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LUIS BORDON CONTO COMO LO ENGAÑO LA POLICIA
Crónica de una búsqueda imposible

�Váyase, el domingo va a comer con su hijo�, le dijo la policía en uno de los muchos intentos por echarlo de Mendoza. Bordón explicó cómo lo distrajeron mientras Sebastián moría.

Por Cristian Alarcón,
Desde San Rafael, Mendoza

t.gif (862 bytes)  La palabra del padre llegó lejos, hasta las vestiduras mismas del capo policial Ignacio “Nacho” Medina. Luis Bordón involucró ayer al ex subjefe de la policía mendocina en el encubrimiento del crimen de su hijo. Aportó así la primera prueba que abonaría el camino de la cárcel para quien fue hombre de confianza del ex gobernador Arturo Lafalla. Medina está en la mira del tribunal, que presta especial atención al rol que habría jugado, como mandamás, en las grandes simulaciones que la policía puso en práctica para el ocultamiento del asesinato. Ayer Luis Bordón contó cómo Medina intentó sacarlo de la provincia con una pista falsa “cuatro veces en un solo día”, el fin de semana que el cadáver del chico fue colocado en el Cañón del Atuel. “Váyase, que el domingo va a estar comiendo tallarines con su hijo”, fue, según Bordón, una de las tantas frases que el comisario usó para convencerlo de que debía salir de Mendoza hacia Moreno, otro de los cinco lugares donde se aseguraba que Sebastián vivía.
Para cuando Luis Bordón escuchó esa recomendación del comisario mayor, ya tenía los oídos encallecidos por las versiones de la policía mendocina. Era el día viernes 9 de octubre de 1997, Sebastián llevaba una semana desaparecido y él había dado tantas vueltas acompañado por la policía buscando a su hijo, le habían dicho que estaba vivo en tantos lugares apoyándose en pruebas y declaraciones truchas, que podía aplicar en ellos el dicho de la quemadura y la vaca. “Estaba escaldado de tantas mentiras” le dijo ayer al tribunal en una declaración que llevó casi todo el día y que inauguró una lista de 195 testigos. Bordón comenzó a declarar pasadas las 9. La primera pregunta fue de rutina, si conocía a los acusados. El padre del chico, de campera gruesa, jeans y una voz que nunca bajó los decibeles, resumió: “A todos los conocí en la búsqueda”. La frase es una clave para comprender la magnitud de su testimonio a la hora de sustentar la acusación a los policías.
Bordón fue quien protagonizó ese calvario de diez días durante los cuales se suponía que el estudiante era rastreado, mientras en realidad la policía sembraba pistas falsas, escondía el cuerpo inconsciente, pero aún vivo y luego plantaba el cadáver, según se leyó en esta sala de las conclusiones del juez Waldo Yacante. Ayer, hacia la noche, después de 7 horas de preguntas Bordón definió el método que usaban para distraerlo. Contó cómo a los tres días de la desaparición, cuando había conseguido que el intendente de Moreno, Mariano West, aportara los helicópteros que la policía nunca propuso para la búsqueda, apareció milagrosamente la primera pista falsa. Un camionero decía haber llevado a un chico parecido a Sebastián desde La Unión a Alvear. Casi paralelamente se conoció un anónimo según el que una mujer, Amanda Ledesma –ahora acusada de homicidio–, lo había llevado de Rancul, San Luis, a La Unión. La investigación de Yacante prueba que fue todo orquestado para desviar la atención de El Nihuil, el lugar donde luego harían aparecer el cuerpo simulando un accidente.
La reconstrucción temporal minuciosa volvió a ser una obsesión para el presidente del tribunal, Jorge Germano, que ya destruyó el viernes la coartada policial con esas armas. Germano domó la ansiedad de Bordón pidiéndole que precisara cuánto tardó desde que llegó a San Rafael a buscar a su hijo, hasta que vio el móvil 739, el auto en que habrían llevado a Bordón después de molerlo a palos. Fue complicado. Como su padre llegó apenas el chico habría sido atacado por los policías Abelardo Cubillos, Roberto Gualpa y Daniel Gómez, debieron engañarlo con diferentes ficciones de búsqueda. Primero lo llevaron a unos kilómetros de San Rafael a cortar la ruta frente a Cuadro Benegas. Después, como el policía a cargose quejaba de la inutilidad de parar el tránsito en ese lugar avanzaron un poco más hacia El Nihuil.
La hipótesis del juez que investigó la causa es que para cuando Bordón les vio la cara a los policías del 739 ellos ya habían ocultado a Sebastián, inconsciente después de la golpiza. Eran alrededor de las 16.30. Bordón había hablado con el cabo Esteban Merelo apenas llegó a San Rafael, a las 13.48. “Me preguntó tres veces si estaba en Buenos Aires porque no podía creer que hubiera llegado de improviso –contó Bordón–. Y dijo que lo iban a mandar a la comisaría 38”, recordó. Sólo un rato antes, Merelo le decía por teléfono a Miriam Bordón: “El atorrante de su hijo me pegó y se escapó”. ¿Fue esa la primera mentira a Bordón, necesaria para darles tiempo a los policías a esconder al chico? ¿Y cuál fue la última? Acaso una que habría salido directamente de la boca del subjefe de la policía mendocina, Ignacio Medina.
Ayer Bordón fue especialmente claro en ese punto. Contó que mintiéndole, Medina intentó sacarlo de la provincia el sábado 11 de octubre, la víspera de la aparición del cadáver. “Bordón, el juez está saliendo para Moreno el sábado a las 7 en avión. Hay un señor que tiene a su hijo y a un amigo y se concertó una cita con el juez para entregárselo”, dijo Bordón que le propuso “el Nacho”, el viernes previo. El juez Mario Giambastiani quiso saber si Medina también mintió sobre la calidad de sus fuentes. “Dijo que tenían todos los datos -.contó Bordón–. Después terminó ofreciéndome un auto especial para que me fuera con mi suegro. Me decía “el domingo va a estar comiendo tallarines con su hijo”.

Las palabras de Lafalla

Por C.A.
En todo juicio oral a medida que se suceden las audiencias, en el pastizal de los testigos se van haciendo notar algunos. O por la importancia de lo que tienen para contar. O por sus roles sociales o políticos. De este juicio recién comenzado ya se sabe que una de las declaraciones más esperadas será la que dará el ex subjefe Ignacio Medina a mediados de setiembre. Y ayer un nuevo pesado se agregaba a la lista: el ex gobernador Arturo Lafalla, quien ha sido solicitado como testigo tanto por la defensa de los policías, como por los abogados de la familia Bordón. Los acusados lo acusan a él de haber influido políticamente para que se los encarcelara y en definitiva, de traición. Los Bordón quieren que profundice sus declaraciones sobre cómo la policía le mintió sobre el caso, durante los primeros días del caso.
Entre estos dos testigos pueden potenciarse el lugar de privilegio respecto de sus otros 193 compañeros de asiento: Lafalla tendrá que explicar a los jueces cómo es que su subjefe de policía nunca supo qué pasaba con el estudiante y para colmo mentía para sacar al padre de la provincia. Carlos Varela, abogado de los Bordón, quiere que repita lo que le dijo a Página/12 en la entrevista publicada ayer: que Juan de Dios Atencio, ex jefe de la Unidad Regional de San Rafael, continuaba mintiéndole al día siguiente del hallazgo del cuerpo. “Me dice que estaban en Mendoza acompañando al juez (Waldo Yacante) mientras hacían la primera autopsia y que en el bolsillo del pantalón del joven habían encontrado un pasaje a Rufino (uno de los tantos lugares donde supuestamente lo habían visto a Sebastián y hacia donde mandaron a su padre a buscarlo)”, contó Lafalla a este diario. “Le mentían al poder político en la cara”, confesó.

 

 

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