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Con gritos enfervorizados, unos siete mil fieles recibieron ayer el corazón del beato Don Orione, que descansaba en Roma desde su fallecimiento en 1940. La reliquia llegó por la mañana al aeropuerto de Ezeiza custodiada por unos doscientos jóvenes católicos que participaron en el Vaticano de la Jornada Mundial de la Juventud, y fue trasladada, acompañada por una multitudinaria peregrinación, hasta la localidad de Claypole, en el sur del conurbano bonaerense, donde funciona el primer cotolengo fundado por Don Orione en la Argentina. El gobernador Carlos Ruckauf se sumó a la movilización religiosa, al igual que los senadores Antonio Cafiero y Jorge Villaverde �que dejaron de lado, por un momento, el escándalo de las coimas�, para orar por el beato. Consultados por Página/12, dos investigadores analizaron el fenómeno religioso generado por la llegada al país del corazón del sacerdote italiano. �La Iglesia Católica se dio cuenta de que para movilizar a la gente y competir con los grupos evangélicos necesita ofrecer objetos concretos, que operan como manifestaciones concretas de la fe, como puentes entre los fieles y Dios�, analizó Alejandro Frigerio, antropólogo de la religión e investigador del Conicet. �En el contexto actual, de tanto individualismo, desamparo y relaciones humanas rotas, la gente le da al corazón de Don Orione la misma significación que a una imagen de los cantantes Rodrigo o Gilda: se siente contenida por ese símbolo�, explicó Rubén Dri, teólogo y sociólogo de la religión. �El corazón del beato puede funcionar de dos formas: por un lado, transmite el mensaje más ortodoxo porque las reliquias son muy antiguas y esenciales en la religión y, a la vez, sirve para las formas más populares, donde la gente busca objetos milagrosos a los cuales dirigirse en busca de magia y poder�, agregó Frigerio. La mayoría de los fervorosos fieles fueron estudiantes de colegios católicos, devotos del beato y voluntarios de la Obra Don Orione de todo el país. El corazón arribó al cotolengo pasadas las 13 y durante una hora y media el relicario recorrió las calles internas del predio de 70 hectáreas, donde a ambos márgenes los creyentes agitaban banderas papales y argentinas y vivaban el nombre del beato, en medio de entusiastas aplausos. Entre la multitud, también estuvieron los 450 niños, jóvenes y adultos con severas discapacidades mentales y físicas que habitan los 14 pabellos del cotolengo de Claypole. Por la tarde, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Desidero Collino, ofició una multitudinaria misa central en un altar montado sobre un escenario levantado en el campo de deportes del predio. Entre el público estuvo el gobernador Ruckauf. El corazón, que simboliza la persona, la vida y las obras del sacerdote de la orden salesiana ya había visitado la Argentina en 1984, pero esta vez fue traído para ser colocado definitivamente en la iglesia del cotolengo de Claypole. El traslado de la reliquia fue autorizado tras varios años de gestiones, teniendo en cuenta una carta de Don Orione, de 1937, donde afirmaba que �vivo o muerto� quería regresar a la Argentina y un discurso radial en el que el beato manifestó su intención de que sus cenizas fueran depositadas en Claypole. La acción de sus seguidores se ve reflejada en numerosos cotolengos, hogares, escuelas e instituciones religiosas, donde se brinda atención a personas con discapacidades múltiples y chicos abandonados.
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