Por Rory Carroll
Desde Bilbao
Lejos del alegre caos en el que entra la ciudad vasca de Bilbao durante
su festival anual callejero, muchos se preguntan en qué medida
este verano sangriento es el preludio de una larga guerra. Cuatro bombas
antes del amanecer del viernes, en los vecinas ciudades de San Sebastián
e Irún, destrozaron negocios, oficinas y camiones. Fue una prueba
más de que la ofensiva de la organización separatista vasca
ETA encontró un ritmo que se va acelerando. Pero el conflicto originado
en torno a la presencia de la bandera española durante el festival
anual callejero que comenzó el viernes también confirma
que el problema vasco excede la sola referencia al accionar de ETA. Los
vascos quieren que sólo la bandera de la comunidad autónoma
vasca presida el festival.
En el parque de Bilbao, dos hombres, Efren y Garikoitz, sonrieron y sacudieron
la cabeza. Hablando vasco a través de un traductor, dijeron que
"la organización" estaba enarbolando una lucha legítima
por una patria llamada Euskadi y por un pueblo con su propio idioma, cultura
e historia. Madrid era centralista y antidemocrática. "No
me siento español para nada. Lo único que soy es vasco",
dice Efren. "No tengo problemas con el pueblo español, sólo
con el Estado español". "Madrid no está interesada
en la paz. Su único objetivo es mantener el control. Cada vez que
Aznar (José María, presidente del gobierno español)
aparece en televisión hablando de aplastarnos, cree que eso le
dará votos." El curso de periodismo de Efren fue interrumpido
por cinco años de prisión por ser miembro de ETA. "Me
torturaron, me golpearon, sufrí la picana eléctrica y el
golpe de bolsas de plástico en mi cabeza. Algunos amigos se enfermaron
y murieron. Nadie los ayudó." Como muchos camaradas, fue enviado
lejos, a Sevilla, a cumplir su sentencia. "Es inconstitucional. Lo
hacen para castigar a las familias."
Garikoitz, de 32 años, dijo que los cuatro hombres de ETA que se
inmolaron este mes en Bilbao eran luchadores por la libertad. Asistente
de un arquitecto, dice que en la ETA no hay escasez de reclutas, una opinión
confirmada por un funcionario del Ministerio del Interior. La hermana
de Garikoitz está cumpliendo su sentencia en París por ser
miembro de ETA. "No nos sentimos libres", dijo. "No es
sólo un estado de ánimo, es una realidad."
Fuentes de seguridad sugirieron que uno de los motivos por los que el
grupo puso fin a la tregua era para evitar caer en la atrofia política.
Uno de los lemas de la ETA es "Las acciones unen, las palabras dividen".
Otra explicación para la tregua es la estrategia. "Quizás
ETA esté preparando el camino para una segunda tregua en condiciones
más ventajosas que la primera", señala el politólogo
Ramón Cotarelo. La policía estima que los hombres armados
y los tirabombas de ETA son menos de 300, y que descansan en una red de
apoyo pasivo y activo. En la última elección de la región,
uno de cada seis votó por el ala política de ETA, Euskal
Herritarrok, anteriormente conocido como Herri Batasuna. Los peatones
en el próspero suburbio de Getxo, en Bilbao, condenan la violencia,
pero culpan a Madrid por el fracaso del cese de fuego. "Los españoles
nos acusan de no hacer lo suficiente contra la ETA, pero los vascos no
comenzamos con esto. No podemos ser la policía de nosotros mismos",
dijo un joven tatuado de 22 años.
Las banderas de ETA flamean libremente en la calle principal de Bilbao.
Los bancos y las mansiones llevan las cicatrices de las últimas
bombas, lanzadas para cumplir con la ideología anticapitalista
del grupo. "Los chicos acá son bien educados y de buena situación
económica, pero se unen a ETA por motivos emotivos, para ser antiestablishment,
para pertenecer a la resistencia", explica Juan Albeniz, jubilado.
Aunque pocos en el País Vasco deseen estar abiertamente del lado
de Madrid, ETA tiene sus enemigos. "Son fascistas asesinos y rapaces",
grita Consuela Ordóñez, de 40 años, cuyo hermano
Gregorio, concejal en San Sebastián, fue asesinado de un tiro.
Dijo que la negativa de Madrid a negociar no había hundido el cese
de fuego. Pesimista con respecto a una resolución del conflicto
vasco, condena la ambivalencia de los vascos nacionalistas moderados.
"¿Por qué no hacen algo para detener los ataques? No
lo entiendo."
Además de soldados, oficiales de policía, políticos
y empresarios, la renovada campaña de ETA fue dirigida a artistas,
intelectuales y periodistas, incluyendo al columnista del diario madrileño
El Mundo, José Luis de la Calle, asesinado en mayo. "Algunos
escritores pueden sentirse intimidados y por eso censuran su crítica",
dijo José Manuel Alonso, director de El Mundo. Otro no. "No
queremos ser héroes, pero tenemos la responsabilidad de hacer nuestro
trabajo", dijo.
ETA llamó a un cese de fuego después que el Partido Nacionalista
Vasco (PNV) que gobierna la región aceptara incluir entre sus reivindicaciones
la autodeterminación definitiva del País Vasco. La vuelta
a los asesinatos está provocando fuertes fricciones dentro de esa
alianza, pero Madrid está totalmente decidido a aislar al nacionalismo
vasco en su conjunto. Los críticos acusan a los principales medios
de apoyar servilmente los deseos de Madrid, en lugar de alentar al PNV
a reparar la alianza en la esperanza de que ETA abandone las armas. Esta
es una fase crucial. "El PNV está bajo gran presión
para que baje los brazos. Si lo hace, es un desastre, volvemos a foja
cero", dijo Gorka Espiau, del Elkarri, un grupo de paz neutral.
Cuando comenzó el festival, miles de jóvenes se reunieron
en la Alcaldía de Bilbao para aclamar el izamiento de la bandera
vasca como parte del festival anual de la ciudad. Cuando se izó
la bandera española, volaron por el aire piedras y bombas de petróleo.
Aunque Efren y Garikoitz ya superaron esas frivolidades, pensaron que
podrían ir a la plaza central de la ciudad a ver el precalentamiento
de sus sucesores en "la organización".
Traducción: Celita Doyhambéhère
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