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 �Lo tenían los que tengo sentados detrás de mí�

Miriam Bordón, la madre del estudiante asesinado, contó cómo la engañaron con pistas falsas, que hacían suponer que su hijo estaba vivo. Después empezaron las amenazas en su casa.

Miriam Bordón habló de los llamados que daban pistas falsas.
Una mujer le aseguró que había llevado a su hijo en auto.


Por Cristian Alarcón 
Desde San Rafael, Mendoza

t.gif (862 bytes) Era muy temprano ayer cuando Miriam Medina, la madre de Sebastián Bordón, contó cómo es que esos diez días en que su hijo estuvo desaparecido vivió pegada a un teléfono, rogando por una buena noticia. �Empezaron a llamar a Moreno, a decir que lo habían visto en diferentes lados �dijo ante el tribunal con la misma voz ronca de siempre� y eran todas mentiras porque a mi hijo lo tenían ellos, siempre lo tuvieron ellos�, dijo y corrió un silencioso frío por la larga fila de acusados. �Lo tenían los que tengo sentados detrás de mí�, acusó. En un extremo la parapsicóloga Amanda Ledesma, acusada por ser la autora de una de esas pistas falsas, se llevó unas uñas rojas a los ojos, conteniendo unas supuestas lágrimas. En el otro el comisario Hugo Trentini, inquieto en su silla de acusado, se dio media vuelta, mirando a su hija y le hizo uno de sus habituales guiños cómplices. Miriam Bordón contó luego que su familia volvió a ser amenazada: �¿Están mami y papi?�, preguntó alguien a un teléfono cuya línea tenía sólo horas. Fue a la madrugada del sábado y a la pregunta psicópata le siguió el inequívoco sonido de una sirena. 
Desde que despidió a su hijo cuando salió en su viaje de egresados hacia Mendoza, Miriam Medina, la madre del estudiante asesinado, siguió la situación por teléfono. Ayer contó que habló con el chico hasta el día anterior de su desaparición, y por lo menos una o dos veces por día. �El llamaba y hablaba con todos, con los hermanos, con nosotros y también íbamos a buscar a la novia, que vivía al lado�, dijo. Hasta el 2 de octubre a las 13.30, cuando al comunicarse con el destacamento de El Nihuil para saber del chico, el cabo Esteban Merelo le contestó: �El atorrante de su hijo me pegó y se escapó�, contó ayer Miriam. Luego habló con la Seccional 38 de San Rafael, y el comisario Trentini le dijo que nada sabía del joven cuando ya había mandado un móvil a buscarlo. Para los jueces esos llamados son claves. En el caso del cabo, le dijo la verdad a la mujer, pero después le mintió a Luis Bordón, cuando llegó a San Rafael y a las 13.48 lo llamó para preguntarle por Sebastián. �No se preocupe, se lo llevan a la Comisaría 38�, le dijo para conformarlo. 
A la declaración testimonial de la madre del estudiante vinieron ayer dos mujeres que han acompañado su reclamo de justicia: Gladys Cabezas, la hermana del fotógrafo asesinado, y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a quien no dejaron entrar al tribunal con su pañuelo blanco. Desde el comienzo del juicio, que está por cumplir una semana, la humilde casa que los Bordón ocupan durante estos dos meses en San Rafael -donde se recibió la amenaza del sábado� está repleta de mujeres: a Miriam también la secunda un grupo de madres de otros chicos víctimas de la Policía Bonaerense y sus pares del interior. Ayer comentaban entre ellas las similitudes que en los casos de sus familiares van encontrando a medida que transcurre este juicio. �El domingo 5 comenzaron las llamadas. Era una mujer, decía que lo había llevado a mi hijo desde el pueblo de Unión �declaró Miriam�. Pero eso era mentira, así lo tenían a mi marido de un lado para otro, cuando no lo buscaban y nunca existió un plan de búsqueda.� 
La inexistencia de ese plan de búsqueda es una pieza fundamental en el juicio en el que el fiscal intenta probar que Bordón fue golpeado y abandonado, hasta dejarlo morir. El lunes, durante la declaración de Luis Bordón, para los jueces quedó claro el nivel de simulación de la policía: el padre del chico contó, y así está demostrado en la causa, que el día 11 de octubre, 24 horas antes de la aparición del cadáver, en la Policía Federal de San Rafael no sabían que se buscaba a un chico desaparecido en El Nihuil. Hacía nueve días que se suponía que la policía mendocina no hacía otra cosa que buscar al estudiante, y asegurar que estaba vivo. El gobernador Arturo Lafalla tenía las renuncias del ministro de Gobierno,Angel Cirasino, y del subjefe de la policía, Ignacio Medina, entre sus planes inmediatos si no le daban noticias del muchacho; y resulta que sus hombres de confianza ni siquiera le habían contado a la Federal que un chico se había perdido en la zona. 
Ayer Miriam Bordón recordó �sobre las huellas que había dejado el lunes Luis� el momento en que el 12 de octubre, el día del cumpleaños de su hijo, se enteró por teléfono de que habían encontrado su cuerpo en un cañadón de la montaña. Ella cruzaba una plaza con su amiga, Graciela Muñiz. Iba apurada a reunirse con la entonces secretaria de Derechos Humanos, Alicia Pierini. Luis Bordón contó: �Fue lo más difícil que tuve que hacer en mi vida. Yo escuchaba los gritos de la gente que corrió a ayudarla, porque se había desvanecido, intentaba que me contestaran pero seguía escuchando esos ruidos y al final tuve que cortar�. Miriam declaró ayer hasta pasado el mediodía. Se paró, de espaldas a los acusados, y antes de dejar la sala les dedicó una mirada, partiendo de un extremo de la fila y hasta el otro, como una ráfaga efectiva.

 


 

EL JUEZ ANTE EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA
Pablo Bruno y el traje celeste

�Desde el año pasado, anímicamente, vengo soportando un valor agregado a mi figura: el de juez torturador�, se quejó el juez Pablo Belisario Bruno, acusado de consentir torturas a presos que estaban detenidos por su presunta participación en el llamado �Robo del Siglo�, ocurrido el 20 de diciembre de 1996, cuando se llevaron más de 18 millones de pesos de la transportadora de caudales Firme SA. Bruno se presentó ayer ante el Consejo de la Magistratura, donde rechazó los cargos que le fueron formulados por los miembros del Tribunal Oral Nº 9. Según los jueces, el custodio Jorge Trillo �quien luego murió ahorcado en la cárcel� había sido sometido a tormentos en una dependencia de la Comisaría 32ª, mientras Bruno se encontraba en una habitación contigua. Como prueba a su favor, el juez cuestionado aportó una fotografía en la cual aparecería con ropas de un color distinto al mencionado en la acusación. 
El juez había sido visto en la comisaría, según alcanzó a declarar Trillo, con un traje �celeste brilloso�. Bruno aportó una fotografía, que le fue entregada por una periodista de un matutino porteño, en la que aparece con un traje gris. Según el magistrado, el documento gráfico pondría en duda lo dicho por Trillo, aunque todavía resta saber si puede acreditarse como válida la supuesta prueba. En la causa por el �Robo del Siglo� quedó probado que también había sido sometido a torturas, incluso con picana eléctrica, el pai umbanda Ides Betancur Martínez. 
�He sido cuestionado de manera falaz y mentirosa. En todo momento se respetaron todas las garantías constitucionales. Siempre me interesó que en un procedimiento en el que yo interviniera, a las personas no les pasara absolutamente nada�, dijo Bruno ante Juan Gersenobitz, miembro del Consejo de la Magistratura. El juez apuntó que en los siete años que lleva en el cargo ordenó �más de 800 detenciones y nunca hubo un cuestionamiento�. 
La declaración de Bruno pasó a un cuarto intermedio hasta el 19 de setiembre, a las 10, cuando se referirá en detalle a las circunstancias en las que le tocó actuar y continuará respondiendo las preguntas de los consejeros, que con posterioridad tendrán que decidir si corresponde la iniciación de un jury de enjuiciamiento. Tras la denuncia realizada por el Tribunal Oral 9, en el primero de los dos juicios realizados para esclarecer el �Robo del Siglo�, se abrió una causa contra el juez Bruno en la que se dio intervención al juez Nelson Jarazo. 
El dinero robado nunca apareció y los supuestos responsables detenidos fueron dejados en libertad o purgaron condenas menores. El Tribunal Oral 9 aplicó la teoría del �fruto del árbol envenenado�, que indica que una acusación no puede ser tomada como válida cuando surge de un acto ilegal.

 

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