Por
Pedro Lipcovich
Día Internacional Sin Mi Auto. ¿El
mío? Sí, sí, el suyo, porque la jornada del
viernes 22 de setiembre destacará el hecho de que el abuso del
automóvil particular es, también, responsabilidad de cada
uno. La iniciativa se efectúa por tercer año consecutivo,
esta vez en 428 ciudades de 17 países de Europa e Israel. Buenos
Aires es la primera que adhiere en Latinoamérica, por una iniciativa
de 40 ONGs que hizo suya el Gobierno comunal. En Europa, la conciencia
y la organización ya adquiridas permite cerrar todo el centro urbano
en el día sin auto. La primera jornada porteña se limita
a requerir que, voluntariamente, los automovilistas elijan medios de transporte
públicos, o usen la bici (habrá una guardería junto
al Obelisco y se estudia habilitar ciclovías en avenidas principales),
o caminen, o por lo menos compartan el auto con otros tres pasajeros.
El nivel de ruido y la contaminación en la ciudad casi se duplicaron
en los últimos años por efecto de los autos.
El Día Sin Mi Auto será una interpelación para
que cada propietario de auto particular evalúe otras formas de
trasladarse, anunció ayer Abel Fatala, secretario de Obras
y Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, y observó
que en Madrid, París o Roma, ya se prohíbe el acceso
de vehículos particulares al centro de la ciudad, pero en esta
primera etapa nos pareció mejor limitarnos a instalar un tema que
en más de 400 ciudades ya se planteó con excelentes resultados.
Mejor no apurarse a cerrar el microcentro porque observó
Pablo Bergel, de la ONG Foro Ambiental Ciudadano sería
contraproducente si se produjera un caos de tránsito o una merma
de la actividad: debe ser un día normal pero con menos ruido y
mejor calidad de aire.
Lo que también estudia el gobierno comunal anunció
Fatala es la posibilidad de otorgar descuentos en el peaje de la
Autopista 25 de Mayo, que administra, a los autos que circulen con por
lo menos cuatro pasajeros, solicitar a los concesionarios de la Autopista
Illia que hagan lo mismo y habilitar, por ese día, ciclovías
en avenidas vertebrales como Rivadavia para que se pueda llegar al centro
en bici.
El exceso de tránsito automotor en Buenos Aires es un problema
grave. Manuel Ludueña, consejero del plan urbano ambiental del
Gobierno de la Ciudad, señaló para este diario que en
la ciudad el promedio de ocupantes por vehículo es muy bajo, sólo
de 1,2 personas: si solamente se duplicara, la cantidad de autos bajaría
a la mitad, y observó que en los últimos 30
años casi se duplicó el nivel de ruido de base en la ciudad,
que era de 40 decibeles y ahora supera los 70. Un estudio del Instituto
de Tecnología Industrial (INTI), en el barrio de Congreso, mostró
que, por causa de la contaminación debida a los autos, los edificios
se están deteriorando no sólo en su aspecto exterior sino
en los materiales de revestimiento. Esta contaminación también
degradó la masa forestal de la ciudad, donde los árboles
pierden brillo, mueren o enferman, agregó Ludueña.
En varios países europeos se solicitó ya que el Día
Sin Mi Auto pase a efectuarse mensualmente. Además, como recordó
a este diario Enrique Belocopitow, de la Fundación Campomar otra
de las que promovieron la jornada, en ciudades de Inglaterra,
Francia, Suiza, Alemania y, ya desde hace mucho, Bélgica, Holanda
y Dinamarca, directamente se prohíbe la entrada de autos, a cambio
de facilidades para dejarlos a la entrada de la ciudad.
Es que agregó Martín Cáneva, de la Asociación
de Ciclistas Urbanos, ACU en la Unión Europea, la racionalización
del uso del automotor es una política de Estado para todas las
naciones. La Declaración de Bruselas, del 4 de febrero de
este año, se centra en reducir impactos ambientales negativos mediante
la reducción del uso del automóvil particular.
El viernes 22, la Asociación de Ciclistas Urbanos instalará
junto al Obelisco una guardería para bicicletas gratuita, que funcionará
de 8 a 20.El secretario Fatala prometió llegar ese día a
su despacho en bicicleta, desdeñando el auto oficial; Ibarra, en
cambio, usará el subte.
Tren
más bicicleta
Por
P.L.
En los últimos meses hubo un aumento explosivo del
uso de bicicleta combinado con el tren para acceder a la ciudad
de Buenos Aires anunció a este diario Martín
Cáneva, titular de la Asociación de Ciclistas Urbanos.
En el Ferrocarril Sarmiento tuvieron que ampliar la capacidad
de los furgones porque ya no había lugar en los horarios
pico.
Además, contó Cáneva, desde que se
instalaron guarderías privadas de bicicletas junto a estaciones
suburbanas, mucha gente va hasta el tren en bici desde la casa,
no por razones ambientales sino económicas: ahorrarse el
boleto de colectivo. En cuanto a la ciudad de Buenos Aires,
las empresas ferroviarias se proponen disponer, por concesión,
guarderías y talleres de mecánica ligera en las
estaciones Retiro y Constitución.
Además, la Asociación de Ciclistas Urbanos efectúa
un relevamiento en los garajes y playas de estacionamiento porteños
para verificar si cumplen la ordenanza que los obliga a
admitir bicicletas: encontramos que el índice de cumplimiento
es muy bajo, lamentó Cáneva.
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