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HOY SE REUNE SOLA CON SENADORES BONAERENSES PARA DEROGARLA
Cómo terminar con la �caja mágica�

Después de que Página/12 reveló la existencia de un financiamiento paralelo en La Plata, aparecieron voces pidiendo �transparencia�.

Por Laura Vales

t.gif (862 bytes)  Los senadores dicen que van a eliminarla. Los diputados prefirieron llamarse a silencio. Después de que Página/12 revelara que la Legislatura bonaerense maneja una millonaria caja de financiamiento paralelo, en La Plata hubo reacciones diversas. El vicegobernador Felipe Solá decidió reunirse con los senadores del justicialismo, del radicalismo y del Frepaso bonaerense para discutir las medidas a tomar. Lo hará este mediodía. Según anticiparon sus allegados, su postura será la de “terminar con el manejo de fondos especiales”. En el mismo sentido se pronunció el senador del Frepaso, Eduardo Sigal. Entre los diputados, en cambio, el panorama parece incierto.
Tal como publicó este diario, la Legislatura de la provincia de Buenos Aires tiene –al margen de su presupuesto– una caja mágica. Se trata de dos cuentas especiales en el Banco Provincia donde se deposita dinero enviado por la gobernación. Los presidentes de las dos Cámaras están habilitados –por la ley 10.370– a usar cada centavo para cualquier tipo de gastos (ver aparte). El monto del dinero que se maneja a través de estas cuentas depende enteramente de los acuerdos entre el oficialismo y la oposición.
Ya en 1998, cuando el radical Francisco Ferro presidía la Cámara de Diputados y Eduardo Duhalde era gobernador de la provincia, a través de esas cuentas el Congreso bonaerense gastó 44 millones de pesos: 36 los diputados y 8 los senadores. Estos fondos especiales se siguen usando hoy.
“A nosotros nos dan cada año, a través de esa ley, 48 mil dólares”, reveló a este diario un diputado en ejercicio. “Los usamos para pagar el alquiler de los locales del partido y para cubrir otras necesidades. Algunos meses tuvimos que dejarlos para el fondo partidario.”
Aunque casi todos los fondos que integran esta caja paralela salen del Ejecutivo bonaerense, ayer el gobernador Carlos Ruckauf aprovechó la oportunidad para reprochar a los legisladores de la Alianza de estar haciendo “gastos innecesarios”. “Me parece que lo que denuncia Página/12 revela que hay un error desde el punto de vista del conjunto”, opinó.
Estos “fondos especiales” que maneja la Legislatura parecen encerrar más de un misterio hasta para los propios diputados y senadores. Nadie sabe, por ejemplo, cuánto se gastó a través de esta caja paralela el año pasado. Cuando este diario consultó sobre el punto al frepasista Alejandro Mosquera, quien manejó la “cuenta especial” de los diputados durante todo el ‘99, el diputado dijo no recordarlo. Ayer, cuatro de sus pares aseguraron que ese tipo de información les está vedada y que a pesar de sus reclamos nunca lograron conocer el monto total del dinero que maneja por esta vía el presidente de la Cámara.
Desde hace tres años, la llave para acceder a estas cuentas estuvo en manos, alternativamente, de Francisco Ferro y Alejandro Mosquera. El primero fue el titular del cuerpo en el ‘98. Mosquera lo reemplazó en el ‘99 y Ferro volvió a comandar la Cámara este año. En el edificio del Congreso aseguran que Osvaldo Mércuri (PJ) es en los hechos la tercera pata en el manejo de estos fondos, desde la vicepresidencia primera de Diputados, un cargo con atribuciones especiales que se creó a su medida en el ‘97, cuando debió apartarse de la conducción de la Cámara.
Esta caja mágica, que constituye una segunda fuente de financiamiento para la Legislatura, tiene sus particularidades: se rinde al margen del Presupuesto –convirtiéndolo en una ficción–, no se da a publicidad y la misma ley que la creó hace muy difícil su control. Simplemente porque estipula que el dinero puede gastarse en lo que fuera.
Para pedir más fondos al Ejecutivo, según explicaron funcionarios con acceso a esa documentación, alcanza con un escrito de cinco líneas y la sola mención de la ley. Es decir, sin aclarar para qué va a ser usado el efectivo. Para justificar su uso, agregaron, se suelen presentar recibos de locación de obra en la que no se detalla el trabajo por el cual sepagó, y por lo tanto nadie puede controlar después si efectivamente fue realizado.
Es decir que, en los papeles, cada centavo gastado puede tener su documentación respaldatoria, sea o no real. Aun así, acceder a esos documentos hoy no es posible. Son enviados al Tribunal de Cuentas, pero sólo pueden ser consultados con una autorización especial del Poder Legislativo.
“Creo que es conveniente avanzar en su derogación y terminar con el uso de estos fondos”, dijo a Página/12 Eduardo Sigal. “Es real que es un mecanismo que se puede prestar a un uso ilegítimo de dinero del Estado. Hay que transparentar todo el funcionamiento del Congreso: derogar esta ley, pero también dar a publicidad la lista del personal político, cuáles son sus roles y cuánto ganan.”
Los senadores aseguran que en los últimos años destinaron el grueso de estos fondos a otorgar subsidios a entidades de bien público. “Los números que publicaron son correctos. Pero quiero aclararle dos cosas: primero, que el Senado recibe muchísimo menos que Diputados y existe la decisión de abrir nuestras cuentas para que el que quiera pueda revisarlas”, señaló a este diario un legislador cercano a Solá. “En segundo lugar, que de los ocho millones que recibimos, cinco fueron destinados a subsidios a hospitales.”
Este diario accedió a una serie de órdenes de pago realizado en base a la ley 10.370. Y, al menos en lo que hace a la Cámara de Diputados, reflejan algo muy distinto. Ellas indican que de esta caja de financiamiento paralelo salieron, en apenas cinco meses del ‘98, medio millón de dólares para cancelar facturas de publicidad. Los gastos fueron autorizados por Ferro, quien ayer estuvo inubicable.


Un modelo de discrecionalidad

La caja mágica de la Legislatura bonaerense fue creada en 1985, cuando el radicalismo gobernaba la provincia. Desde entonces fue utilizada y mantenida en secreto por todas las administraciones. La modificaron en el ‘93, luego de que el PJ obtuviera la mayoría. Pero sólo para potenciarla. Esto es lo que señala la ley que ahora, después de 15 años, parece ir en camino de su derogación:
En su artículo primero estipula que “los sobrantes de las Partidas del Presupuesto de la Honorable Legislatura, Dietas y Gastos, provenientes de leyes especiales, de venta de inmuebles de propiedad de las respectivas cámaras se depositarán en Cuentas Especiales que abrirá cada una de ellas en el Banco de la Provincia de Buenos Aires, las que se mantendrán abiertas permanentemente con sus respectivos saldos, a pesar del vencimiento de sus ejercicios”.
La modificación del ‘93 amplió el origen de estos fondos: permitió que en esas cuentas especiales también se pudiera depositar aportes del Estado provincial, del nacional y de organismos no gubernamentales.
En su artículo dos la ley faculta a “los presidentes de cada Cámara Legislativa” a hacer “uso de estos fondos para satisfacer erogaciones, cualquiera sea su naturaleza y ejercicio, independientemente de los créditos asignados por el Presupuesto”.
En la práctica, según aseguraron a este diario diputados y senadores, en estas cuentas especiales del Banco Provincia sólo se deposita dinero de la gobernación. “Hace años que la Legislatura no vende edificios y que sobre dinero del presupuesto es muy inusual”, señalaron. “Lo mismo con respecto a los aportes de organismos no gubernamentales”.
Cada año, tanto los diputados como los senadores deben enviar una rendición de los gastos hechos en base a esta ley al Tribunal de Cuentas. Pero la ley es tan discrecional que en realidad lo que queda por controlar es poco y nada.

 

 

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