes iniciales de Cafiero, de sus �certezas� sobre el pago de prebendas. El interlocutor permanente del veterano dirigente a cuya cruzada el ex gobernador le sumó el apoyo de un hombre de su entera confianza, Villaverde.
Alasino en la mira. El presidente del bloque de senadores del PJ no responde plenamente a ninguna de las líneas internas que hoy conviven dentro del peronismo. El entrerriano supo desde siempre construir un estilo de conducción basado en una estrategia pendular, independiente de las urgencias políticas de la interna partidaria, personalista y desconcertante. Un estilo que potenció después de la derrota electoral del peronismo. El menemismo no olvida que Alasino diluyó el tratamiento de un proyecto que presentó Jorge Yoma con el objeto de habilitar una tercera candidatura presidencial consecutiva de Carlos Menem.
En tiempos más cercanos, Duhalde, Carlos Ruckauf, José Manuel De la Sota y Carlos Reutemann no olvidan que el jefe de la bancada de senadores montó en cólera y organizó una comisión interparlamentaria que se presentó como vía de interlocución válida entre el oficialismo y la oposición a la hora de negociar el tratamiento de las leyes. Así, Alasino descalificó el diálogo que los gobernadores de las tres provincias más importantes habían establecido con Fernando de la Rúa. Alasino, que lidera una mesa de conducción integrada por hombres con un futuro político de diagnóstico reservado, logró unificar a la interna del PJ: todos desconfían de él por igual. �El Choclo juega solo para él�, aseguran unos y otros.
Presidenciables sin palabras. Los dirigentes peronistas que se barajan entre los presidenciales del peronismo ni siquiera se asomaron al escenario del escándalo. Tres de ellos se sabían libres de toda sospecha ya que se habían pronunciado, antes de su sanción, a favor de la promulgación de la Reforma Laboral. El gobernador bonaerense Ruckauf recién el jueves emitió una declaración pública reclamando el esclarecimiento de las versiones. Lo mismo hizo el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann. De la Sota mantuvo, en cambio, un estricto silencio de radio. En rigor, tanto Reutemann como De la Sota tienen muy poca influencia en la bancada de senadores del PJ.
El avance duhaldista. Después de motorizar los reclamos de investigación, Cafiero y Villaverde comenzaron a difundir sus profundas diferencias con Alasino, y amenazaron con apartarse de la bancada para formar un nuevo bloque al que estaban dispuestos a sumarse los tres senadores que ya desertaron del bloque: Héctor Maya, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Varizat. Los duhaldistas no dudaron en lanzar el nombre de otroslegisladores disidentes dispuestos a sumarse a la expresión encabezada por Cafiero. La amenaza no es menor. Si se fractura el bloque, y Cafiero logra sumar unos seis legisladores a sus filas �y algunos otros, como Yoma, que jueguen en uno y otro bando� Alasino se quedaría sin la mayoría que hoy posee en el cuerpo. De este modo el novedoso bloque, pese a contar con una reducida cantidad de integrantes, se convertiría en el factor que inclina la balanza a la hora de la sancionar las leyes en el recinto.
Todo se negocia. Duhalde instaló la posibilidad de la ruptura en bloque del PJ, la que se utiliza por estas horas para negociar con Alasino un nuevo reparto en la conducción de la bancada, la que de ahora en más contemplará el protagonismo de los bonaerenses a la hora de las decisiones, o la ruptura. El nuevo mapa también incluye un cambio en las líneas de negociación con el Gobierno que, tal como Duhalde y Cafiero demandan, deberán pasar por el presidente del cuerpo, Carlos Alvarez.
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