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ACTOS Y CRITICAS A UN AÑO DE LA TRAGEDIA DE AEROPARQUE
Antorchas para encender el recuerdo

Sobrevivientes, familiares y amigos marcharon e inauguraron una placa con los nombres de los 67 muertos. En los discursos hubo bronca contra la empresa y contra los organismos de control. �La negligencia es un delito�, dijo Aníbal Ibarra.

Se reunieron unas 200 personas: sobrevivientes, familiares, amigos y algunos funcionarios. A los de LAPA se sumaron las víctimas del avión de Austral, en Fray Bentos.

Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) Rita Ramonino detuvo su discurso. Levantó la vista hacia el cielo, respiró profundo y esperó unos segundos para seguir hablando. Todos vieron el odio que se elevaba desde sus ojos hasta clavarse contra el estruendoso fuselaje del avión que levantaba vuelo. Eran las 20.54. Exactamente a esa hora y en ese mismo lugar, Punta Carrasco, hace un año, ocurría una de las peores catástrofes aéreas argentinas: la tragedia de LAPA. Ayer, en un sentido homenaje, alrededor de 200 de sobrevivientes del vuelo 3142 y familiares de las 67 víctimas, acompañados por el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, rindieron homenaje a los fallecidos. La marcha, cubierta de antorchas y encabezada con un enorme cartel que recordaba la tragedia de Austral, en Fray Bentos, y la de LAPA, en la Costanera, se inició en la plazoleta Puerto Argentino, a pocas cuadras de la entrada del Aeroparque Jorge Newbery. �No partimos del aeroparque porque temíamos que cualquiera agarrara un arma y quemara a alguien de LAPA�, dijo el ingeniero Oscar Nóbile, uno de los sobrevivientes.
Fue un cortejo fúnebre. �Una visita al cementerio�, fue la seca metáfora de Angeles Schteinschnaider, cuñada del arquitecto José Angel Rey, fallecido a los 42 años dentro del 737/200 de LAPA. Los participantes comenzaron a congregarse a partir de las 19. El lugar, la plaza Puerto Argentino, abierta después del desalojo del Ski Ranch de Fasi Lavalle, sobre la Costanera y frente al aeroparque. Poco a poco fueron llegando, separados en pequeños grupos, dispersos. Familiares de víctimas de la tragedia de Austral, la madre y la abuela de Ariel Nadal, de Sebastián y Gabriel, víctimas de accidentes de tránsito. Hacían causa común contra la impunidad. �A cualquiera le puede pasar, nadie está a salvo�, decía uno de ellos.
Los familiares de la tragedia de LAPA eran fácilmente distinguibles: llevaban pegado contra su pecho un adhesivo en el que podía leerse: �LAPA LA PARCA. La peor opción�, y debajo el fuselaje de un avión clavado en la tierra, rodeado por lápidas y la figura negra de la encapotada mujer de la hoz. Los sobrevivientes también: llevaban las marcas en su cuerpo, como las manos enguantadas de Oscar Nóbile que ocultaban los estragos que dejó el fuego. La marcha comenzó a las 19.50, a paso lento. En silencio, sólo interrumpido por las miradas de odio que se elevaban cada vez que atronaba el cielo. �Nos estamos habituando a revivir lo que nos pasó. Cada vez que oímos un avión, por dentro nos pasa algo raro�, dijo Natalia López Figueroa. A su lado, María Elizondo llevaba un cartel con la leyenda: �0800-88 MATAR. 22 meses sin respuesta de Austral�.
Todos llevaban antorchas, distribuidas por el gobierno porteño. El recorrido fue custodiado por dos patrulleros, cuatro motos y dos policías de la Montada, además de miembros de Defensa Civil y de la Guardia de Auxilio municipal. A las 20.24, el cortejo se detuvo durante siete minutos frente a la estación de servicio Esso, uno de los puntos de riesgo más criticados después de la tragedia. A las 20.36, la columna alcanzó la puerta del complejo Punta Carrasco. Allí fueron recibidos por Aníbal Ibarra y su secretario de Gobierno, Raúl Fernández, ubicados junto a una placa recordatoria con los nombres de las 67 víctimas.
Ibarra descubrió la placa y colocó una ofrenda floral. Una oración ecuménica, el Coro del Mercosur, y cuatro hombres del Regimiento de Patricios, rindieron honores como preludio. Hasta que llegó el turno de Rita Romanino. Eran las 20.54. A esa misma hora, en la ciudad de Córdoba, una multitud se reunía en la explanada de la Catedral, acompañados por el gobernador José de la Sota, para rendir homenaje a sus muertos. En ambos actos, LAPA y la Fuerza Aérea, encargada del control de seguridad de los vuelos comerciales, fueron criticados con mucha dureza. En la Costanera, a un costado de la puerta del complejo Punta Carrasco, detrás de la verja, una gran bandera argentina cubría el talud donde terminó su recorrido el737/200 de LAPA, después de recorrer la pista y atravesar la avenida, arrasando con todo a su paso.
�LAPA intentó sacar ventajas económicas y presionó en función de la necesidad a nuestros familiares para que firmaran recibos tramposos�, leyó Nóbile, desde el atril. Segundos antes, debió interrumpir su discurso. Todos miraron hacia arriba con odio. Llegó el turno de Ibarra. �Vengo para estar con ustedes, para acompañarlos�, dijo el jefe de Gobierno. �Durante este año, en el que han caminado solos, se han cruzado con intereses económicos, corporativos y corruptos. No acepto el argumento de que la vida humana está librada al azar. Porque una cadena de errores no es azar, al menos es negligencia. Y la negligencia es un delito.�
Después, cuando el acto concluyó, todos volvieron a mirar con odio hacia el cielo.

 

 

�Se culpó a los pajaritos�

Del discurso pronunciado por Rita Romanino, de familiares de víctimas de la tragedia de LAPA.
�Se culpó a supuestos pajaritos, que habrían entrado en la turbina. A lo oneroso del impuesto docente que no dejó dinero para el mantenimiento. A los pilotos. Y también, como nos dijo Andrés Deutsch a los familiares, �a los designios de Dios�.�
�La tragedia no fue un accidente. Fue la consecuencia lógica que podría esperarse de un sistema perverso que prioriza la rentabilidad de las empresas de aviación a costa de vidas humanas.�
�... empresas a las que les resulta más redituable pagar por �pasajeros muertos� que invertir en seguridad y control. Porque se ven beneficiadas por un Código Aeronáutico obsoleto...�
�La Fuerza Aérea Argentina... en su condición de �juez y parte�, hace que resulte dudosa su objetividad, hecho que quedó demostrado cuando por la tragedia de Austral del 10 de octubre de 1997, la Fuerza Aérea Uruguaya detectó 32 fallas en el avión, mientras que la Fuerza Aérea Argentina no encontró ninguna y responsabilizó a �la tormenta� y �al piloto�.�
Del discurso pronunciado por Oscar Nóbile, uno de los sobrevivientes de la tragedia.
�Tampoco olvidaremos a la empresa LAPA principal responsable del accidente: por su falta de solidaridad, por su falta de comprensión, por su falta de compromiso, por su falta de capacidad humana.�
�Acusamos a la Fuerza Aérea Argentina de haber ocasionado el colapsado sistema aéreo civil.�
�(LAPA) no escatima recursos en publicidad. No tiene patrimonio para cubrir 60 millones de pesos que le embargó el juez, pero ostenta la supuesta compra de aviones. LAPA sólo tiene un ínfimo patrimonio... Todo lo demás es mentira�.

Renunció el perito

El subsecretario de Coordinación del Ministerio de Educación Raúl Mariscotti renunció como perito de parte de la empresa LAPA en la causa que investiga el accidente ocurrido hace un año en la Costanera. Página/12 reveló el lunes que el funcionario �que además de integrar el gabinete de Juan José Llach es su primo hermano� trabajaba también como perito contador en representación de esa empresa de aviación, y que la Oficina Anticorrupción había señalado esto como una incompatibilidad en relación a la Ley de Ministerios. En el escrito de renuncia presentado ayer ante el juez Gustavo Literas, Mariscotti afirmó que tomó esa decisión �atento el estado público que ha tomado mi intervención como perito de LAPA�, aunque señaló que está �absolutamente convencido� de que no tiene �impedimento alguno para cumplir ambas funciones�. En diálogo con este diario, el funcionario explicó que renunció �por tranquilidad y para evitar todo tipo de duda�. Insistió en que en este caso �no hay intereses del Estado en juego� y por lo tanto �no hay incompatibilidad�. Mariscotti sostiene que se asesoró bien antes de asumir en el cargo, hecho posterior a su intervención en la causa. Y se sinceró al afirmar que no puede prescindir de los ingresos que obtiene en la actividad privada (es doctor en ciencias económicas) porque �son superiores� a su sueldo de subsecretario. 

 

 

Los sobrevivientes en el lugar

�Vine a recordar�

�Vine a volver a recordar todo lo que viví pero también para seguir luchando. Yo viajaba en el asiento 16 A, iba a Córdoba por una licitación en una planta automotriz. Antes de subir al avión vimos la gente sobre la turbina y me acuerdo de alguna broma. Alcancé a ver la punta del avión que se levantaba: quedó suspendido en el aire y vino el golpe infernal. No dormí durante días, puedo contar mil cosas de ese momento pero lo que se vivió ahí es un infierno: ver cuerpos quemados moviéndose y la impotencia de no poder hacer nada. Para LAPA fue un accidente más, y le echan la culpa al piloto, pero la responsabilidad es de ellos. Esperaron hasta ayer para anunciar, justo cuando se cumplía el año, que ahora quieren arreglar el Aeroparque.�


�Siento impotencia�

�Ese día prendí la tele y había un flash con el avión en llamas. José Angel Rey, mi marido viajaba por trabajo. Yo estaba a punto de comenzar a llamar a los compañeritos de mi hijo Federico para invitarlos al cumpleaños, el 3 cumplía 12 años. Pero el día del cumpleaños enterramos a mi esposo. Hoy es la primera vez que me sumo a algún acto de este tipo, no sé si fue muy pensado o por un impulso. Siento mucha impotencia. Acá no ha cambiado nada. La estación de servicio sigue estando ahí después de un año. Los de LAPA recién después de seis meses del accidente me ofrecieron asistencia psicológica. No tengo fuerzas para nada, ni para protestar, la poca fuerza que me quedó la usé para trabajar por mis hijos de 16 y 12 años.�

�Replanteé toda mi vida�

�Recién ahora te van cayendo las fichas, como dicen los psicólogos. A mí me importa un carajo si el piloto sabía o no sabía manejar. Yo me subí para viajar y no para ver a 60 personas quemándose vivas. Siete meses después del accidente, LAPA me mandó una carta ofreciéndome colaboración, recién siete meses después. Yo viajaba a Córdoba como auditor del Banco Tornquist, pero después del accidente no pude volver a trabajar más. Quedé bajo tratamiento psicológico. Las consecuencias son muy costosas: me volví paranoico, tuve insomnio, angustias, aún tengo pesadillas de explosiones. En lo personal me replanteé toda mi vida, el acelere, ya no quiero más estar en una oficina. Hasta antes del accidente fue una etapa y ésta es otra absolutamente distinta.�

 

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