Por
Fernando Cibeira
La secuencia sirve para ilustrar el nerviosismo y la confusión
que se vivió ayer en el Gobierno. A la mañana, el presidente
Fernando de la Rúa llamó al ministro de Trabajo, Alberto
Flamarique, para expresarle su solidaridad. Lo que preocupaba al Presidente
y ministro eran las versiones que daban como un hecho el pago de sobornos
para la aprobación de la reforma laboral. Y que, a entender de
alguien de la SIDE, el pago lo había hecho un ministro interesado
en que saliera la ley. Para que no se sintiera mal, De la Rúa le
anticipó a Flamarique que por la tarde saldría un comunicado
en su apoyo firmado por todo el gabinete. Un documento con ese espíritu
fue leído por el ex presidente Raúl Alfonsín en un
noticiero, pero luego lo negó la oficina de prensa de Presidencia.
Minutos después, apareció en cambio otro comunicado en el
que el jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, desmentía
versiones periodísticas. Con tantas idas y vueltas, Flamarique
no debe haber quedado muy tranquilo.
El ministro de Trabajo atendía los llamados de amigos haciendo
bromas para descargar la tensión. "¿Todavía
tenés ánimo para reírte?", le preguntó
un diputado amigo. El ataque de la SIDE a Flamarique había servido
para encolumnar al Frepaso detrás del ministro, un poco venido
a menos desde el inicio del escándalo y del distanciamiento que
eso le provocó en su relación con el vicepresidente Carlos
"Chacho" Alvarez.
"Para despegarse del escándalo ahora nos quieren tirar el
fardo a nosotros", sostenía anoche un importante dirigente
frepasista que, hasta un par de días atrás, aceptaba tener
dudas sobre el comportamiento de Flamarique durante las negociaciones
por la reforma. Pero en el nivel de odios del frepasista medio es lógico
que la ponderación de Flamarique se ubique varios escalones por
encima del archienemigo De Santibañes.
"Un ministro no es un cajero", salía en su defensa un
diputado del Frepaso. "Los que tienen fama de cajero son otros, que
se hagan cargo de su fama", agregaba, en aparente alusión
al ex ministro Enrique "Coti" Nosiglia. Según las versiones,
el entorno de Nosiglia también deslindaba culpas para el lado del
Frepaso. "Es como si dijeran 'no miren más para acá'",
graficó otro legislador que ayer se comunicó con el ministro.
En medio de las acusaciones cruzadas, en la Rosada tenían tiempo
para evaluar con alguna objetividad el daño que las sospechas vienen
causando en el Gobierno. "En las encuestas no gana nadie", respondía
un ministro. "Pierde el Gobierno, pierde la oposición, perdemos
todos", agregaba.
Flamarique comentó a quienes lo llamaron que De la Rúa le
había anticipado el tenor del comunicado que firmarían todos
los integrantes del gabinete, en una declaración conjunta hasta
ahora inédita en los meses que lleva la gestión de la Alianza.
El papel llegó a manos de Alfonsín que, molesto por las
consecuencias de este escándalo, lo leyó en el noticiero
de América que conduce Enrique Llamas de Madariaga.
Básicamente, los ministros señalaban que rechazaban "absolutamente"
las versiones de sobornos y negaban que "haya habido disidencias
sobre la Ley Laboral, así como que hayan conflictos o acusaciones
recíprocas en el Ejecutivo". Alfonsín también
leyó: "Por el contrario, hay en el Gobierno una clara unidad
de acción y una completa identidad con la línea ética"
que impulsa el Presidente. Y recordaba la ratificación de confianza
a todos sus ministros realizada por De la Rúa en su última
reunión de gabinete, amén de la recomendación de
presentarse ante todos los organismos que lo requiriesen para esclarecer
los hechos.
Para ese entonces, los rumores con los nombres que el senador Antonio
Cafiero le habría dado al juez federal Carlos Liporaci habían
llegado a la Rosada y el equipo de comunicación de Presidencia
se encontraba reunido para determinar qué camino tomar. Allí
se habría decidido que era conveniente esperar un día más
y no arriesgar a De la Rúa con una declaración de la que
luego podría arrepentirse. El Presidente todavía debe morderse
la lengua por aquella afirmación de "versiones absurdas"
con las que calificó las sospechas de coimas luego de reunirse
con un grupo de senadores justicialistas. Tres de esos senadores estarían
en la lista que ayer ofreció Cafiero.
"Era una idea que se barajó, pero quedó para otro momento",
explicaba anoche un vocero de Presidencia sobre el meneado comunicado
que un rato antes Alfonsín había leído por televisión,
pero que no llegó a tener carácter oficial. Según
comentaban cerca suyo, el ex presidente estaba fastidiado por la falta
de una respuesta enérgica del Gobierno a las sospechas de soborno
y, a su entender, el documento venía a satisfacer un poco esa falta.
De acuerdo con esta versión, Alfonsín está convencido
de que los pagos no existieron.
A cambio de este comunicado, Presidencia distribuyó otro en el
que De Santibañes desmentía las versiones periodísticas
que lo daban como aceptando la veracidad de los rumores de coimas. Y reiteró
"su seguridad acerca de que nadie en el Gobierno podía estar
involucrado en un hecho lamentable como el que se menciona". Así
el jefe de los espías repitió lo que ya se parece mucho
a un paso de comedia: dice o deja trascender cuestiones que luego sale
a desmentir, se llama un tiempo a silencio y luego vuelta a empezar. Hoy,
los protagonistas se cruzarán en una reunión de gabinete
seguramente tensa. Conforme a lo informado en Gobierno, se hablará
de la reforma de la Justicia y del Pacto Federal Educativo.
Día agitado
en el Senado
La Comisión de Asuntos Constitucionales del
Senado convocó para hoy a dos funcionarios de la primera
línea del Gobierno a rendir cuentas sobre el supuesto pago
de coimas en la Cámara alta: el titular de la SIDE, Fernando
De Santibañes, y el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique.
La comisión que conduce el peronista Jorge Yoma se propone
avanzar en el caso a partir de las declaraciones de los funcionarios.
Flamarique no había confirmado hasta anoche su presentación
ante los legisladores; sí, en cambio, De Santibañes.
Más allá de las exposiciones de ambos funcionarios,
el bloque de la Unión Cívica Radical insistirá
con su iniciativa de formar una comisión investigadora
para que analice el tema, con facultades más amplias abarcativas
que las que posee la Comisión de Asuntos Constitucionales.
El radicalismo propone que esta comisión investigadora
pueda allanar, detener e indagar a cualquier persona, entre otras
atribuciones que actualmente sólo le competen a la Justicia,
una idea que no tiene mucho consenso en el desalineado bloque
peronista
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OPINION
Por
Alfredo E. Allende *
El
único beneficiario
Se especula demasiado
sobre los beneficiados del escándalo en el Senado. En el
fondo, hay uno solo.
Es verdad que los políticos hacemos lo necesario para merecer
descrédito, pero ¿a quién lo beneficia fundamentalmente
en las actuales condiciones del mundo? Y ¿quién lo
aprovecha y hasta lo estimula? El poder fáctico, el establishment,
se está dando una panzada con el tema que aflige a la Cámara
alta porque sabe que el menoscabo se extiende más allá
de los recintos del Congreso y se derrama sobre toda la "clase
política". Le queda, así, expedito, el comando
de los destinos del país.
La mecánica verdaderamente constitucional, no la del libro
llamada "Carta Magna", es la siguiente: las empresas,
las corporaciones y los bancos, todos internacionales, que se han
quedado con la liquidación del Estado realizado por el menemismo,
que administran la colosal deuda externa argentina, que obtienen
beneficios extras con flexibilizaciones laborales, exenciones de
contribuciones sociales y elusiones gigantescas de impuestos celebran
las banalidades de los políticos. De tal manera esa amenaza
llamada política no se ejercita de acuerdo con sus potencialidades
y su vocación íntima, que no son otra que la defensa
del pueblo, de la comunidad nacional y la ocupación de los
espacios para cumplir con esos fines. ¡No vaya a ser cosa
que una dirigencia digna sea creíble y arrastre las multitudes
hacia la demagógica acción de cancelarles sus privilegios
ganados sea en licitaciones amañadas, sea en sobornadas ventas
directas, o mediante una deuda externa viciada de inmoralidades
ilevantables!
Es obvio que la transparencia exigida por el vicepresidente de la
Nación es necesaria. Pero entiéndase bien: hay un
inmediato ganador en el "affaire" --si es que éste
existió--. No va a triunfar la verdad, a no ser que ella
ensucie a algunas figuras hasta hoy expectables. De todas maneras
queda un manto más de sospecha y otro de certeza sobre la
incorregibilidad de los políticos, mientras en los bastidores
se ríen los que siempre han encontrado hilarantes tales desgraciados
acontecimientos y que son los que saben utilizarlos. En tanto en
la platea, el pueblo desesperanzado desprecia aún más
a los actores de la pieza política escenificada. El distanciamiento
entre la sociedad y sus dirigencias políticas se consuma
para regodeo y beneficio del establishment.
Si se clarifica esta realidad, si se concientiza sobre este peligro,
bienvenida sea la necesaria purificación, presupuesto de
una improrrogable transformación social dentro del ámbito
democrático, que obviamente no se puede dar en el marco neoliberal-financiero
vigente. O habrá otros tipos de ámbitos y de purificaciones.
* Diputado de la Nación
(UCR-Alianza).
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