Por
Raúl Dellatorre
Los cambios en las secretarías de Industria y Energía habían
sido conversados en estricta reserva entre el presidente, Fernando de
la Rúa, y el ministro José Luis Machinea, a la vuelta de
Washington de este último y luego de haberlos testeado ante los
principales funcionarios del FMI. El miércoles, el vicepresidente,
Carlos Alvarez, fue puesto al tanto de la movida, que busca recomponer
la figura del jefe del Palacio de Hacienda y dar señales de la
intención de priorizar un impulso productivo. El anuncio tomó
por sorpresa al resto del cuerpo de ministros, incluso al jefe de Gabinete,
Rodolfo Terragno, que perdió una de sus piezas, Daniel Montamat,
en la movida. Terragno buscó recuperar imagen pública designando
de inmediato a Montamat como asesor, el sábado, dando a entender
que era parte de la misma decisión política. Pero ni la
mudanza del ex titular de Energía ni el respaldo al proyecto de
Ley de Hidrocarburos elaborado por el jefe de Gabinete y su flamante asesor
son criterios compartidos por el Palacio de Hacienda. Por el contrario,
el cambio en Energía apunta a replantear las cosas en un área
"con demasiadas cuentas pendientes".
La agenda que le deja Montamat a Débora Giorgi en Energía
no es corta ni sencilla. Después de haberse enfrentado con las
automotrices y las autoridades brasileñas, ahora Giorgi deberá
plantarse frente a las petroleras, si es que pretende hacer algo más
que "la plancha" en su nueva gestión y busca encontrar
la llave para controlar el precio de los combustibles y la evasión
en el sector, y equilibrar la balanza entre compañías productoras
y provincias en el espinoso tema de las regalías. Por si fuera
poco, quedó mal cerrado y cuestionado en la Justicia el reciente
reajuste en las tarifas del gas y queda pendiente otra negociación
por tarifas en el sector eléctrico. Si es cierto que el principal
objetivo de Javier Tizado en el área de Industria es "mejorar
la productividad global" del país, a Giorgi le corresponderá
hacer lo suyo: las tarifas energéticas constituyen un costo vital
para muchos sectores con aspiraciones a ocupar un lugar en el mundo.
La falta de competitividad en el mercado de los combustibles había
sido planteada como la demanda principal a ser atendida en el área
energética por el actual gobierno. La nafta, que ya era cara cuando
el petróleo estaba barato, comenzó a aumentar con la recuperación
del precio del crudo. Las petroleras, con las que Montamat mantiene fluidas
relaciones desde su función en la actividad privada, rechazaron
todo acuerdo que implicara renunciar a subir los precios cuando lo consideraran
necesario. El fracaso pretendió ser tapado con un decálogo
de intenciones para promover más competencia, que tenían
como única medida concreta el impulso a la importación de
combustibles. Pero también este intento terminó en frustración.
Montamat no logró de las potenciales importadoras el compromiso
para instalar tanques de almacenamiento en los puertos, eslabón
estratégico para competir en el mercado interno. La resistencia
pasiva de las tres grandes petroleras que dominan el 95 por ciento de
las ventas minoristas hizo el resto. Aunque moderadamente, la nafta argentina
mantuvo su tendencia al alza, preservando el privilegio de ser la más
cara del mundo. Tampoco fue una buena noticia para las arcas fiscales,
ya que los elevados niveles de evasión --reconocidos por la propia
Secretaría de Energía-- siguen siendo el agujero negro que
el ahora asesor de Terragno encontró al llegar a la función
pública.
El capítulo de la negociación con las distribuidoras por
la tarifa del gas para este invierno todavía está fresco
en la memoria de la gente. La gestión del jefe de asesores de Economía,
Pablo Gerchunoff, al frente de la pulseada dejó como saldo un aumento
de precios allí donde se buscaba una rebaja o, al menos, un congelamiento.
Para peor, la resolución que fijó los ajustes fue objetado
por una jueza, a instancias del defensor del Pueblo de la Nación.
Los problemas no son menores en el mercado eléctrico y le depararán
a Giorgi, pese al cambio de funciones, otro dolor de cabeza con Brasil.
La novedad de la interconexión y el inicio de las exportaciones
de electricidad al vecino país supuso una desagradable sorpresa
para las provincias del Litoral. La mayor demanda en el mercado spot --en
el que la electricidad se comercializa como un commodity-- por la entrada
de Brasil como comprador empujó hacia arriba el precio que pagan
las provincias. De la Rúa, ante la queja de los gobernadores, había
reclamado una urgente solución. Ahora será Giorgi quien
herede el conflicto.
Un párrafo aparte merece la futura ley de hidrocarburos. Terragno,
al comunicar el sábado la designación de Montamat como su
jefe de asesores en temas económicos, insistió en el proyecto
que impulsan ambos, que conforma a las empresas petroleras, pero indigna
a las provincias productoras. El punto promete nuevas rispideces entre
el ala política del Gobierno --identificada en los bloques legislativos
de la Alianza-- y el tándem Terragno-Montamat. Y un nuevo conflicto
para la flamante funcionaria energética.
"SERE
EL GERCHUNOFF DE LA JEFATURA"
Montamat con techo nuevo
Por
R.D.
Daniel Montamat
no llegó a pasar 24 horas alejado de la función pública.
El viernes por la tarde, Machinea le pidió la renuncia. El sábado
mantuvo una larga charla con Rodolfo Terragno, en la que además
de evaluar los cambios en Economía, el jefe de Gabinete le ofreció
ser su jefe de asesores económicos. Inmediatamente, Terragno hizo
pública la designación, como si se tratara de parte de la
misma movida generada en el tablero del Palacio de Hacienda. Montamat
accedió ayer a responder a la consulta telefónica de Página/12.
"Voy a ser el Gerchunoff de la Jefatura de Gabinete", se autodefinió.
--¿Su nueva designación es una respuesta de Terragno al
desplazamiento del equipo económico?
--José Luis (Machinea) me explicó que me tenía que
pedir la renuncia por la necesidad de reestructurar el gabinete económico,
pero que no había un cuestionamiento a mi labor profesional ni
personal. Lo que me transmitió el jefe de Gabinete es que quería
seguir contando conmigo y la salida que encontró para retenerme,
porque yo estaba decidido a volver a la actividad privada, es nombrarme
como jefe de asesores en los temas energéticos y económicos
en los que interviene el área.
--Pero las tareas que le asignan, ¿no implica un enfrentamiento
con la Secretaría de Energía, por superposición de
funciones?
--No, de ninguna manera. Hay muchas cuestiones que tienen que ver con
formulación de leyes, como la de Hidrocarburos, o las prórrogas
de las concesiones petroleras, que son resorte del Ejecutivo. No hay ninguna
superposición o enfrentamiento.
--Precisamente, en la ley de Hidrocarburos va a enfrentarse con el proyecto
de Genoud-Melgarejo que está en el Senado, con apoyo de las provincias
y presumiblemente de Economía...
--No, no es así. El proyecto del Ejecutivo es el que presentamos
Terragno y yo. El proyecto Genoud le transfiere inmediatamente las concesiones
a las provincias, que podrían asignarlas como les parezca. Nosotros
pensamos que hay que respetar los derechos adquiridos por los actuales
concesionarios. Me parece importante que el Ejecutivo fije posición
en esto. También se podría acordar una prórroga consensuada
de las actuales concesiones.
--¿Cómo es su relación con Débora Giorgi?
--Todavía no hablé con ella. Mañana (por hoy) nos
encontraremos. Pero habrá una absoluta armonía. Incluso
consultaré a los cuadros técnicos de la secretaría
en mis nuevas funciones.
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