Por Verónica Abdala
El hombre vio desde un camión recolector de basura a centenares de porteños �abrazando� el Jardín Botánico con fotografías. �¿Qué es todo esto?�, le preguntó a los gritos a Elda Harrington, una de las organizadoras. Esa tarde del mes de julio, el trabajador se enteró de qué se trataba de �El abrazo fotográfico�: una de las actividades que forman parte de los XI Encuentros Abiertos de Fotografía, que a su vez integra junto a otros 22 países el denominado Festival Internacional de la Luz. Aquel día, después de cumplir con su horario de trabajo, el hombre regresó al lugar, acompañado por su familia y con una pila de fotos que ordenó prolijamente en el suelo.
Los Encuentros..., una idea de la Fundación Austral, se prolongarán hasta el 30 de septiembre y se componen, entre otras tantas cosas, de noventa exposiciones de artistas nacionales y extranjeros. Además, como todos los años, se realizan conferencias a cargo de prestigiosos fotógrafos provenientes de diversos países, talleres, revisiones de portfolios y debates. Entre las cuarenta locaciones porteñas que participan del evento se destacan el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno, el Palais de Glace, el Centro Cultural R. Rojas y la Alianza Francesa de Buenos Aires. Mientras que, en el interior del país, participan el Museo Provincial de Artes Visuales de Paraná, el Museo Nacional de Bellas Artes de Rosario y el de Córdoba, el Museo de la Ciudad de Salta y el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, entre otros.
Elda Harrington, organizadora de los Encuentros..., desde 1989, integrante fundadora de la Fundación Austral y directora de la Escuela Argentina de Fotografía, junto a Alejandro Montes de Oca, explica y trata de graficar cómo se las arregla para coordinar un evento de estas características �el mayor de la Argentina, en este rubro� en un país en el que la fotografía todavía pelea por ser reconocida como una de las Bellas Artes: �Es exactamente como hacer malabarismo con doscientos huevos a la vez�, le dice a Página/12 apelando a una metáfora más bien terrenal. �Por un lado, es muy excitante. Por otro, riesgoso: en ningún momento perdés de vista que si se cae un huevo se caen todos�, concluye.
�En el Primer Mundo �explica Harrington�, las fotos se exponen en las mismas salas en las que se exponen los cuadros de los artistas más reconocidos. Y las obras se venden a precios millonarios, que en ciertos casos pueden hasta superar los cincuenta mil dólares. Aquí, en cambio, es muy difícil que las fotografías lleguen a venderse y mucho más que se las reconozca como un arte legítimo, tan elevado como la pintura, la escultura o el grabado.� Asegura, de todos modos, que la Argentina tiene poco que envidiarle a Estados Unidos y a los países europeos en cuanto a talento y posibilidades técnicas de sus artistas. �Lo que nos salva �dice� es que nosotros contrarrestamos lo que no tenemos con una mayor cuota de creatividad.�
�¿Achicar la distancia entre la producción argentina y los circuitos internacionales es uno de los objetivos que persiguen el Festival?
�En parte sí. A los artistas argentinos, afuera, se los conoce muy poco. Es importante acercarnos a los países que actualmente gobiernan la cultura de la imagen, y en donde la circulación y la compraventa de los materiales son mucho más fluidas.
�¿Cuáles son los desafíos vigentes de la fotografía argentina?
�Precisamente, integrarse al mercado internacional. La idea de estos encuentros es crear algo así como una plataforma de lanzamiento para los fotógrafos nacionales hacia el exterior. Porque sabemos que esto es un camino de ida y vuelta. También estamos organizando una página en Internet, en donde expondremos lo mejor de nuestro material. Tenemos que insertarnos en el mercado del arte, lograr que las fotos expresivas se vendan.
�¿Se podría decir que aquí la fotografía todavía no fue valorizada en su justa medida?
�Claro, nosotros queremos llevarla a los museos, a las salas de arte, incentivar el coleccionismo. En la Argentina no es fácil, pero vamos por el buen camino. Queremos acercarla a la gente de menos recursos, que la fotografía esté al alcance de todas las clases sociales, democratizarla.
�¿Cuáles son las tendencias estéticas que actualmente se imponen en el campo del arte fotográfico?
�La Argentina, que históricamente ha puesto el acento en el estilo documentalista, está dando paso al arte conceptual. Esto es, que las ideas se privilegian por sobre el retrato de la realidad.
�¿Se puede hablar de una identidad latinoamericana en este campo?
�Yo creo que no, que cada país en todo caso vive una realidad distinta. Además, la mirada, por definición, está globalizada, es siempre universal.
�¿Quiénes son, en su opinión, los fotógrafos argentinos jóvenes con futuro promisorio?
�Hay muchos, como Santiago Porter, Marcos López, Alessandra Sanguinetti, Esteban Pastorino, Liliana Parra, Pablo Soria, Eduardo Médici, etc... En el interior hay gente muy valiosa y con mucho talento, que también está sufriendo las limitaciones propias de este país. No encuentran un lugar de difusión para sus obras.
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