Por Horacio Cecchi
Con un insólito festejo y honores propios de un héroe institucional, el procesado cabo Alberto Agustín Castillo fue recibido tras ser excarcelado, el miércoles pasado, por familiares, camaradas y superiores de la Bonaerense de San Nicolás. Castillo había sido detenido porque su imagen aparece en una foto, tomada por este diario instantes después de concluida la masacre de Villa Ramallo, portando el bolso donde los delincuentes guardaron el handy utilizado para las comunicaciones paralelas con la policía, según reconoció la sobreviviente Flora Lacave. Después de 19 días tras las rejas, Castillo salió en libertad porque los investigadores no hallaron las pruebas suficientes como para considerarlo un integrante de la banda, pero sigue procesado por encubrimiento y ocultamiento de la prueba que demuestra la vinculación policial con la banda. La Justicia sospecha que Castillo conoce la suerte corrida por el bolso y el handy en su interior. Lo insólito del festejo corrió por cuenta del jefe de la Departamental de Seguridad, comisario inspector José Ferrari, quien recibió al cabo procesado en su propio despacho, rodeado por una multitud que aplaudía y posando a su lado para las fotos. Para no dejar dudas de su posición respecto de la Justicia, Ferrari aseguró a los medios presentes: �Le había hecho la promesa a mi gente que si no lo excarcelaban a Castillo, yo renunciaba a esta Jefatura�.
El cabo del Comando Radioeléctrico de San Nicolás, Alberto Castillo, fue detenido el 11 de agosto pasado (ver aparte) en un operativo policial fuera de lo común. Fuera de lo común, porque en la investigación sobre el asalto y la responsabilidad policial en la masacre, la Policía Bonaerense había sido apartada por el juez Carlos Villafuerte Ruzo, por ser parte sospechada en la materia.
El 11 de agosto, a las 16, el juez expidió la orden de detención, basándose en los informes de la misma policía: �Castillo entra de guardia (al Comando Radioeléctrico) a las ocho de la noche�, indicaron. Pero a las siete de la tarde, un llamado de la Departamental advirtió: �Hubo un error. Castillo entra a las ocho, pero de la mañana�. Sorry.
Durante más de doce horas, los investigadores cortaron clavos con los dientes, hasta que Castillo apareció por la guardia. Curiosamente, minutos antes, el abogado Eduardo Ocariz, defensor de algunos de los policías ya detenidos, apareció de visita por la Departamental. �¿Cómo se enteró�, se preguntaban en el círculo cerrado de los investigadores. Castillo llevaba un bolsito, semejante pero no igual al que aparece en la foto (ver aparte). Finalmente, no se hallaron pruebas de que el cabo perteneciera a la banda, y fue excarcelado por falta de mérito en su vinculación como integrante de la banda. Pero Castillo sigue estando sospechado porque Flora reconoció el bolso de la foto, y procesado por encubrimiento y ocultamiento de pruebas.
Pese a la carátula, el miércoles pasado un patrullero recogió al cabo Castillo de la puerta del juzgado. Hubo emotivos abrazos en la puerta misma. Pero la cosa siguió en el despacho del jefe de la Departamental local. �Luego vino un masivo ingreso al despacho del comisario inspector Ferrari, donde se vivieron escenas conmovedoras�, relata el cronista del diario El Norte, de San Nicolás, presente en el lugar en una nota titulada �Alberto Castillo cantó �libertad��. Ferrari posó junto al cabo en las fotos, para después declarar: �Estoy contento, muy contento, porque se ha hecho en parte justicia. Y digo en parte, porque sigue vigente un presunto encubrimiento... pero estoy contento por la libertad de un hombre que es inocente de todo�. Pero fue otro comentario el que provocó �un profundo malestar� en los ámbitos tribunalicios, según señaló una fuente local a Página/12. �En un momento, la foto tuvo fuerzas �insistió Ferrari en medio de los vítores y aplausos� y nos hizo dudar a todos un poco, pero fue muy breve ese relumbrón engañador. Sí, yo quisiera conocer al que manejó una hipótesis que dejó mucho que desear.�
�¿Cuál es la situación interna de Castillo? �preguntó ayer este diario a Ferrari.
�Está en disponibilidad �respondió el jefe de la Departamental.
�¿No es demasiado jugado que usted lo reciba en su despacho?
�Para mí es un paisanito de mi fuerza. Yo estoy seguro de su inocencia.
�Pero está procesado. ¿Usted no debería dar un paso al costado?
�Como jefe, yo tengo que salir a defender a mis hombres si son inocentes.
Poco antes de la comunicación con Ferrari, este diario mantuvo otra conversación telefónica: �Es una vergüenza. Están encubriéndose. Mientras yo siga en pie, no sé a quién le voy a pedir, pero voy a seguir luchando. No entiendo todo este festejo. Para mí representa mucho dolor�.
Después, Flora Lacave colgó el teléfono.
La historia de la foto
Por H.C.
El 12 de agosto pasado, Página/12 publicó en tapa la foto en la que Castillo corre con un bolso hacia un patrullero. La imagen fue tomada instantes después de finalizada la masacre de Villa Ramallo. Según reconoció Flora Lacave, se trata del mismo bolso en el que la banda ocultó el handy utilizado para mantener negociaciones paralelas y demuestra la vinculación policial con la banda. La foto, proporcionada por este diario a la Justicia, derivó en la detención del cabo de los radioeléctricos nicoleños. Imputado por asociación ilícita y encubrimiento y ocultamiento de pruebas, finalmente fue excarcelado. La razón: no está probado que integrara la banda. Pero la Justicia sigue con fuertes sospechas de que Castillo conoce la suerte corrida por el bolso, y por eso sigue procesado por ocultamiento de prueba y encubrimiento, delitos excarcelables, pero delitos al fin. Tras la publicación de la foto, se sucedieron amenazas telefónicas al fotógrafo Jorge Larrosa. Este cronista recibió el llamado del comisario Ferrari. �Trabajo por la verdad y para la defensa�, dijo. Estaba interesado en los detalles de la foto. Su festejo cayó en los tribunales como un balde de agua fría. �Está atacando la medida cautelar�, señaló una fuente cercana a la investigación. �Las averiguaciones que hizo fueron consideradas como investigaciones paralelas. Le pidieron que se abstuviera.� |
Los policías involucrados
Por H.C.
Siete hombres de la Bonaerense están vinculados al caso Villa Ramallo. El comisario Alfredo Biardo, ex jefe de la Departamental y de todo el operativo policial, y el comisario Omar Isaías, a cargo del desastroso operativo de recolección de pruebas, fueron procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Otros dos pertenecen al ex GEO: el cabo primero Carlos Aravena y el sargento Ramón Leiva. Ambos detenidos, procesados por intento de homicidio y homicidio, respectivamente. Una bala disparada por Aravena hirió al contador Carlos Santillán. Otra disparada por Leiva le dio muerte. Los cuatro están procesados en la causa 1080, que investiga la masacre. Los otros tres pertenecen al polémico Comando Radioeléctrico. El suboficial Oscar Parodi, ubicado junto a la puerta del banco, a unas tres cuadras de su puesto, fue uno de los primeros en disparar y, según las pericias de Gendarmería, dio muerte al gerente Carlos Chaves y también está detenido y procesado en la 1080. El cabo Aldo Cabral está acusado de integrar la banda, en su vivienda se encontró un croquis del banco, y se encuentra detenido. En otra de las fotos publicadas por este diario, Cabral se encuentra en el patrullero, junto al procesado y excarcelado cabo Alberto Castillo. La imagen se realizó momentos antes de la que muestra a Castillo corriendo hacia el patrullero con el bolso en su mano. |
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