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DE LA RUA DIJO QUE SI UN FUNCIONARIO SE CORROMPIO LO ECHARA
�No vamos a apartarnos de la ética�

Como cierre de un día muy agitado, el Presidente respaldó a Alvarez y respondió a los senadores del PJ. De la Rúa aceptó, por primera vez, la posibilidad de que uno de sus hombres pudiera estar implicado en los sobornos. Imagen de unidad en la Alianza.

Fernando de la Rúa y Carlos �Chacho� Alvarez replicaron las acusaciones del senador Augusto Alasino.


Por Fernando Cibeira y Eduardo Tagliaferro

t.gif (862 bytes) Como epílogo de otro día difícil y cargado de versiones, el Gobierno buscó dar una imagen de unidad. El presidente Fernando de la Rúa se presentó junto al vice Carlos �Chacho� Alvarez para desmentir divergencias y lanzar una advertencia. �Se despedirá sin contemplaciones a cualquier funcionario que se aparte de la línea ética�, sostuvo el Presidente, con lo que, por primera vez, contempló la posibilidad de remover a un hombre del Gobierno por el escándalo de las presuntas coimas en el Senado. Hasta ese momento la Casa Rosada era un hervidero, consecuencia de la conferencia de prensa en la que el bloque de senadores del PJ habló de �un golpe de Estado institucional�. De la Rúa y Alvarez mantuvieron reuniones con varios funcionarios, lo que dio pie a rumores de renuncias. Pero no hubo nada eso: el Presidente resolvió aparecer en la foto con el vice y respaldarlo frente a las críticas que le hacen desde el radicalismo.
Como si se hubiera aprendido un libreto, el Presidente reiteró párrafos similares durante la cena de Conciencia. �Hemos llegado al gobierno con las banderas de la ética y la transparencia de las que no vamos a apartarnos ni un ápice�, había remarcado antes, en la Rosada. �La veracidad o no de los hechos que se comentan, corresponderá que la Justicia lo establezca. Garantizamos la total independencia de la Justicia�, sostuvo. A su lado, Alvarez no abrió la boca.
La primera reunión se dio naturalmente. Luego del acto de asunción del secretario de Industria, Javier Tizado, el Presidente se acercó a Alvarez y le preguntó: �¿Tomamos un café?�. Fueron al despacho presidencial y comentaron el entuerto en la Cámara alta. A las 17.30, la televisión traía las primeras imágenes del presidente de la bancada de senadores peronistas, Augusto Alasino, con su desmentida de la existencia de un arrepentido en su bloque, tal como lo sostuvo un matutino porteño en su edición de ayer. Lo que alteró el clima fue cuando Alasino insistió en marcar diferencias entre De la Rúa y Alvarez. Y la mención de que el escándalo buscaba remover al Presidente.
�Es una locura. Están buscando mostrar al Gobierno dividido�, reaccionó De la Rúa. Como respuesta, acordaron que los legisladores salieran a atacar los argumentos de Alasino y a negar fisuras dentro del oficialismo. �Alasino miente porque intenta instalar un eje falso�, opinó el jefe del bloque de diputados de la Alianza, Darío Alessandro, como respuesta a la orden presidencial. �Es una afirmación irresponsable que puede causar mucho daño al país�, agregó. También estaban por allí los diputados radicales Horacio Pernasetti y Jesús Rodríguez. 
Chacho se fue a su oficina en la Rosada mientras que el Presidente siguió conversando con funcionarios. Uno de los primeros en llegar fue el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, que circuló entre un despacho y otro. También pasaron el de Infraestructura, Nicolás Gallo, el de Salud, Héctor Lombardo, el de Justicia, Ricardo Gil Lavedra y el secretario general de la Presidencia, Jorge de la Rúa. A la entrada, los ministros esgrimían sus excusas. �Vengo a traer algo a la firma del Presidente�, dijo uno. Pero la convocatoria se hacía con términos más perentorios. �Venite para acá que esto es un quilombo�, lo azuzó el secretario privado del Presidente, Leonardo Aiello, al ministro Lombardo.
Otro de los que apareció fue Antonio de la Rúa, de camisa blanca, jeans y nuevo bronceado. Más tarde, cayeron en tándem el uno y el dos de la SIDE, Fernando de Santibañes y Darío Richarte. El apremio de Santibañes tenía sus causas: fue señalado como el presunto pagador de las coimas por el supuesto senador arrepentido. Todo este alboroto a horas inusuales, hacía pensar en alguna resolución drástica que ameritase tanta consulta. Aunque en principio se mencionó la posibilidad de que se diera a conocer un comunicado, se decidió que De la Rúa y Alvarez enfrentaran juntos a las cámaras para dar una clara señal de unidad. Según voceros de Gobierno, el Presidente estaba muy molesto por las críticas hacia Chacho que trascendieron de las últimas reuniones del bloque de senadores radicales. Con este gesto, De la Rúa trató de atenuar la andanada nacida en su partido contra el vicepresidente que, incluso, provocó un enfriamiento en la relación entre ambos.
�Queríamos hacer unas declaraciones acerca de los hechos que son de dominio público�, comenzó el Presidente, ante los periodistas, en el Salón de los Bustos. �Con el mandato popular que nos ha sido conferido en la última elección, con Alvarez garantizamos la estabilidad de las instituciones�, dijo en referencia al hipotético golpe señalado por Alasino.
El punto destacado fue cuando advirtió que �si hay alguna prueba contundente contra algún miembro del Gobierno, será separado sin contemplaciones�. La aceptación de la posibilidad de que un funcionario suyo pueda ser removido como consecuencia del escándalo muestra el cambio que el Presidente efectuó en el caso. Cuando surgieron las primeras sospechas y luego de que Alvarez no descartara el hecho, De la Rúa optó por reunirse en Olivos con Alasino y un reducido grupo de senadores justicialistas. Allí calificó las versiones como �absurdas�.
Ayer, el Presidente dio otra visión. �Estamos con el vicepresidente para ratificar la posición asumida desde un primer momento por nuestro gobierno de que el hecho debe ser investigado�, aseguró. �Yo respaldo completamente todo lo actuado por Alvarez, juntos consideramos la importancia de llegar a la verdad�. Y advirtió: �El Senado debe seguir funcionando y si esto no sucede tomaré todos los mecanismos a mi alcance para garantizar las premisas de este gobierno, que son lograr la reactivación económica y terminar con la desocupación�. 
Más allá de la aparición conjunta que intentó desmentir fisuras, los movimientos en el Gobierno continúan al compás de la evolución del caso. Pese a que De la Rúa se iba a una cena benéfica, De Santibañes y Richarte se quedaron en la Rosada con el secretario de Medios, Darío Lopérfido. Alvarez, en tanto, se fue con Alessandro hacia otro encuentro.

 

 

Claves

Los senadores del PJ, encabezados por Augusto Alasino, denunciaron un �golpe de Estado novedoso�, del que responsabilizaron, sin nombrarlo, a Chacho Alvarez. 

El vicepresidente se enojó con Alfonsín, que el martes se presentó con Nosiglia, su tradicional contrincante, en la reunión donde los senadores radicales despotricaron en su contra.

Por la noche, Presidente y vice se esforzaron por alejar el fantasma de la ruptura. De la Rúa avaló lo actuado por Chacho Alvarez desde el principio de la crisis por las coimas del Senado y aseguró que garantizan �la plena vigencia de las instituciones�.

 

 

opinion
Por Martín Granovsky

¿Todos juntos ahora?

Fue tan disparatada la denuncia de Augusto Alasino sobre un complot desestabilizador de Carlos �Chacho� Alvarez contra Fernando de la Rúa que terminó entregando a la dupla mayor de la Alianza la excusa que ésta no encontraba para abroquelarse: un enemigo nítido a combatir. Si quieren, De la Rúa y Alvarez pueden machacar contra el consorcio presidido por Alasino, decir que uno no conspira contra el otro, asumir, como lo hicieron, que la campaña del vice de ningún modo tiene como blanco al Presidente. 
Empezaron a ensayarlo en la tarde de ayer, cuando se presentaron ante los periodistas a la salida de la Casa Rosada, y la imagen de ambos reveló que tendrán que practicar mucho más para que el nuevo producto sea popular. Lucieron duros, tensos, y De la Rúa apeló a un papelito como ayuda-memoria para ser fiel a lo que parecía el comunicado de un acuerdo alcanzado y formalizado solo unos momentos antes. 
Lo cierto es que De la Rúa cambió por segunda vez de posición pública sobre el escándalo de las presuntas coimas. La primera fue cuando, tras negarlas, pidió al Senado que aclare la cuestión. Y la segunda fue ayer, cuando de hecho admitió la chance de que un funcionario del Poder Ejecutivo pueda haber cometido un delito. No lo dijo así, claro. Hasta lo negó. Pero por primera vez sintonizó con Alvarez al abrir la puerta para la hipótesis de que un subordinado suyo pudo haber lubricado a la porción de senadores más soborno-dependientes. 
Si alguien tiene que caer, ahora se abren dos caminos. O la Justicia termina investigando y condenando o, en un terreno más habitual en la política, alguien hace las veces de fusible y renuncia para evitar un costo político mayor al Presidente. 
Una pregunta es si De la Rúa apurará alguna renuncia cuando históricamente, por ejemplo cuando era jefe del gobierno porteño, su estilo consiste más en apostar al desgaste que al despido por decisión suya. 
La segunda pregunta es si hay abroquelamiento posible entre De la Rúa y Alvarez cuando las sospechas fueron transversales y no respetaron ningún límite partidario. Hicieron centro en los peronistas pero alcanzaron a los radicales (en el Senado y el Ejecutivo) y (también en el Ejecutivo) salpicaron a un frepasista. 
La tercera es si este nuevo esquema alcanzará para que el Senado pueda sesionar, teniendo en cuenta que el peronismo no renovó la conducción del bloque y Alvarez no parece dispuesto a sortear la autoridad de José Genoud en el radicalismo explorando el diálogo con nuevos interlocutores.
Cuarta pregunta: ¿cuánto soportará �Chacho� tanta armonía si ve que, otra vez, corre el riesgo de quedar asociado a un escándalo de corrupción?
Y la última: ¿No saben que estamos en la Argentina, un país generoso donde la única sorpresa es un día sin sorpresas?
La ayuda de Alasino, aun envenenada, puede ser insuficiente.

 

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