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Para jugar con fuego, un equipo anti-Flama

Moyano hará que todos los gremios de la CGT condenen a Flamarique por las sospechas de sobornos en el Congreso.

Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes)  Al pasar por al lado, Alberto Flamarique no pudo contenerse.
--Esto es un invento tuyo --lo encrespó, destilando bronca.
Hugo Moyano lo miró de soslayo, y le devolvió la gentileza.
--Chau José Banelco.
El enfrentamiento no es nuevo. Pero se profundizó luego de que el ministro negó en el Congreso la autoría de la frase "para los senadores tengo la Banelco". Por eso, el líder de la CGT rebelde volverá a la carga mañana con un plenario de secretarios generales que condenará la actitud del funcionario y pedirá la nulidad de la ley de reforma laboral por aprobarse en medio de sospechas de compras de votos.
La ironía de Moyano se escuchó en un corte de "Hora Clave". Y fue suficiente para transformar el semblante de Flamarique. Un colaborador del ministro debió intervenir para poner punto final a la conversación.
El sindicalista fue el primero en poner en boca del funcionario la frase de la Banelco. Flamarique siempre negó su autoría y hasta envió una carta personal a los senadores para aclarar el tema. Es más, consideró que las acusaciones en su contra responden a los intereses "políticos" del jefe de la CGT Moyano.
"En esa reunión hubieron varios participantes, de uno y otro sector político, y el único que sostiene esto es el señor Moyano. Yo lo he aclarado muchas veces, yo no dije esa frase", aseguró Flamarique a mitad de semana.
En verdad, Moyano no fue el único que reprodujo y confirmó la frase. En el último programa de Grondona también hicieron lo propio Juan Manuel Palacios, Jorge Viviani y Saúl Ubaldini, los otros sindicalistas que en marzo compartieron la comida con Flamarique en la Federación de Obras Sanitarias. El único que tras los sospechas de compra de votos no abrió la boca fue el dueño de casa, el menemista Rubén Pereyra.
De todos los testigos, Pereyra es el que mantiene la mejor relación con el Gobierno en general y con Flamarique y Fernando de la Rúa en particular. Cuando invitó a cenar al ministro, el sindicalista mostraba cierta autonomía de las dos CGT. Hoy es parte de la conducción de la central oficial --la opuesta a la de Moyano-- y la que Flamarique privilegia para el diálogo.
En las cercanías del funcionario aseguran que Pereyra, en privado, nunca reconoció la frase ni que tampoco lo hará. Es más, dicen tener cintas con grabaciones donde Ubaldini dice no haber escuchado lo que Moyano gritó en marzo ante la comisión de Legislación Laboral.
En televisión, hace menos de cinco días, Ubaldini y Viviani fueron categóricos al atribuir la frase de la Banelco a Flamarique. Lo mismo sucedió con Palacios. "En aquel momento ignorábamos la trascendencia y las implicancias que podía tener. Pero en esa reunión que tuvimos en Fentos (Federación de Obras Sanitarias), cuando le dijimos que el Senado con la mayoría del PJ no iba aprobar la ley, Flamarique nos miró con una sonrisa y nos dijo: "Para los senadores tengo la Banelco", dijo a Página/12.
La trascendencia que alcanzó el tema llevó al fiscal federal Eduardo Freiler a solicitar al juez federal Carlos Liporaci que convoque a una declaración testimonial a Moyano y Palacios. Este último irá a Tribunales la próxima semana.
--En la Justicia voy a decir lo que le estoy diciendo a usted --señaló el jefe de los colectiveros a este diario.

A la carga

Moyano no quiere que el tema se diluya. Y antes que sus compañeros recorran el despacho del juez, hará una demostración de fuerza. Para hoy ya agendó un encuentro del consejo directivo. Y para mañana llamó a un plenario de secretarios generales de la CGT rebelde, que condenará la actitud de Flamarique y ratificará los dichos de su jefe.
En el encuentro seguramente se volverá sobre dos temas olvidados con el paso del tiempo y que recordaron en estos días el prosecretario general de la CGT, Juan Carlos Schmid, y el asesor legal de la central, Héctor Recalde.
La "indisimulable relación" entre la represión a los sindicalistas en vísperas de la aprobación de la reforma laboral y los supuestos favores a los senadores que la votaron.
El "silencio cómplice" en el Congreso cuando Diputados cajoneó un
partida de 100 millones de pesos destinados a planes Trabajar que había aprobado el Senado para las provincias a cambio de la sanción de la reforma laboral.
Moyano ya dio su versión de los hechos ante dos representantes de la Oficina Anticorrupción que lo visitaron en su gremio. Y aguarda con expectativa la declaración que hará hoy Antonio Cafiero ante la Justicia.
El senador había sugerido al diario La Nación la posibilidad de iniciar un juicio político contra Flamarique, aunque se preocupó en no mencionarlo. Moyano, en un reportaje a Página/12, fue un paso más allá y pidió la renuncia del funcionario sin ningún trámite intermedio.
"Después de todo lo que ha ocurrido antes, durante y después de la aprobación de la reforma laboral, el ministro de Trabajo debería dejar el cargo", aseguró.
Flamarique tampoco se quedará quieto. Ya demostró cintura política para enfrentar a los senadores en el Congreso y ponerlos en el intríngulis de autoincriminarse cuando preguntó a viva voz si habían recibido algún dinero del Gobierno. Las felicitaciones que recibió por haber puesto la cara cuando estaba en el ojo de la tormenta lo envalentonaron. Por eso tiene pensado concurrir hoy mismo al despacho del juez Liporaci para declarar espontáneamente, pese a que su citación está prevista recién para la próxima semana.

 

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